“Ni patria ni banderas / ni raza ni religión / ni límites ni fronteras / extranjero soy”

Enrique Bunbury. El Extranjero

Con redoble de timbales, contenemos todos la respiración para ver qué sucede en Luxemburgo el próximo jueves. Todos con el hálito en vilo. Unos por una cosa y otros por la contraria. La formación de gobierno, el Tribunal Supremo, los catalanes de uno y otro signo y cada uno por sus motivos, todos pendientes de Luxemburgo.

En puridad sólo caben tres posibilidades en cuanto a la postura que adopte el TJUE ese día: A) que no se pronuncie, al considerar que ya no es necesario; una solución que le dejó abierta el propio abogado general; B) que considere que existía inmunidad parlamentaria desde la proclamación como electos ―dejando claro que se hubiera precisado suplicatorio o sin decirlo, que son supuestos distintos―, y C) que diga que no existía la inmunidad parlamentaria y le dé la razón a Llarena, a Marchena y al Supremo en verso.

La cuestión es, desde luego, muy importante para el afectado, que lleva ya un largo tiempo en prisión, pero también lo es para cuestiones tan relevantes como la próxima formación de gobierno, el futuro de Puigdemont, las ambiciones personales de Marchena o las próximas elecciones catalanas, sus candidatos y su resultado, y ese panorama, a su vez, incide sobre la formación de gobierno y éste sobre el futuro de Marchena y, así, en una pescadilla que se muerde la cola hasta el infinito matemático. Si sucede A, ¿qué decisión tomará ERC respecto a su abstención? ¿diferente a si se produce B? Todo esto no se parecería a un complejo enunciado matemático si hubiera sobre la mesa más principios que tacticismo político, intereses particulares quizá vestidos de futuros electorales y tantas otras cosas.

El planteamiento más neutro es el nominado como A, es decir, que el TJUE deje la cosa en veremos, le compre la frase a Szpuna y nos envíe, de oca a oca, hasta febrero en que se vea obligado a contestar, esta vez sí, a la misma pregunta presentada por Puigdemont. ¿Esto es bueno o malo para esa abstención y la formación de gobierno? Yo tiendo a pensar que sería positivo, dejaría el terreno en tablas, pero ya hace mucho que no me atrevo a analizar usando la mera lógica el tablero. También sería, quizá, lo mejor por el momento para Marchena y Cía., ya que, como cree mucha puñeta, se pasó de listo presentando esta cuestión al TJUE con el único objeto de dejar fuera de juego al Tribunal Constitucional y, sólo quizá, de neutralizar lo que él pudiera considerar movimientos peligrosos de Conde-Pumpido para ganarle por la mano en sus metas.

La cuestión es muy importante para cuestiones tan relevantes como la próxima formación de gobierno, el futuro de Puigdemont, las ambiciones personales de Marchena o las próximas elecciones catalanas

Si sucede B, entonces... entonces el quilombo está servido. Si Luxemburgo considera de forma taxativa que Junqueras tenía inmunidad y que esa inmunidad impedía al Tribunal Supremo o dictar sentencia o ejecutarla... las carnes del país se van a abrir, las togas se van a rasgar, Marchena se va a estrellar y ¿cómo va a afectar esto a la formación de gobierno? No sé decirles. En principio debería ser un buen paso que sirviera en bandeja ese descarrilamiento de la malhadada vía penal emprendida por Maza, que nunca fue apoyada por el PSOE. Esta opción tiene a su vez diferentes subproductos. Podría ser que el TJUE mencionara que existía esa inmunidad pero que no se refiera expresamente a la necesidad de haber solicitado suplicatorio. Este escenario lo esperan agazapados en la Fiscalía del Tribunal Supremo que está dispuesta a defender entonces, contra viento y marea, que si existe inmunidad ésta se refiere al periodo de sesiones y que, además, ya estaba procesado por lo que haberse presentado para lograr tal inmunidad no fue sino un fraude de ley. Si, por contra, el tribunal europeo fuera muy directo y afirmara la necesidad de que Junqueras se convierta en europarlamentario y sea preciso solicitar un suplicatorio a la cámara, esto tampoco sucedería de forma inmediata. Primero vendrá el leo y analizo la sentencia, luego el cómo se interpreta aquí lo que ésta contenga porque aquí se considera, como les he dicho, si esa inmunidad se dice que rige como en las normas del país, aquí sólo es preciso suplicatorio para imputar o procesar pero no cuando esto ya ha sucedido. Junqueras ya estaba en pleno juicio cuando esto sucede. Es decir, que las estructuras judiciales se van a resistir como gato panza arriba y que esto traería cola para Junqueras mientras que Puigdemont ya sabría su destino pero, eso sí, sin estar en prisión. ¿Cómo afectaría esto a una investidura siendo cierto que ambas formaciones se miran de reojo antes de moverse en Madrid, por lo que pudiera suceder en las urnas catalanas?

Puede que yo sea un analista nefasta, no lo niego, pero esgrimo en mi descargo que hemos llegado a un punto en que los intereses partidistas, particulares, personales, el juego al punto, las interacciones, la necesidad de actuar como reacción al otro y no por propia convicción, los enredos y la casuística, incluso el capricho, son tan variados que no sé si ni siquiera un ordenador cuántico sería capaz de darnos una respuesta única y segura.

Así pues, todos contienen el aliento mientras llega el jueves y... y otros millones cantan villancicos y compran y compran los peces en el río sin que todo esto les importe en verdad una higa. Las cosas como son.