En 1994, se descubrió bien cerca de nuestro país una cueva en la región de Ardèche, en el sur de Francia, una cueva llena de pinturas rupestres magníficas. En la mayoría de imágenes pintadas por los humanos durante el Paleolítico, se reproducen animales de caza (bisontes, caballos, ciervos...), y por eso, sorprendió que las pinturas de esta cueva, fechada por los alrededores del 30.000 a 32.000 años antes de nuestra era, representen, con elevado realismo, depredadores, hienas, chutes y... ¡muchos leones! La cueva de los leones en Chauvet-Pont d'Arc, muestra un magnífico conjunto de pinturas sobre la roca, con un trazo excelente y un detalle exquisito por las formas animales; se pueden exactamente distinguir hasta los músculos faciales de este carnívoro poderoso y peligroso.

lleo

Imagen de las pinturas rupestres de la cueva de Chauvet-Pont d'Arc / Fuente: Mediathèque, Grands Sites Archéologiques, Musée d'Archéologie Nationale, Francia

Esta es, hasta ahora, la muestra más antigua de arte humano mostrando a quién los humanos consideramos el rey de todos los animales, el rey león. Fijémonos, sin embargo, en que podemos reconocer los leones aunque les falta una de las señales que consideramos más característicos, la crin que adorna a los machos de esta especie (Panthera leo). Hay crines claras, del mismo color que el resto del pelo, y también de color pardusco.

Quizás os sorprenderá saber que la crin no era una característica común a todos los leones. Se considera que los leones inicialmente no tenían crin (cómo tampoco la tienen otros felinos del mismo género, como las panteras y jaguares), y que hace entre 300.000-200.000 años surgieron, por mutación, los primeros leones con crin. Estos fueron ganando terreno hasta que hace unos 10.000 años, se extinguieron los leones que no tenían. Así, estos leones de hace 30.000 años del sur de Europa, representados en esta cueva, seguramente no tenían. En cambio, en representaciones más próximas en el tiempo, por ejemplo, en las escenas de caza de leones de los bajos relieves asirios del palacio en Nínive d'Assurbanipal (ahora se encuentran repartidas por varios museos, como el Museo Británico), podéis observar leones con una considerable y rizada crin. También hay leonas, y a mí me emociona una figura en particular, la de la leona herida, en la que el escultor refleja toda la fuerza del gran animal abatido, pero todavía rugiendo.

Nos podemos preguntar por qué tienen crin los leones. No está muy claro, y en ciencia no siempre es fácil hacer inferencias a posteriori, pero la hipótesis más aceptada es que, por una parte, protegerían los cuellos de los machos en las peleas entre ellos, y de la otra, parece que un macho con crin es más atractivo para las hembras, particularmente cuándo hay contraste de color entre el color del pelo dorado y la crin parda.

Los leones, sin embargo, han perdido mucho terreno ante la intrusión humana. Era uno de los mamíferos con una distribución más extensa. Se calcula que en el Pleistoceno, los leones ocupaban África, parte de Europa y casi toda Asia, desde donde parece que cruzaron el estrecho de Bering y ocuparon el continente americano, llegando hasta Perú. Pero los humanos los hemos ido eliminando y combatiendo, con una mezcla de miedo y respeto, haciéndoles formar parte de nuestra mitología. Asiria, Egipto, Grecia... todas las grandes civilizaciones del pasado han usado la figura majestuosa del león como icono de poder y de valentía. Recordad que la primera de las doce tareas que pusieron a prueba a Hércules era matar el león de Nemea, que tenía atemorizados todos los habitantes de esta región griega. Las poblaciones de leones han ido disminuyendo tanto, que las que quedan en unas pocas regiones de la India son altamente consanguíneas y ya muestran señales de enfermedades genéticas recesivas (que se hacen mucho más prevalentes cuando hay una consanguinidad elevada y todos los animales están emparentados). Por ejemplo, se ha detectado que tienen defectos craneales, bajo nivel de testosterona y movilidad muy reducida del esperma y, por lo tanto, están condenados a la extinción.

Pues bien, un trabajo de investigación publicado recientemente por investigadores del Instituto de Biología Evolutiva, en Barcelona, en colaboración con otros grupos de investigación internacionales, han secuenciado el genoma del león. En este trabajo, investigan si hay diferencias genéticas y evolutivas significativas entre los leones de las cuevas (extinguidos hace ya unos 14.000 años y estudiados mediante restos fósiles encontrados en cuevas, como la de Chauvet), diferentes poblaciones extinguidas entre los siglos XV y XX, y varias muestras de leones actuales de Asia, y de varias regiones de África (del norte, oeste, y del sur). Este análisis, a partir de muestras de piel y de hueso de 20 leones diferentes, permiten hacer una visión bastante esmerada de la diversidad genética actual. Por ejemplo, los leones de las cuevas (que no tienen crin, y están extinguidos) son relativamente diferentes de los leones de poblaciones que se extinguieron hace pocos siglos y de los actuales (se ha calculado que divergieron hace unos 500.000 años). Dentro de este grupo, los leones asiáticos están un poco más emparentados con los leones del oeste y centro de África, y los más divergentes de los leones actuales son los del este y sur de África (estos, con la crin parda). Estos datos genéticos nos indican que aunque las poblaciones de leones han disminuido, se puede intentar mantener su diversidad. En el caso de las poblaciones de leones del norte de África que presentan peligro de extinción se podría pensar en realizar algunos cruces controlados con los leones africanos del oeste, más próximos genéticamente que no los de la población india, con el fin de introducir nuevas variantes y disminuir la probabilidad de que se extingan definitivamente. Sin embargo, este tipo de acciones tienen que estar muy bien pensadas y diseñadas para tener en cuenta todos los factores, además de los genéticos.

Todos estos datos de los genomas son públicos, como también lo son los de gatos, perros, vacas, caballos o elefantes... Queda para otro día hablar de los genes y variantes genéticas que determinan que el pelaje de los felinos sea más oscuro o más claro, blanco, manchado, a rayas como el de los tigres, o pecoso como el de los leopardos. Como veis, ¡la genética del rey león da mucho juego!