El reggaetón como estilo musical se ha tildado de vengativo, machista, embrujado y vanidoso. La revista jesuita America ha difundido ahora que esta música, conocida por su vulgaridad argumental y potencia rítmica, también tiene raíces religiosas: resulta que nació como estilo próximo a Dios y se inspiraba en cuestiones espirituales. Por un lado proliferan youtubers provenientes del cristianismo que defienden que el reggaetón está prohibido por la Biblia porque sería una música pecaminosa cargada por el Demonio. Otros, en cambio, sostienen que los orígenes son puramente religiosos y que tras una aparente frivolidad subyace un deseo de vínculo y de espiritualidad, una búsqueda de "vibras" o buenas vibraciones y una voluntad de acercarse a Dios. La palabra viene de "reggae" y "maratón". Daddy Yankee y Dj Playero la utilizaron por primera vez en Puerto Rico en 1992. Los académicos intentan definir el nacimiento del reggaetón, en la Universidad de Harvard Wayne Marshall, etnomusicólogo, dedica horas a esta tarea pero todavía no hay unanimidad entre los investigadores que indagan en la transparencia emocional y la vulnerabilidad que se expone con esta música. Tradiciones paganas también sitúan este estilo proveniente del reggae con una clara voluntad religiosa pagana, para adorar al último emperador Selassie que se hacía nombrar rey de reyes, un auténtico Dios para su pueblo. El merchandising vinculado a la religión y al reggaetón ya ha llegado y abundan canales de reggaetón cristiano, camisetas con frases tipos "Dios bendiga el reggaetón" y cantantes conocidos que confiesan ser creyentes y hacer este tipo de música por inspiración divina. Nicky Jam, Ezequiel o Anuel AA son algunos. Ozuna por ejemplo ha hecho una especie de conversión y en las entrevistas que le hacen responde siempre que hace lo que hace porque tiene una "misión de Dios".

El reggaetón es un ritmo problemático. Las letras del reggaetón incomodan a las personas que apostamos por la dignidad de la mujer, y que no nos consideramos floreros, objetos de conquista o meros símbolos sexuales. La paradoja de este estilo es que seduce y gusta si se escucha o se baila, pero da rabia si se lee atentamente la letra. Uno de los clásicos hits ha estado Daddy Yankee (Gasolina), siguiendo un ritmo dembow (jamaicano), que provoca que las caderas se muevan y que la gente enloquece pero la letra del cual no pasaría un test de género. Desde dentro de este estilo, sin embargo, han aparecido Tensa, Tremenda Jauría, Tribade, Pupilas, Miss Bolivia, Jazzwoman u otras cantantes que utilizan el reggaetón desde una perspectiva igualitaria y feminista. Esta música mueve esqueletos, remueve conciencias y sacude estructuras. Los adversarios de este estilo creen que afecta al cerebro y lo insta a consumir sustancias, a tener falta de autoestima y a trastornos diversos. Los que lo defienden alaban la capacidad rítmica, la universalidad de la propuesta musical y el vínculo indiscutible con la mentalidad de la gente joven. Según la plataforma Spotify, la mayoría de gente que escucha esta música tiene entre 18 y 25 años. Dentro de poco serán los que asumirán el mando del mundo. ¿Cambiando las letras quizás se puede mantener esta magia? En ellos está la respuesta. Por ahora, la música sigue sonando, este estilo sigue triunfando y el sesgo de desigualdad de género se está corrigiendo por la presión social. La gente baila, disfruta y se desinhibe, pero también escucha, mejora y corrige.