El Cercle d'Economia ha hecho esta semana una declaración política, más atrevida de lo que solía hasta ahora, en la que carga muy duramente contra los gobiernos de Barcelona y de Catalunya, a los cuales acusa de "no tener definido un modelo de prosperidad". Y resulta que teniendo mucha razón en algunas de las afirmaciones que hace, resulta que el Cercle participó activamente a propiciar la situación que ahora tanto lamenta.

Tiene razón el Cercle cuando dice que "ni Barcelona ni Catalunya disponen de un modelo de prosperidad compartido", que "podemos quedar atrapados en una espiral de irrelevancia económica, de decadencia lenta pero inexorable," que "las sociedades despistadas pierden oportunidades que son muy difíciles de recuperar" y que "es gracias al crecimiento que el nivel de vida y el bienestar de los ciudadanos ha podido mejorar", y que, por lo tanto, "la apología del decrecimiento es una irresponsabilidad".

El Cercle d'Economia apostó por el españolismo de Colau contra los independentistas y resulta que los independentistas no hacen la independencia, pero Colau sí aplica un modelo económico de decrecimiento que afecta al conjunto del país

En el fondo, el ataque tiene como principal destinatario el Ayuntamiento de Barcelona, que es quien de verdad está llevando a cabo lo que el Cercle describe como "un modelo de desarrollo económico fuertemente ideológico con falta de pragmatismo", pero resulta que Ada Colau lo puede hacer porque fracasó la operación del establishment barcelonés, en la que participó activamente el Cercle d'Economia para que Manuel Valls fuera el alcalde antiindependentista que querían. Y después del fracaso, Valls hizo alcaldesa a Colau, siguiendo dos viejas consignas castellanas: "“De lo perdido, saca lo que puedas” y “España, antes roja que rota”, aplicada a Barcelona.

Seguramente, con Ernest Maragall de alcalde, un hombre que ha vivido y trabajado la mayor parte de su vida en la sede municipal de la plaza de Sant Jaume, el Eixample no ofrecería el aspecto que ofrece y que indigna a tantos vecinos. Y su proyecto de Gobierno municipal no sería tan contradictorio con el que su hermano, Pasqual Maragall, sedujo a todo el mundo. Son precisamente los cerebros socialistas que acompañaron a Pasqual Maragall los que ahora se escandalizan pora todo lo que está haciendo Ada Colau, por cierto, con el imprescindible apoyo del PSC, y que tanto lamenta el Cercle d'Economia con lágrimas de cocodrilo. Para ser honesto, el Cercle tendría que pedir perdón.

El Cercle d'Economia apostó por el españolismo de Colau para evitar malos mayores y resulta que los independentistas no hacen la independencia, pero Colau se ha encontrado una bandera que engancha a muchísima gente y que sí que se aplica cotidianamente determinando el modelo económico de Barcelona y de rebote del resto del país.

"Pedimos coraje político y sentido de país", proclama el Cercle en su declaración, cuando sabe que el principal obstáculo al progreso de Catalunya son y han sido siempre las trabas que impone un Estado estúpidamente hostil

Y como el establishment barcelonés -podríamos decir los establishments porque tampoco se ponen de acuerdo- se está movilizando ahora para constituir una candidatura alternativa a la de la alcaldesa Colau, el Cercle d'Economia se presta a la campaña con una declaración que se puede resumir ni indepes, ni comunes.

El Cercle d'Economia es una institución privada que tiene todo el derecho a defender las posiciones políticas que considere, pero si nos debemos remontar a sus principios fundacionales, y sobre todo d mantenebeerse fiel a la figura de Jaume Vicens Vives, entonces no se puede presentar con este aire independiente del que tanto se enorgullece. ¿Se atreve el Círculo a hacer al Gobierno del Estado la misma crítica que hace a los gobiernos locales? Razones no le faltan. El principal problema para el progreso de Catalunya depende de decisiones del Gobierno del Estado, sobre todo con respecto a las infraestructuras y en su nota de opinión pasan de puntillas. Se quejan del aeropuerto cuando ha sido el Gobierno del Estado quien ha decidido no hacer la ampliación sin muchas explicaciones. Del escándalo del Tribunal de Cuentas no dice ni mu, cuando la represión del Estado ha sido un factor que ha contribuido más que ningún otro a la inestabilidad política y, de rebote, a la incertidumbre económica. Presume el Cercle de haber dado apoyo a los indultos a los presos... pero siempre a posteriori. "Pedimos coraje político y sentido de país", proclama el Cercle en su declaración, cuando sabe que el principal obstáculo al progreso de Catalunya son y han sido siempre las trabas que impone un Estado estúpidamente hostil. Coraje es el que se le puede exigir al Cercle d'Economia siguiendo la máxima de Aristóteles: "Se tiene que ser amigo de Platón pero más amigo de la verdad".