Esta es una pregunta que me ha hecho pensar atrás en el tiempo. ¿Quizás cuándo era muy pequeña? La verdad es que tengo una memoria dispersa de mi vida por debajo de los 8 años, y me imagino que debió de ser feliz, porque no recuerdo ninguna sensación de tristeza especial. Es muy probable que, cuando tenemos una vida sin ningún susto y nos sentimos acogidos y amados, no tengamos ningún recuerdo particular, o quizás algunas imágenes concretas de alguna situación. En cambio, a partir de los 12 años, lo recuerdo casi todo, o al menos tengo una buena colección de recuerdos, y tengo mucho más claro si fui o no feliz en determinadas edades o circunstancias. Evidentemente, que si me preguntan ahora si soy feliz, diría que estoy razonablemente satisfecha con mi vida la gran mayoría de días.

La pregunta de cuál es el momento personal o edad en la que somos más felices ha sido abordada por un grupo de investigadores en psicología. Un metaanálisis longitudinal sobre la percepción subjetiva del bienestar personal, utilizando las respuestas de 460.000 personas (obtenidas a partir de 443 estudios previos) realizado por tres universidades alemanas y dos suizas, se ha centrado en tres tipos de indicadores subjetivos: satisfacción con la vida que tenemos, estados emocionales positivos y estados emocionales negativos. Estos tres indicadores (el promedio de los valores por sector de edad) no coinciden exactamente, pero sí que muestran tendencias que se pueden medir a lo largo de la vida. Así, si nos centramos en la satisfacción con la vida que llevamos, la mayoría de las personas muestran una mayor insatisfacción con su vida entre los 9 y los 16 años. Luego repunta y la gente se siente razonablemente satisfecha durante el periodo adulto, hasta los 70 años, cuando vuelve a bajar este sentimiento de satisfacción hasta más allá de los 96 años.

Si pensamos en los sentimientos emocionales positivos, existe un declive general entre los 9 y los 94 años, mientras que los sentimientos emocionales negativos presentan una situación de fluctuación entre los 9 y los 22 años, luego declina hasta los 60, momento en el que vuelve a repuntar hasta los 90 años. Si se mira en conjunto, por lo tanto, hay un periodo amplio en el que existe cierta satisfacción con la vida y hay más sentimientos positivos y no tantos negativos, entre los 22 y los 60 años. Esta sería la franja en la que la sensación de bienestar personal (¿podríamos decir felicidad?) sería más elevada.

Hay un periodo amplio en el que existe cierta satisfacción con la vida y hay más sentimientos positivos y no tantos negativos, entre los 22 y los 60 años

Los investigadores interpretan estos resultados comparando distintas hipótesis ya previamente establecidas en el ámbito de la psicología sobre la percepción subjetiva del bienestar personal. Simplificando mucho sus interpretaciones, la insatisfacción entre los 9 y los 16 años puede deberse a los cambios corporales y mentales asociados con la pubertad y las dificultades para establecer relaciones sociales. A partir de cierta edad, hacia los 70 años, la percepción de satisfacción vuelve a bajar porque todos los componentes subjetivos del bienestar personal empeoran, seguramente porque el estado de salud es menor y hay una mayor percepción de declive progresivo del cuerpo, una menor socialización, sin olvidar que la probabilidad de deceso de compañeros y amigos de la misma edad aumenta. Sin embargo, es muy curioso que el indicador de los sentimientos positivos experimente un declive continuado a lo largo de toda la vida, mientras que los otros indicadores presentan patrones diferenciales según la edad. Adjunto sus resultados por grupos de edad, con respecto a los tres indicadores, para que os podáis hacer una idea intuitiva de la magnitud de las diferencias a lo largo de la vida.

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Figura extraída del artículo de Buecker et al., 2023 donde se observa la evolución del valor promedio de los tres indicadores subjetivos de la felicidad/bienestar personal con la edad (por orden: satisfacción con la vida, sentimientos positivos, sentimientos negativos) después de analizar las respuestas de más de 460.000 personas. El punto inicial, considerado arbitrariamente como 0, es el valor del indicador a los 9 años.

Os preguntaréis, ¿para qué sirve este tipo de conocimiento? Pues permite comprender las distintas percepciones emocionales de satisfacción personal y sensación de felicidad, y diseñar acciones concretas en distintas franjas de edad para incrementar el bienestar personal, particularmente a partir de los 70 años, edad en la que los tres indicadores analizados muestran una peor calidad de vida emocional. También nos podemos preguntar si este tipo de percepción es general en todas las poblaciones y culturas. Aunque los estudios utilizados en el metaanálisis abarcan a personas de 32 países distintos, la mayoría de ellas son de países europeos y de Estados Unidos, por lo cual no podemos generalizar a todas las culturas del mundo. Evidentemente, las circunstancias socioeconómicas y de salud son muy diferentes en Asia y África y, por eso, las percepciones sobre la satisfacción con la vida y los sentimientos positivos o negativos pueden ser muy diversos, para empezar porque la esperanza de vida tiene una elevada variabilidad si consideramos las poblaciones humanas en todo el mundo.

En cualquier caso, da qué pensar que no nos sintamos igual de felices según la edad que tengamos. Mi conclusión es que debemos disfrutar de nuestra vida, independientemente de la edad.