Durante esta Diada han sido frecuentes las mentiras de la propaganda españolista, concretamente dos de muy socorridas. Y que son la mar de graciosas. Porque ya sabemos que los catalanes somos bordes, agrios, rancios, y los del otro lado no, porque todas las gracias y las cualidades humanas les decoran, especialmente la simpatía y el salero; son de lo más simpático, unas criaturas adorables. Superiores en todo a todo el mundo, no sólo respecto a los catalanes. Están tan encantados de haberse conocido y de ser prepotentes que no es extraño que el españolismo se identifique tanto con la ultraderecha, que acabe confundiéndose con ella, como se confunden dos gotas de agua. La primera mentira es que la Diada no representa a todos los catalanes. Como si el 9 de octubre representara a todos los valencianos y no sólo a los regionalistas, como si el 12 de octubre no fuera una mascarada supremacista, una exaltación del imperialismo español en América. Como si el 14 de julio no fuera la exaltación pretenciosa de la arrogancia francesa. A quien, por supuesto, no representa en modo alguno la Diada es a los que no son catalanes, a los que viven sólo por y para atacarnos y burlarse de nosotros, los colonos españolistas y los enemigos de la diversidad cultural y nacional de las Españas. La Diada no representa a los continuadores de la represión de 1714, sino a quienes  continuamos siendo las víctimas de ella.

Cuando nos reclaman una Diada que represente a todo el mundo quieren decir que quieren una Diada que los represente sólo a ellos. Porque nos quieren convencer de que ellos son todo el mundo, que ellos son lo que hay que ser y que nosotros no somos nadie, no somos nada. Es muy fácil de entender, ellos lo son todo y nosotros no somos nada. ¿Como podríamos ser alguien si nuestros votos, en la práctica, no valen para escoger a nuestro presidente legítimo? ¿Como podríamos ser alguien si sólo los españolistas se consideran personas normales y ven a los independentistas como personas extrañas, adoctrinadas y radicales? ¿Como podríamos ser alguien si creen que la sociedad catalana es una sociedad enferma? El individuo que opuso el himno de España a los Segadors durante la ofrenda floral a Rafael Casanova dejó clarito que el españolismo no es inclusivo sino enemigo de Catalunya. Que quieren borrarnos del mapa de la misma manera que su himno quiso silenciar el nuestro. Su himno es el himno de Franco, acompañado de la bandera de Franco. Y sí, es cierto, tanto el himno como la bandera tienen un origen muy anterior a Franco, pero también la esvástica es muy anterior a Hitler y eso no quita lo que quiere decir hoy la esvástica y lo que significa hoy la Marcha Real. Que ya nos conocemos todos.

La segunda mentira es la que asegura que los presos políticos están encarcelados por haber cometido delitos y no por sus ideas. Argumentan que si fuera por ideología todos los independentistas estaríamos en la cárcel. Anda, como si tuvieran suficientes cárceles para todo un país. Como si a mí no me hubieran intentado encarcelar. Lo que hacen es ejercer la represión ideológica sólo sobre algunos, para que el miedo nos deje advertidos y neutralizados a todos. Es lo mismo que hacían en las escuelas franquistas cuando debía disciplinar a todo un grupo, se castigaba sólo los líderes o a los que podían ser representativos del conjunto de los amotinados. Es lo mismo que hacían los generales romanos cuando querían que los legionarios tuvieran más miedo de ellos que del enemigo. Se lama decimatio o diezmación y es la represalia habitual que utiliza el poder cuando el grupo al que se quiere castigar es demasiado numeroso para castigarlos a todos. Los presos políticos y los exiliados están donde están exclusivamente por sus ideas y porque son los representantes del movimiento independentista, no por haber cometido delito alguno. “Los hemos descabezado” dijo la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en su momento, satisfecha de haber llevado a cabo el escarmiento. Los presos y los exiliados están represaliados sólo por sus ideas, por eso el Tribunal Supremo tiene tantas dificultades para inventarse unos delitos que justifiquen el castigo. Nos quieren meter el miedo en el cuerpo a todos, eso habrá que verlo, pero lo que es seguro que no harán es engañarnos con su justicia mentirosa, tan falsa como cruel.