Os escribo a vosotros al igual que me han escrito a mí algunos lectores hombres para pedirme que cuente cosas positivas sobre ellos, los chicos, el amor sano y las relaciones humanas en general. Me han pedido que le dé una tregua al género masculino. Y necesito vuestra ayuda para cambiar algunas cosas. Porque yo me veo a mí misma, y miro a mi alrededor a mujeres alegres y optimistas, luchadoras incansables, felices y confiadas de ir por la vida compartiendo sus proyectos vitales con hombres. Muchas tenemos padre, amigos, compañeros, hermanos y hasta pareja masculina. Y también las que no la tienen ni desean, viven, en mayor o menor medida, rodeadas de hombres. Otras tienen hijos, y éstas los quieren más que a nada en su vida.

Pero incluso las madres de los chicos reconocen sentirse más seguras y despreocupadas cuando es él, y no la chica, quien sale de su casa para irse a una cena, queda con una amiga o una amante, o pasa el pestillo para irse a dormir en la cama que comparte con su mujer. Sabréis que las madres que tienen hijas no descansan nunca. Cada día las noticias les indican el rastro de sangre que deja en España la violencia machista: tres asesinadas por sus parejas y ex parejas este fin de semana. Las madres de Ana, Elena y María del Carme no podrán darles los regalos este año. Tampoco sus padres ni todos los hombres que las querían. Sus proyectos vitales se han parado de golpe porque unos tipos las consideraban de su propiedad, porque no supieron canalizar la frustración que les provocaba el rechazo, porque vieron en el asesinato la única manera de arrebatarles su futuro. Porque son ellos, y no nosotras, los que se encargan de declarar patrimonio masculino la violencia sistemática contra la mujer.

Y por eso os escribo, en nombre de todas las mujeres que sufren o han sufrido violencia

Y por eso os escribo, en nombre de todas las mujeres que sufren o han sufrido violencia, y en nombre de todas las mujeres y hombres que no quieren sentirse cómplices silenciosos de esta masacre que se lleva la vida de una mujer cada cinco días en España. Desde 2003, más de 800 hombres han matado a sus parejas o ex parejas y en muchas casas este año las Navidades serán las más tristes de sus vidas.

Me he portado relativamente bien, como la mayor parte de las mujeres, que no vamos por ahí asustando, violando, ni golpeando a los hombres. Como la mayor parte de los hombres que no lo hacen, mientras dejamos que los asesinos pululen en los portales de nuestros edificios o en la puerta de al lado, sin que nadie salga a socorrer a las víctimas porque de puertas afuera no es asunto nuestro.

Y sin embargo, sé que lo que os voy a pedir no es fácil. La violencia contra la mujer no genera rentabilidad política. Los asesinos no gritan las consignas de ningún grupo armado, de ninguna nación, ni de ningún dios aunque practiquen el terrorismo. Eso sí, conocemos muy bien su modus operandi. Escogen siempre a las mismas víctimas, las mujeres, para masacrarlas y reivindicar una y otra vez el mismo panfleto machista: o mía, o de nadie.

Por eso os pido para 2017 que la violencia machista sea considerada de una vez una Cuestión de Estado. Que todos los partidos políticos con representación en las cámaras firmen un gran pacto contra la violencia machista. Que las penas que cumplen los asesinos por violencia de género sean equiparables a las del terrorismo, las más altas, entre 30 y 40 años de cárcel sin posibilidad alguna de reducción.

Que se considere violencia de género no sólo la ejercida en el seno de la pareja o la ex pareja, sino también cualquier tipo de violencia ejercida por un hombre sobre una mujer, sea su compañero de trabajo, familiar, amigo o cliente. Que el teléfono 016 que tanto anuncian en las campañas contra la violencia de género pueda ayudar también a uno de los grupos más marginados: las prostitutas.

Que la igualdad sea prioridad para el gobierno y que no se recorte ni un solo céntimo en materia de prevención. Prevención fundamental para que las cuestiones de género sean tratadas de manera transversal en todos los ámbitos, incluidos la Sanidad, la Justicia y la Educación. Desde 2010 el presupuesto se ha reducido un 26%. El Estado gasta ahora 10 millones de euros menos en Violencia de Género que hace seis años.

Os pido también que se proteja especialmente a las que se han atrevido a denunciar. Que se nos devuelvan a las mujeres los derechos fundamentales recogidos en la Constitución, como el de la seguridad y la libertad. Son ellos, y no nosotras, los que tienen que estar vigilados día y noche. Que se establezca la prisión preventiva sin fianza durante la investigación, incluso en casos en que no haya existido una relación sentimental o haya un delito de faltas continuadas.

Los asesinos no gritan las consignas de ningún grupo armado, de ninguna nación, ni de ningún dios aunque practiquen el terrorismo

Vosotros sabéis también que los símbolos son importantes porque generan un gran impacto en la sociedad. Así que os pediría que cada vez que se produzca un nuevo crimen machista salgan a dar la cara representante gubernamentales, especialmente nuestro presidente, y se lea una declaración institucional en nombre de todo el gobierno. Que se hagan minutos de silencio en el Parlamento y en el Senado, igual que se hacía con los asesinados de ETA y los políticos fallecidos por muerte natural.

Y que nuestros jefes de Estado, monarcas como vosotros, sean los primeros en predicar con el ejemplo. Que la reina Letizia se encargue de liderar proyectos contra la violencia de género no sólo fuera de nuestras fronteras y se posicione, de una vez, apoyando a las mujeres que sufren violencia machista en el territorio español. 

Salud y República, queridos Reyes Magos. Y ponednos una reina, para ir predicando con el ejemplo.