Hacía mucho que no revivíamos el crudo impacto de una entrada en prisión que va del Congreso al Supremo y, de ahí, a Soto del Real. Cuando un partido está en el Gobierno, el secretario de Organización lo es todo. Ese es el peso de Santos Cerdán y de ahí el destrozo que le hace a Pedro Sánchez. Cerdán ha sido hasta hace 18 días (desde el 13 de junio, el informe de la UCO) el controlador de las fianzas de Ferraz, las campañas electorales, las listas electorales, los puestos de trabajo, los favores del partido en los territorios, el jefe orgánico de los municipios y federaciones. La caja negra y sus secretos. Cerdán no es Ábalos, un diputado que cuando detienen a su asesor, Koldo García, ya era ex de todo (exministro y ex número tres del PSOE). Cerdán ha sido y es el PSOE. María Jesús Montero ha verbalizado el ya mítico "una persona que no tiene que ver con el PSOE". No hay manera de separar el ejecutivo del partido. Fue el muñidor de la investidura post 23-J y el interlocutor con Carles Puigdemont. Hombre de confianza de Sánchez. El elegido cuando cesan a Ábalos por sus conductas irregulares. Y el reelegido hace seis meses en el último Congreso. En definitiva, esta legislatura no se entiende sin Santos Cerdán. Las primarias de Sánchez tampoco. 

En lo político, el exnúmero tres del PSOE ha sido todo eso y más. En lo judicial, es el cabecilla de una red de mordidas en contratos de obra pública, con una vinculación "inequívoca" con la empresa Servinabar, la mercantil y presunta contenedora de comisiones de los contratos de Acciona en la UTE con la firma controlada al 45% por Cerdán, empresa de "mínimas dimensiones y nula experiencia en el negocio de la construcción". Hasta ahora solo habíamos escuchado a la UCO en su informe y el "lo niego todo" de Santos Cerdán. El auto de prisión no tiene piedad y se lee el cabreo del juez como si estuviera escrito en mayúsculas. Leopoldo Puente desmantela la invalidez de las grabaciones de Koldo, calcula en 5 millones de euros las mordidas y transcribe un posible aviso a navegantes de Cerdán. Habrá más implicados, personas físicas y jurídicas.

Un nuevo escándalo puede provocar el abandono en cascadas de los socios

La entrada en prisión de Santos Cerdán puede hacer detonar la estrategia de defensa y poner fin a la guerra fría del "trío tóxico", como lo llama el gobierno. Si el primero tira de la manta, debajo está él. Y si alguien tiene material político sensible del ejecutivo es el exsecretario de Organización. Alguien capaz de generar tal confianza y credibilidad a los suyos que medio Consejo de Ministros puso "la mano en el fuego" por él —literal—, por "súper Santos" —en palabras de Zapatero—, hasta la mañana de marras, con Cerdán leyendo y contando sus propias comisiones —según la UCO— en el escaño. En cualquier caso, la experiencia nos dice que un ingreso en prisión cambia la reacción del preso sin tener que esperar demasiado.

Nadie en el entorno del presidente contempla el adelanto electoral porque confían en que el Santos-Ábalos-Koldo está perimetrado. Al tiempo, nadie es capaz de saber hasta dónde puede llegar. A corto plazo, la respuesta pasa por el Comité Federal del próximo sábado y la comparecencia de Sánchez del 9 de julio. El PSOE tiene previsto renovar en profundidad la Secretaría de Organización y anunciar medidas anticorrupción en el partido. Las legislativas esperarán al Congreso, la próxima semana. Hasta ahora había dos escenarios para la convocatoria a las urnas. La moción de censura y el adelanto del presidente. El PP es incapaz de lo primero y Sánchez no contempla lo segundo. Pero el escándalo Santos Cerdán ha abierto una tercera vía. Un nuevo escándalo puede ser el detonante que provoque el abandono en cascadas de los socios. Julio es zona de riesgo para el ejecutivo, si llega a septiembre, el otoño puede ser su deadline.