Titular leído hace tres días en un periódico digital: "Una joven catalana desarrolla un dispositivo para detectar el cáncer de mama con una muestra de orina". Hacemos la prueba del algodón con un hombre y entretengámonos un poco, aunque la cosa no sea graciosa ni tengamos ganasd de jugar: "Un viejo valenciano gana un premio literario". Los dos ejemplos tendrían que doler a la vista de igual forma, sin embargo no lo parece, y el primero es cierto y el segundo, falso. ¿Si la joven catalana hubiera tenido más de, pongamos, 60 años, habrían empezando la noticia diciendo que una anciana catalana bla, bla, bla?

Titular leído pocos días antes del anterior: "El poeta Francisco Brines gana el Premio Cervantes 2020". Fijémonos: nos informan de la profesión del hombre (poeta), de su nombre (Francisco Brines) y del premio que gana (Cervantes). Él es el valenciano de mi exagerado ejemplo anterior que buscaba hacer chirriar la comparación y disparar las alarmas. En ningún momento nos dicen su edad. Probablemente porque no sea relevante para el artículo si el escritor es viejo o joven. La juventud de una hembra sí que lo parece. Que conste que aquí ponemos en duda el trato de cierta prensa a las dos noticias, no el merecimiento del premio por parte del señor Brines.

Judit Giró Benet es una ingeniera biomédica del Alt Camp que ha inventado The Blue Box, un aparato que puede detectar el cáncer de mama con una muestra de orina en casa

No se vale tampoco a justificarse diciendo —como he oído mientras me explotaba el cerebro— que como la persona (o sea, la mujer) no es muy conocida, pues no es adecuado poner su nombre en el titular porque sino no se entendería lo suficiente. Claro está. Si seguimos haciéndolo así seguro de que nunca se la conocerá del todo. Ciertamente, a medida que iban pasando las horas y los días, la prensa ya se sabía su nombre y el error se iba paliando pero todavía no he sabido encontrar ninguna portada de diario o telediario que me hable en cinco columnas y a toda pantalla en prime time. Y lo he buscado, se lo aseguro. La portada más repetida que he sabido encontrar es la que ayer domingo publicaron las grandes cabeceras de la prensa española con el anuncio en toda página de Telefónica, ilustrado con la imagen del tenista Rafa Nadal. La cosa se explica por sí sola.

La joven catalana en cuestión tiene nombres y apellidos: se llama Judit Giró Benet. Es ingeniera biomédica, nacida en Vallmoll (Alt Camp). Sí, del sur. Y sí, es joven: tiene 24 años, por lo tanto mucho potencial y una larga carrera por anticipado. Se licenció en la Universidad de Barcelona y acaba de finalizar el máster en Embedded Cyber-physical Systems en la Universidad de California, Irvine, lugar desde donde ha desarrollado este prototipo que podría diagnosticar el cáncer de mama de una manera menos invasiva y costosa: a través de una muestra de orina en casa. No hay radiación ni hay dolor, dos palabras malditas que sí que aparecen en la mamografía. El premio que ha ganado es el prestigioso James Dyson Award y está dotado en 35.000 €, que le han servido para pagar la patente. El invento que ha ideado se llama The Blue Box.

Dignificar a las personas empieza por llamarlas por su nombre y por los dos apellidos. Todavía no he sabido encontrar ninguna portada de diario o cabecera de telediario que me hable de la noticia

La brillante ingeniera, mientras hacía la carrera, escuchó cómo un profesor les explicaba que un perro era capaz de olfatear el aliento exhalado de los pacientes y ladrar si aquel paciente tenía cáncer. Su cerebro privilegiado y trabajador empezó a imaginar una posible solución: una nariz electrónica que fuera tan precisa como el olfato canino (en la perfección de la naturaleza solemos encontrar la respuesta para todo). Ahora ya lo ha diseñado y construido. Así pues, cada segundo que la orina pasa dentro de la caja, el invento envía una señal a la nube donde se encuentra alojado el algoritmo de inteligencia artificial que ha creado. Después, la señal recibida vuelve al teléfono móvil (habrá una aplicación) y la usuaria obtiene los resultados. Además, cada vez que una mujer se hará una de estas pruebas estará ayudando a otras mujeres a obtener un resultado mejor ya que los datos recibidos contribuirán a perfeccionar la fórmula matemática y a conseguir un diagnóstico más infalible en el futuro.

El machismo arraigado y silencioso actúa de manera camuflada y a veces imperceptible. El desprecio no es sólo ridiculizar o marginar a la mujer para que no pueda llegar a ser, también es silenciar y obviar aquellas que consiguen ser. Dignificar a las personas empieza por llamarlas por su nombre y por los dos apellidos. Sí, por los dos. Mientras Judit Giró Benet se encontraba en pleno proceso de investigación, a su madre le diagnosticaron, precisamente cáncer de mama. Este hecho, le ha dado a toda la investigación un significado especial. La salud en femenino, el empoderamiento, una comunidad de mujeres cuidando las unas de las otras. Una mente brillante y comprometida que ha hecho un descubrimiento esperanzador. Por el quién, por el qué y por el cómo. Que en el futuro pueda haber muchas otras científicas depende también de que las niñas que en el presente leen prensa y miran la tele, vean nombres de mujeres en los titulares y puedan decir: ella lo ha conseguido. ¿Por qué no yo? La igualdad nos hace mejor sociedad. La igualdad salva vidas.