Unidos por la mañana, peleados por la tarde. O, si se quiere, independentistas por la mañana y dependentistas (del pasado, de los mensajes, incluso de los miedos) por la tarde. Este puede ser el resumen de la jornada de ayer en el Parlament, que se inició a las diez de la mañana con la presentación y aprobación de la resolución que inicia el proceso de desconexión con España, acordada por Junts pel Sí y la CUP. Un total de 72 diputados votaron a favor y 63 en contra. Aunque se ha dicho muchas veces, la resolución pretende marcar la ruptura con el ordenamiento jurídico vigente e iniciar el proceso hacia la construcción de la república catalana. Y fruto de ello fue la tensión que se vivió en el Parlament y que no tenía nada que ver con lo que ha sucedido en otras ocasiones. Hubo acritud y reproches en las intervenciones, hechas todas para sus respectivos públicos o electorados. Fuera del hemiciclo, más televisiones que nunca emitiendo lo que se empeñaban en considerar como un golpe de Estado o, los más suaves, un golpe al Estado.

La inmediata reacción del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que se reunirán en las próximas horas por segunda vez en siete días, no es otra cosa que el preludio de la batalla política y judicial que se avecina y sobre cuyo desenlace final circulan todas las hipótesis. Mientras eso sucedía en el Parlament, la noticia iba adquiriendo envergadura: Le Monde titulaba poco después, "En Catalunya el Parlament vota a favor de la ruptura con España" y el The New York Times iba en la misma dirección: "Los legisladores catalanes elevan la apuesta para la secesión de España". Son dos ejemplos, hay muchos más, de la importancia en los medios de comunicación internacional.

Pero por arte de magia (bueno, en realidad de intereses), unas horas después los socios para hacer la independencia pusieron de manifiesto sus diferencias en la sesión de investidura de Artur Mas. La CUP dejó muy claro que no iba a votar a Mas (al menos, no en breve) y el president de la Generalitat en funciones les lanzó un misil en su línea de flotación: sin investidura, el proceso encallará. Uno de los dos va de farol o los dos. Mientras, el independentismo está a la espera de una solución de compromiso aunque sea en el último minuto y la Assemblea Nacional Catalana (ANC) anuncia movilizaciones si no se ponen de acuerdo.