Subo la persiana. Hace sol, pero van pasando nubes. O sea, es un día Pedro Sánchez, que al principio parece que será totalmente soleado y lleno de luz, pero después la realidad te va diciendo que no mucho.

Y la metáfora meteo, efectivamente, viene a cuento de la comparecencia del Presidente. Estaba prevista para las dos del mediodía, justo después del consejo de ministros, pero a las dos del mediodía nos han dicho que se les había alargado el consejo y que comparecería por la tarde. Al final la hora definitiva ha sido las 18 horas. Eso sí, entonces ha sido puntual como un reloj. Yo, iluso de mí, que cuando digo que estaré en un lugar a una hora concreta y al final aparezco cuatro horas más tarde, doy explicaciones por el cambio, pensaba que el señor Sánchez empezaría diciendo: "Miren, que este mediodía no he podido salir porque resulta que ha sucedido que bla, y bla y reblá". Pues mire, no. Nada.

Le tenemos que agradecer, eso sí, que después de unas cuantas ruedas de prensa, por fin, ha dejado de utilizar el lenguaje bélico. Hoy se han acabado los combates en una guerra que estamos ganando, las trincheras, el enemigo mortal a quien tenemos que vencer, la posguerra, el personal sanitario combatiendo en primera línea, la batalla que ganaremos y la gente que lucha en la retaguardia. Cuarenta y cinco días después parece que ha llegado la paz al lenguaje presidencial. ¡Gracias!

Reanudando la metáfora meteo inicial, el suyo ha sido un discurso dedicado a (y recupero el bonito lenguaje anterior a hoy) insuflar optimismo a la tropa: "Mirad qué sol pegará a finales de junio, esto será un festival. ¡Id poniéndoos cremita!". El problema, o sea, las nubes que iban pasando, es que a cada maravilla futura que nos explicaba, a los que lo escuchábamos nos venían un montón de dudas sobre como será posible que suceda todo aquello que nos estaba despachando sin concretar y que lo remataba con la ya conocida expresión "que iremos concretando".

Pedro Sánchez ha salido a vendernos que ha pasado lo peor y que dentro de un mes y medio haremos lo que a partir de ahora consideraremos una vida normal dentro de esta nueva normalidad que nos tocará vivir. Una cosa que no ha dicho, pero que nosotros la sabemos porque la estamos viendo y viviendo, es que ahora que vamos protegidos con guantes y mascarillas y no nos tocamos, están muriendo "sólo" 300 personas al día. Y estas personas se contaminaron hace unas tres semanas, cuando estábamos todos en casa totalmente encerrados. Por lo tanto, todo eso de ahora de ir a las terrazas, abrir el pequeño comercio, los centros de culto, los hoteles y el resto, puede provocar contagios por mucho que vigilemos. ¿Es posible que el calor y el posible hallazgo de algun retroviral ayuden a evitar grandes rebrotes? Pues quizás sí, pero hasta que no esté la vacuna, en el mejor de los casos "sólo" morirán 200-300 personas diarias. Y la vacuna no la tendremos en un mes y medio. Y quizás tampoco dentro un año. Por lo tanto, hasta que llegue, pueden haber nuevos confinamientos, que según nos ha dicho Sánchez serán por zonas, y más probablemente (y por lógica) en los lugares más poblados. Y me temo que habrá. Y no lo digo yo. Lo dicen lo que saben del tema.

Y eso nos lleva nuevamente al famoso concepto llamado: "el virus no tiene fronteras", que regía cuando al presidente no le dio la gana cerrar las zonas donde había más casos. Vaya, hacer aquello que se conoce como un "Igualada". Efectivamente, los virus no tienen fronteras, pero la vuelta a la nueva normalidad de ahora la haremos por zonas. Porque ahora han descubierto que en los sitios más "aislados" hay menos casos de coronavirus. Por ejemplo, en Formentera y la isla de La Graciosa, en Lanzarote. Fíjese qué cosas suceden, ¿verdad? O sea que el virus que no tenía fronteras, ahora tiene como fronteras las provincias, que serán el criterio geográfico para ir aplicando cada una de las cuatro fases de desescalada.

Ah, y hablando de las famosas cuatro fases que resulta que al final son tres porque hay una fase cero... En pleno siglo XXI, un señor que sale a explicar todo esyo no puede leernos una guía telefónica llena de datos sin vaselina ni nada. La cosa era lo bastante densa como para haber aparecido con un power point, unas cartulinas como aquellas de los debates electorales, o con alguna cosa que ayudara a tragarse el inmenso polvorón. Nos tendría que haber expresado conceptos resumiditos y bien claros. Y por encima de todo, yendo al granini. Oigan, hagan el favor de ir al grano. Si en 15 minutos lo pueden explicar todo, ¿por qué nos enchufan 30? ¿Por qué? Hoy mismo en las 18.20 Sánchez ya no tenía nada que decir y se ha pasado cinco minutos de reloj haciendo paolocohelhismo. Y eso es intolerable. Y va por él y por todos.

He seguido la comparecencia con otros dos periodistas y a medida que Sánchez hablaba nos íbamos mirando como diciendo: ¿estáis entendiendo algo? ¿En cuál de las cuatro fases estamos ahora y que ha dicho? Y creo que al final era que en la fase 1, en un tercio del aforo de los restaurantes para llevar podrán ir a entrenar un 30% de los deportistas profesionales individualmente, si en las zonas comunes de las terrazas del pequeño comercio, bajo cita previa y sin consumir en el local, un 50% del aforo de los hoteles hacen espectáculos culturales para menos de 400 personas al aire libre de las grandes superficies para mayores de 65 años en lugares de culto que abrirán en septiembre dentro de la fase cero con las escuelas que darán repaso en agosto. Y cuando lo he captado, he exclamado: ¡la gallina!

Y todo eso abre la gran pregunta que es ahora mismo el gran debate que mañana intentaré desarrollar: ¿Cómo realizaremos la nueva vida social en las terrazas y en los restaurantes? ¿Podré quedar con alguien para tomar un café o para comer o cenar si no tengo la seguridad que esta persona no me contagiará el virus? ¿Organizaré una cena en casa con amigos o familiares sin saber si están o no infectados? ¿Para poder tener una vida más o menos humana acabaremos aceptando por narices el famoso pasaporte vírico, como cuando aceptamos que google lo sepa todo de nosotros a cambio de poder acceder al mundo digital? ¿Y eso será el primer paso para que empiecen a ponernos cruces rojas? "No, esta persona no puede cenar aquí, no puede entrar en este teatro o no puede acceder a este local porque no tiene el papelito que dice que no es un apestado".

Hablaremos mañana con calma. Tenemos días. Y quien dice días, dice meses.