Salvador Illa, presidenciable a la Generalitat por el PSC-PSOE se ha pasado la campaña electoral repitiendo la frase "no voy a preguntar a nadie qué ha hecho estos últimos diez años, no pienso ajustar cuentas con nadie”. Y me parece, vistos los resultados de las votaciones del domingo, que tendría que haber preguntado y, lo que es más importante, escuchado la respuesta.

La frase ya era en ella misma toda una declaración de intenciones por varias razones, la primera y más elemental: el anuncio implícito de la posición de superioridad del candidato. Una posición de superioridad que se autoatribuyó o que quizá le otorgó el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, o quizá solo su jefe de campaña. Todos y cada uno de ellos sin haber entendido nada, todavía, de estos 10 años, y de muchos antes, sobre la ciudadanía catalana; es decir, la que vive en Catalunya. Una posición, en todo caso, sin ningún tipo de sentido y, menos todavía, de autoridad, además de ser bastante insultante.

En mi caso, y pienso que en el caso del conjunto de la ciudadanía, él no es nadie para pedirnos explicaciones, ni para ser juez de nada, por la propia definición de cuál ha de ser su trabajo; pero seguro que no, además, porque él ha sido arte y parte de los acontecimientos de Catalunya en los últimos años. Pensar que de verdad solo hay una, además escrita en mayúsculas, y por lo tanto la única buena, y que además es la tuya, puede acabar jugándote una jugarreta.

La frase de la campaña implicaba una acusación abyecta, y no solo en relación a ajustar cuentas. Se sobreentendía que habíamos hecho alguna cosa mal o vergonzosa y aquí es donde se denota, más todavía, que no han entendido nada

Illa ha ganado las elecciones, con muy poco margen, pero ha ganado e, incluso, quizá acabe siendo president de la Generalitat de Catalunya. Ahora bien, no ha ganado como él quería —digan lo que digan él o su partido— ni en número de escaños ni con respecto al independentismo. Evidentemente, el más feliz de la noche era Iceta, y ni hay que explicar el porqué. No han ganado ni como querían ni como pensaban, seguramente, por muchas razones, pero hay una clave: querer borrar lo que ha pasado en Catalunya los últimos 10 años necesitaría de una vacuna que de momento todavía no nos han puesto.

La frase de la campaña implicaba una acusación abyecta, y no solo en relación a ajustar cuentas. Se sobreentendía que habíamos hecho alguna cosa mal o vergonzosa y aquí es donde se denota, más todavía, que no han entendido nada; que él mismo no sabe dónde vive y que no sabe cómo es una gran parte de la ciudadanía que pretende gobernar. Si alguna cosa tenemos los y las que hemos participado en todo el proceso de movilizaciones ciudadanas para reclamar el derecho a decidir, el derecho a votar, el derecho a la independencia y todas las protestas contra la represión antidemocrática que se han producido, es orgullo de lo que hemos hecho. Básicamente porque lo hemos hecho de manera pacífica, democrática y demostrando una gran resiliencia y capacidad de esfuerzo y sacrificio personal y colectivo para construir un mundo mejor, que es lo que nos ilusiona. Lo habremos hecho mejor o peor, más o menos acertadamente, con más o menos éxito, pero nada cambia lo primero. Por lo tanto, ni yo ni muchos otros tenemos ningún problema en explicar qué hemos hecho en los últimos diez años; todo lo contrario.

Claro que estoy segura de que usted, señor Illa, no lo entiende; aparte de que no sé si quizá sí que querría olvidar lo que usted ha hecho en los últimos años. Lo que ha dicho, con quien ha compartido posicionamientos, actos y manifestaciones. Hay fotos memorables en este sentido que contradicen que usted sea realmente de izquierdas, por mucho que sus compañeros lo hayan asegurado en campaña. Bueno, ciertamente, no es lo mismo decirle a alguien que “es de izquierdas”, a decir que “es la persona más de izquierdas que conoce”.