No son tiempos de grandes alegrías, y no hablo sólo de la guerra oficial. Son muchas las batallas que parece que últimamente se pierden en ámbitos supuestamente consolidados y, lo más importante, la sensación que sobrevuela que todo por lo que habíamos luchado ―muchas y muchos, y más todavía antes que nosotros― ahora se puede perder en nada. De hecho, parece mucho, un poco cada día, que se acaba el mundo tal como lo hemos conocido hasta ahora. Es por eso que las noticias que acompañan estos días al Barça significan especialmente al club.

Por una parte, el miércoles pasado todo el planeta ―y esto no es ninguna exageración― veía a un Barça de mujeres triunfando. Un juego magnífico, un resultado espléndido y una grada de récord que demostraba al mundo que todas las barreras lo son hasta que nos decidimos a romperlas. La foto no fue, sin embargo, del todo perfecta, y no hablo de las portadas del día siguiente ―que mayoritariamente estuvieron al nivel del acontecimiento―, sino que señalo la ausencia del primer equipo masculino del club que no quiso, o no supo, estar a la altura del hito que se alcanzaba bajo los colores que ellos también representan. Una lástima, una gran lástima, más todavía cuando el club era quien podía haber cogido de la oreja ―metafórica, no hago un llamamiento a la violencia de ningún tipo―, como niños maleducados y un poco rebeldes, a los jugadores. No sé si habrán visto, a estas alturas, lo mal que han quedado y, al mismo tiempo, qué mensaje tan penoso han enviado al mundo del fútbol y a la sociedad en general; empezando por sus propios hijas e hijos. De sabios, y esperamos que también de grandes futbolistas, es rectificar.

Spotify tendrá que hablar catalán porque es la lengua del club que llevará su nombre. No añado nada más, no hace falta

La cosa siempre puede ir a mejor, de aquí lo que acabo de escribir, pero no esperaba dos alegrías tan seguidas y menos todavía de esta naturaleza. El Barça ha firmado un contrato con Spotify, provechoso para las cuentas del Barça, bastante dañadas, y espero que bueno para el club en general, que ha tomado una dimensión totalmente diferente por las condiciones que lo acompañan. Spotify tendrá que hablar catalán porque es la lengua del club que llevará su nombre. No añado nada más, no hace falta.

Dos gotas de agua en el universo, esta y Rosalía, pero centrales por ser parte de este mismo universo, y por arrastrar a muchas otras fuera del horizonte de las cuotas al cual nos quiere relegar el español. ¡Que nadie piense mal porque hablo de la lengua! Soy del Barça siempre, más allá de ser socia, vaya bien o mal, me avergüence o no, pero es una gran satisfacción estar orgullosa; ahora bien, no me basta. Tampoco hablo ahora del fútbol: el catalán lo tenemos que ganar entre todas y todos, y tener que hacerlo sin el gobierno del país nos lo pone más difícil, pero no imposible.