Barak Obama, el expresidente de los Estados Unidos de América, no ha sido nunca santo de mi devoción, no me escondo de ello ―menos todavía cuando lo he dejado escrito―, pero no contaba con que todavía ahora, después de retirarse de la política, seguiría dándome buenas razones para ratificarme en mi opinión.

Según recoge la BBC, preguntado en un acto en Singapur, ha dicho que las mujeres somos “indiscutiblemente” mejores que los hombres. No tiene ninguna duda, y afirma que seguro que si "durante dos años todos los países del mundo estuvieran dirigidos por mujeres, verían una mejora significativa en todos los ámbitos”. Si os preguntáis dónde está el problema, ante lo que parece una loa al liderazgo femenino, sólo una pregunta: así pues, ¿por qué no trabajó para que Hillary Clinton ganara? ¿Por qué se presentó contra ella? Y quien dice Hillary, ¿por qué no trabajó para que una mujer, cualquiera, la que considerara mejor, llegara a presidenta de su país? ¿Por ambición personal, independientemente de lo que fuera mejor para sus conciudadanas y conciudadanos, incluso para los Estados Unidos de América?

Quizá en el caso de Hillary Clinton no se puede aplicar esta máxima; quizá ha exagerado cuando dice que todas las mujeres son más inteligentes y lo harían mejor en un puesto como el suyo, y sólo habla de unas cuantas. ¿Entonces qué sentido tienen sus palabras? ¿O quizá es que sólo se refiere a las mujeres que no compiten contra él? Porque él es un hombre y, por lo tanto, él tiene como hombre el derecho ya adquirido de nacimiento de poder ser presidente; aunque, y según se desprende de sus mismas palabras, haya alguien, en este caso una mujer, mejor preparada.

Si no empezamos ya a combatir también el machismo encubierto, además del declarado, no avanzaremos hacia una sociedad igualitaria, más todavía cuando quien pronuncia las palabras va de defensor de la igualdad

Os puede parecer que es querer hilar muy fino, y ganas de meterse con un gran personaje, pero si no empezamos ya a combatir también el machismo encubierto, además del declarado, no avanzaremos hacia una sociedad igualitaria, más todavía cuando quien pronuncia las palabras va de defensor de la igualdad. Además el problema no radica en las aptitudes, habilidades, destrezas o conocimientos de las mujeres, el problema está en la estructura de poder masculino que no deja que las mujeres podamos aportar aquello que sabemos y podamos competir en igualdad de oportunidades en cualquiera de los ámbitos sociales, también, claro, en política.

Barak Obama hace de perdonavidas con este tipo de declaraciones. Forma parte del grupo de hombres que se declaran ―y quizá incluso se consideran― amigos, defensores y admiradores de las mujeres. Pero de hecho, en la práctica lo único que son es una panda de cínicos que siguen haciendo todo lo posible para que las mujeres no tengamos igualdad de trato. Eso sí, mientras, nos regalan las orejas con halagos y nos utilizan para conseguir su propio éxito.

Todas conocemos y quizás los sufrimos en el trabajo, pero en el resto de lugares no hay que aguantarlos;  ya es hora de que empecemos también a desenmascararlos. Cierto es que parece que los hombres, y no pocas mujeres, que hacen gala de su machismo recalcitrante son los que tenemos que combatir, aunque lo cierto es que estos se retratan por ellos mismos. Es a esta otra masa infusa a la que tenemos que hacer caer la careta, porque son muchos más y están mejor posicionados. Sólo si denunciamos todos los comportamientos machistas, de todo tipo, también declaraciones como estas, saldremos adelante. Cuando menos haremos que tengan que cambiar de discurso.