Me gustaría mucho hablar de las mascarillas, porque los que ya me habéis oído antes sabéis que he estado especialmente incómoda con esta medida política disfrazada de medida sanitaria. El espejismo, en este caso, empieza a caer desde Madrid, pero es mucho más todavía lo que se tiene que descubrir y no hablo de los milagros económicos de algunos. En cambio, es de otra revelación de la que quiero hablar hoy. De hecho, si alguna cosa tiene que caracterizar los tiempos actuales —y ojalá sea así—, es el descubrimiento de todas las mentiras con que los Estados estropean los derechos de su propia ciudadanía. Recordad que servir solo se sirve a la patria y/o al bolsillo y eso no exclusivamente, pero sí especialmente, es así en España.

Se ha publicado una lista de ciudadanas y ciudadanos catalanes espiados, "presuntamente", por el Gobierno. Han utilizado el programa de software de origen israelí Pegasus que —supuestamente—, solo se vende a Estados y los y las espiadas han sido —que se sepa de momento—, 65 figuras significadas del independentismo. No es nuevo, ya se había hablado, pero no se había confirmado, o en todo caso, no había, más allá de los indicios y las sospechas, ninguna investigación seria sobre el tema. Ahora lo ha puesto sobre la mesa The Citizen Lab, un centro de investigación de la Universidad de Toronto, sobre información, derechos humanos y seguridad. Suerte tenemos de los de fuera.

Madrid, en boca del Ministerio del Interior, ya se ha apresurado a decir que ellos no saben nada, pero este no es el tema. Y no lo digo porque es de Defensa de quien depende ahora el CNI, sino que porque la respuesta obligada, aunque sea para disimular, tendría que ser "llegaremos hasta el fondo de una cuestión tan grave como esta".

Hace mucho tiempo que se superan barreras democráticas, y cada vez tengo la sensación que se superan más, es posible que ya se hayan superado todas. Lo más perverso de todo es que se traspasan en nombre de la democracia, ya sea mirando hacia otro lado o poniéndose directamente manos a la obra. En eso todos los partidos españoles son exactamente iguales

En España, donde la degradación democrática es muy grande, no se llega al aprobado ni en los discursos, porque no se tienen claros ni los principios básicos democráticos y, por lo tanto, mucho menos los grandes ideales democráticos; tan alto es el nivel de confluencia al cual se ha llegado en la vida política real. Ya veremos qué hacen en el parlamento español y qué hacen en el parlamento catalán. Y también qué hace el Parlamento Europeo, porque hay eurodiputados espiados.

Ya veremos especialmente qué hacen PSOE y Unidas Podemos, a los otros —quiero decir VOX y PP y Ciudadanos— nadie les espera; pero yo tampoco espero a la izquierda española. Entre otras cosas porque el espionaje no solo se ha producido en la época del PP, también en la del gobierno de coalición PSOE-Podemos. Hace mucho tiempo que se superan barreras democráticas, y cada vez tengo la sensación que se superan más, es posible que ya se hayan superado todas. Lo más perverso de todo es que se traspasan en nombre de la democracia, ya sea mirando hacia otro lado o poniéndose directamente manos a la obra. En eso todos los partidos españoles son exactamente iguales.

En los pueblos siempre decimos que todo se acaba sabiendo, en referencia al hecho de que el mundo es más pequeño de lo que parece, que las mentiras tienen las piernas débiles, aparte de alguna o de algún bocazas, y que las casualidades hacen alguna que otra mala —o buena según en qué lado de la historia estés—, pasada. Pero en todo caso eso no quiere decir que se acabe sabiendo como se tendría que saber en un país democrático. Y no hablo de que además nos quedamos solo en el escándalo y la indignación, que quedan lo suficiente bien de maneras diferentes, pero no llevan a ningún sitio.

De hecho, los mecanismos que la democracia establece como vigilantes de las leyes y de los mismos Estados están plenamente contaminados y eso nos ha quedado más que claro en España, con división de poderes o sin. Aparte, como decía antes, ni hay que disimular y sencillamente se les cierra el paso sin ningún tipo de vergüenza. Se vetan las comisiones de investigación como si nada y no hace falta que sea por un tema como el del independentismo, aquí tenemos en primera persona al rey español; o en todo caso se hacen para que sean inoperantes. Nos puede parecer que al fin y al cabo es pecata minuta al lado de todo lo que está pasando, y eso es precisamente lo que quieren que pensemos para seguir haciéndolo impunemente.