Héctor Bellerín, futbolista catalán del Arsenal (que desea volver a su Betis, aunque sea cobrando menos), tiene millones de seguidores en Instagram. Es uno de los futbolistas que se sitúa en el grupo de los que, además de jugar al fútbol, ​​vive en este mundo, piensa y tiene sensibilidad social. Si tiene que hablar de homofobia, habla de homofobia. O de la guerra de Ucrania o del Brexit o del cambio climático. Cosas que, viniendo de alguien que es referencia para millones de personas, demuestran responsabilidad social. A ver si se dan cuenta los demás de que no es necesario ser Einstein para ayudar a hacer un mundo más digno. Hace unos meses, en una entrevista en La media inglesa, hacía una reflexión, que en la fiesta mayor del postureo en Instagram, está bien recuperar.

"Las redes están creadas para hacernos adictos", arranca. Y transcribo su reflexión. “Estuve seis meses sin redes. Y me daba miedo volver. Pasé el mejor verano de mi vida. Dejaba el móvil en casa, me iba con la familia y decía: 'Si alguien tiene que llamarme, que llamen a mi primo o a mi hermana, que estará conmigo'. Era una sensación de total presencia en cualquier momento. Me gusta mucho la fotografía. Iba con mi cámara, apreciando mucho más las cosas, las conversaciones, los momentos, el mar, el aire. Si estás pendiente del teléfono, te pasa de largo. Me sentía mejor a nivel mental, soy consciente de la ansiedad o del cambio de humor que pueden provocar las redes. Ahora me lo tomo como un trabajo. La vida real no es la que se ve a través del móvil. Tienes que decidir cuánto tiempo quieres estar sumergido en una mentira.

Seguramente esta es una de las respuestas a por qué vivimos la época más próspera de toda la historia de la humanidad y, en cambio, estamos más cansados, enfadados y deprimidos que nunca. Heather Heying y Bret Weinstein han publicado Guía del cazador recolector para el siglo XXI. Cómo adaptarnos a la vida moderna. Se plantean cómo la estructura de nuestros cuerpos apenas ha cambiado en los últimos 200.000 años, pero lo que nos rodea lo ha hecho a una velocidad exponencial. Y uno de ellos es el mundo digital. Estamos permanentemente pendientes de una pantalla. Los correos, mensajes, reuniones, redes, noticias, Tinder, juegos y redes sociales. La vida contemplativa ha dejado de existir. En el trabajo todo es para ayer y en el descanso no eres nadie si no tienes un plan perfecto que sea la envidia del resto del mundo.

La vida contemplativa ha dejado de existir. En el trabajo todo es para ayer y en el descanso no eres nadie si no tienes un plan perfecto que sea la envidia del resto del mundo

En medio de la interpretación de A Sky Full of Stars, el cantante de Coldplay Chris Martin detiene el concierto y hace una reflexión similar a la de Bellerín. “Este momento no volverá a repetirse nunca más. Esta combinación de personas no volverá a repetirse nunca más”, dice. Y es cierto. Es imposible que la misma gente, exactamente la misma (hablamos de miles de personas de diferentes ciudades, pueblos y países) se encuentre dos veces para ver un concierto. Por tanto, “dejad el móvil en el bolsillo, levantad las manos, sed conscientes y disfrutad”. La paradoja es que podéis ver este momento en las redes sociales, grabada con móvil por alguien incapaz de seguir las instrucciones. Pero no está mal intentado.

En fin, que cada uno haga lo que quiera (y debería decir que sigáis conectados al móvil para seguir este diario). Pero yo cada vez estoy más de acuerdo con esa frase de aquella señora que el APM nos ha inoculado y decía “coge el movris y lo tiras”. Una visionaria.