Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Este artículo va del mapa de espacios ideológicos de Catalunya. Si por el nombre no os viene a la cabeza, me refiero a aquel gráfico donde repartimos partidos y electores según sus posicionamientos ideológicos. En Catalunya, el eje vertical refleja las posturas sobre la identificación nacional y el eje horizontal refleja las posturas en materia de políticas sociales y económicas. Uno va de solo catalán a solo español y el otro, de izquierda a derecha. Pues bien, si comparamos el mapa de espacios ideológicos actual con el de hace diez años, se ve —y esta es la imagen— que el espacio que representaba la centralidad (no confundir con el centro) está vacío. Ahí donde había más electores, ahora no hay partidos. Los partidos con voluntad de gobernar, sin renunciar a sus principios fundamentales, intentan acercarse lo máximo que pueden a la centralidad ideológica del país. Históricamente, en Catalunya, era del 3,5 al 6,5 en el eje social y del 5 al 8 en el nacional.

El procés alteró esta centralidad. Sobre todo por dos factores: primero, porque en el eje nacional se extremaron las posiciones —el catalanismo fue más arriba— y por influencia de la CUP fue más a la izquierda en el eje social. Este movimiento afectó a los dos partidos mayoritarios del momento que mejor representaban la centralidad política del país: CiU y PSC. Perdonad la simplificación: CiU desapareció y el PSC sufrió fugas a ERC y se movió hacia Ciudadanos.

Muchos analistas políticos llevan tiempo diciendo que en este mapa de espacios ideológicos hay que añadir un tercer eje que debería posicionar a los partidos según si son sistema o antisistema o, dicho de otro modo, si son políticos o prepolíticos. Para entender lo que esto significa, cito al filósofo Ferran Sáez Mateu, que en su último libro, titulado El fin del progresismo ilustrado, escribe: "estamos ante una involución democrática liberal, pero simulamos que, en realidad, se trata de 'guerras culturales'. A diferencia del populismo autoritario, que es una patología grave, pero fácilmente identificable, esta otra puede llegar a confundirse con una mera disfunción sin consecuencias que se irá corrigiendo sola".

Parece pues que el independentismo (Junts, ERC) tiene una oportunidad para recuperar la centralidad

Los movimientos provocados por el procés y esta actitud que identifica el nuevo eje deja un centro totalmente vacío, muy tensionado desde los extremos: Aliança/CUP, Comunes/Vox, y un PSC más españolista que ha ido a ocupar el lugar de Ciudadanos, junto al PP. Hay mucho espacio vacío en el centro. El país ha cambiado en los últimos años, es evidente. ¿Pero tanto? ¿Qué riesgos hay que hagan que los partidos con vocación de gobierno no acaben de decidirse a lanzarse a construir una propuesta ideológica mayoritaria? No todos los partidos tienen esta vocación de centralidad. Hay otra estrategia que consiste en reforzar mucho el perfil ideológico, no asumir contradicción alguna y esperar a ser necesario para condicionar un gobierno de coalición. El PSC no lo logra: presionado por sus socios del tripartito de izquierdas, está incomodando mucho a los sectores de la sociedad a los que prometió buena gestión y poco ruido; y con su españolismo militante está alejando a los catalanistas moderados. CUP, Aliança, Comunes, PP y Vox no tienen ningún margen para desdecirse de sus posicionamientos radicales si quieren conservar su poco electorado. Parece, pues, que el independentismo (Junts, ERC) tiene una oportunidad para recuperar la centralidad. Requiere mirada larga, proyecto de país, defender lo que entiende la gente más dinámica del país —que como curra no grita—, aguantar las posiciones y saber que serán criticados. Ocupar la centralidad de nuevo es el gran reto. ¿Se atreverán?