“La política del miedo ha reforzado a Syriza y a su líder Alexis Tsipras”, exclamaban casi al unísono las radios y televisiones españolas tras la rotunda victoria del primer ministro griego. Un tertuliano, en una de las emisoras radiofónicas, le daba la razón a otro y  aseguraba: “es que a la gente no se le puede humillar y amenazar con todas las plagas bíblicas desde Bruselas. El discurso acaba volviéndose en contra”. Casi a la misma hora, el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, en un desayuno informativo en Madrid, se lo hacía venir bien para dar una vuelta de tuerca a los escenarios más catastrofistas y avanzaba el riesgo de un corralito si Catalunya se independiza, aunque matizaba que era un futurible altamente improbable. Palabras, estas últimas, que desaparecían rápidamente de los resúmenes de su intervención, en esta campaña catalana de mucha brocha gorda y poco pincel que estamos viviendo.

¿Puede producirse un corralito en Catalunya como el que se produjo hace unos meses en Grecia y hace unos años en Argentina? Grecia, con una renta per cápita de 16.300 euros, llegó a esta situación como consecuencia de un pulso a las instituciones europeas y en medio de una crisis económica estratosférica. Catalunya, en todo caso, con casi diez mil euros más de renta per cápita, está muy lejos de este hipotético momento de confrontación con las instituciones europeas. De hecho, lo que pretenden los partidos soberanistas, al menos la candidatura de Junts pel Sí, es que la UE actúe de palanca para desbloquear la situación política actual en España. El caso de Argentina es aún menos comparable, ya que el país sudamericano estaba en 2001 bajo el gobierno de centroizquierda presidido por Fernando de la Rúa, literalmente en la bancarrota debido a la política suicida de sobreendeudamiento.

Por tanto, las comparaciones económico-políticas entre Grecia y Catalunya no son válidas. Las emocionales, las que se refieren a la utilización de la política del miedo, tendremos que esperar al domingo por la noche para conocer su efecto. La cuenta atrás ya se ha iniciado.