Catalunya giró ayer hacia la izquierda, colauista-podemista, y los Highlands, las míticas tierras altas de Escocia. Durante muchos años, en las noches electorales de las elecciones españolas el eslogan más coreado fue el de "ista, ista, Catalunya socialista". Ayer, Catalunya no fue "socialista" pero sí bastante "colauista" y bastante "pablista", bastante "Sí se puede". La lista de confluencia auspiciada por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, recuperó la primera posición para la nueva izquierda, pero el gran beneficiado del quiebro no será Pablo Iglesias, sino, muy posiblemente, el candidato socialista a la Moncloa, Pedro Sánchez. ECP se convierte en el "nuevo PSC"; el viejo continúa en estado de coma electoral.

La segunda clave interpretativa del 20D es la emergencia de una "nueva CiU", pero con estrellas, que se podrían convertir en una especie de CUP plantada en medio del Congreso de los Diputados, parafraseando al analista Ramón Cotarelo. El "cambio" en España, es decir, el posible desalojo del PP de la Moncloa mediante una mayoría alternativa de la izquierda española necesita de alguna manera el concurso de los dos socios mayores de JxSí, ERC y Democràcia i Llibertat, que han ido por separado a los comicios. La "vieja CiU", representada por la Unió de Josep A. Duran i Lleida, reducida a 63.000 votos, ya es totalmente extraparlamentaria.

Victoria de la confluencia

En el 2011, el PSC se hundió y las elecciones las ganó la CiU que encabezaba Duran. Ayer, los electores catalanes reforzaron el liderazgo y la apuesta española de la alcaldesa Colau. La confluencia ECP, que integra la plataforma En Comú, ICV, EUiA, Podem y Equo, ganó los comicios con 12 escaños y 923.000 votos (24,7%). El resultado está muy lejos, sin embargo, de los que cosechaba el PSC en sus buenos tiempos, pero ECP podría formar el mayor grupo parlamentario en el Congreso, a no ser que ERC y DiL, con 9 y 8 escaños, respectivamente, reediten un JxSí en las Cortes españolas. La de ECP es una victoria del referendismo, del derecho a decidir: Iglesias, que fue más explícito en este punto que el candidato catalán, Xavier Domènech, ratificó la apuesta por una consulta a la escocesa para que los catalanes decidan su relación con España.

El segundo 'sorpasso' de ERC

Pero los catalanes no sólo han apostado por impulsar el cambio en España. De las elecciones de ayer también se desprende una voluntad inequívoca de mantener vivo el proceso soberanista en uno de sus momentos más difíciles, con la investidura (o no) de Artur Mas pendiente de la CUP, que no participaba en las elecciones y hizo votos por la abstención, lo que ha perjudicado claramente las opciones del independentismo y ha beneficiado al colauismo. Por primera vez, ERC es segunda fuerza y hace el sorpasso a CDC –englobada en la coalición DiL– en unas elecciones en las Cortes españolas (ya lo había conseguido en las europeas del 2014). Los republicanos obtienen su mejor cómputo en escaños: 9, con cerca de 600.000 votos y casi un 16% del total. Gabriel Rufián supera así por un escaño el récord alcanzado por Josep-Lluís Carod-Rovira en el 2004.

DiL en cuarto lugar

Democràcia i Llibertat, la candidatura liderada por el exconseller de Presidència, el convergente Francesc Homs, recibe un severo revolcón: queda en cuarto lugar, empatando a 8 escaños con el PSC, y con 563.000 votos. DiL apuntala la suma total del independentismo, que obtiene, por separado, 17 escaños, un registro muy parecido a los de la antigua CiU, o de CiU y ERC, en sus mejores momentos. No obstante, ERC y DiL pierden 500.000 votos con respecto a los obtenidos por JxSí el 27S. La decisión, de común acuerdo, de no reeditar la lista unitaria en las elecciones españolas beneficia a ERC en su dialéctica con CDC por la hegemonía del independentismo, pero refuerza la posición de En Comú Podem, que se convierte en la fuerza política catalana con más representación en Madrid.

Derrota unionista

El independentismo puede celebrar que su representación en la Cámara baja española en el 2011, los 3 diputados de ERC, ha pasado a ser, en conjunto, de 17. No obstante, si se hiciera una lectura en clave plebiscitaria de las elecciones de ayer, pierde por un escaño su batalla con el unionismo explícito, aunque éste reduce de manera espectacular su peso en el conjunto del voto en Catalunya. Así, el bloque de 25 diputados que obtuvieron el PSC y el PP hace cuatro años queda limitado ahora a 18: los 8 socialistas encabezados por Carme Chacón (586.000 votos, con un 15,7%, por debajo de ERC); los 5 de C's, que liderava Juan Carlos Girauta (487.000 votos y un 13,05%) y 5 más del PP, con Jorge Fernández como cabeza de lista (415.000 votos y 11,1%), en última posición. En resumidas cuentas, el unionismo supera en un diputado el independentismo explícito pero pierde clamorosamente la batalla en una Catalunya en pleno giro hacia la izquierda colauista y la Escocia referendista-independentista.