Los que seguís a Gabriel Rufián en Twitter sabréis que siempre tuitea en castellano, menos cuando se acercan algunas elecciones (una estrategia electoral más vieja que la tos). Eso sí, no se le puede negar que, sea por el motivo que sea, siempre ha defendido el catalán a capa y espada y a ritmo de rap; y esto, a los catalanes, nos enternece, es nuestro talón de Aquiles. Alguna vez, incluso, ha dicho públicamente —supongo que para tocar todavía un poco más la fibra del votante independentista que se siente más perdido que un pulpo en un garaje— que habla el catalán gracias a su abuelo, que era andaluz y entendió que a Cataluña se la quería a través de su lengua. Desgraciadamente, no hizo mucho caso a su abuelo porque, normalmente, le oímos hablar, o bien en castellano o bien en un catalán de teleapuntador, de aquel que se nota que no lo utilizas a diario, sino solo cuando hay una cámara y las elecciones están al caer.

Os pondré un ejemplo práctico para que se entienda mejor mi razonamiento. En el debate electoral del 7 de julio de este año, que realizaron conjuntamente El món a RAC1 y La Vanguardia en el Auditorio de la ONCE, en el que participaban los ocho candidatos al Congreso por Barcelona, Gabriel Rufián afirmó: "[...] no sé si s’ha fet mai, jo no demanaré el vot pel meu partit, demanaré el vot pel meu país (no sé a qué país se refería exactamente, porque en 2016, en una entrevista en la Cope, dijo que se sentía español, catalán, europeo y de cualquier sitio), per la nostra gent. Crec que l’amenaça és enorme (pronunciado así: ['ɛsen'ɔɾmə]) [...] Catalunya no es pot permetre perdre la seva democràcia, així (pronunciado así: [ə'si]) que demano un vot de país, a favor de la seva llengua, la seva cultura, la seva gent, en definitiva. Vota Catalunya!"

De alguien que tiene como lengua materna el castellano, no espero que hable como Pompeu Fabra, pero sí pido que, si alguien defiende la independencia de Cataluña desde ERC, se integre lingüísticamente al territorio, por coherencia, al menos.

De alguien que tiene como lengua materna el castellano, no espero que hable como Pompeu Fabra —la mayoría de catalanes que tenemos como lengua materna el catalán tampoco somos capaces—, pero sí pido que, si alguien defiende la independencia de Cataluña desde ERC, se integre lingüísticamente al territorio, por coherencia, al menos. Me gustaría (y no creo que sea la única que piensa así) que un político como Rufián —que trabaja en un partido explícitamente independentista y que defiende el catalán enconadamente en la mayoría de sus discursos— utilizara habitualmente el catalán, y que lo hiciera hablándolo lo máximo de bien posible. Y si hace falta ir a unas cuantas clases de catalán para lograr este objetivo, pues adelante. Nunca te acostarás sin saber una cosa más. Digo todo esto porque, ¿qué confianza transmite un político que defiende el catalán y no lo emplea habitualmente en sus discursos o, si lo utiliza, no lo habla suficientemente bien?

De alguien que trabaja en el PSC, se puede esperar que vea el catalán como una lengua regional y folclórica; de alguien que trabaja en el PP, se puede esperar que quiera hacerlo desaparecer; de alguien que trabaja en VOX, se puede esperar que niegue la existencia del catalán y que diga que es un dialecto del gaélico, pero de alguien que trabaja en un partido que siempre se ha manifestado independentista, como es ERC, no se puede esperar que hable el catalán con cuentagotas y sin aspirar a la excelencia lingüística. Ahí dejo mi consejo como filóloga y como catalana.