En aquella Barcelona que fascinaba al mundo, olímpica, reluciente y abierta al mar había un barco en peligro de ir a la deriva. El impulso de la democracia había llegado, pero no había sido suficiente para recuperar el pulso del Ateneu de los años de la República y ahora vivía somnoliento, caricatura de lo que había sido.

Alguna gente de sensibilidades y procedencias muy diversas nos conjuramos para sacar adelante la empresa. Podía haber desaparecido el Diari de Barcelona, el café-concierto El Molino o los históricos almacenes Can Jorba, pero no podía en absoluto desaparecer el Ateneu Barcelonès. Era un símbolo demasiado importante. La entidad que había presidido Àngel Guimerà, que había acogido a Josep Pla, Salvador Dalí y Federico García Lorca, y que había escuchado a Albert Einstein, Igor Stravinsky y Rubén Dario, se tenía que rescatar de la somnolencia.

Es opinión instalada que Oriol Bohigas hizo la inflexión. La Junta de Heribert Barrera, con una gran prudencia en la gestión económica le empezó a dar el vuelco. Contando con equipos capaces en la junta y con alianzas institucionales nuevas, se pusieron las bases del relanzamiento. Se sacaron adelante las obras que hicieron viable y operativo el Palau Savassona. Se rehabilitó e informatizó la biblioteca. Y se fue dotando al Ateneu de una actividad cultural potente.

Más allá de diferencias menores, el compromiso de principios de los noventa para "Salvar l'Ateneu" se ha mantenido en las juntas de Jordi Sarsanedas, Oriol Bohigas, Francesc Cabana y Jordi Casassas. Aquella continuidad que tanto reclamaban los noucentistas, en un país demasiado dado a los sobresaltos, ha estado en el Ateneu. Durante veinte años, cada junta ha construido sobre el trabajo del anterior y no se ha dedicado a deshacer la obra de sus predecesores.

El actual presidente y candidato, Jordi Casassas, afirma que cada junta tiene que ser el eslabón de una cadena, que proviene del año 1860 y que va hacia el futuro. Los eslabones de los últimos veinte años han sido buenos y el resultado es muy visible. El Ateneu está más activo que nunca. ¡Hay multitud de actos y una treintena de tertulias con funcionamiento regular, algo que no sucedía ni en los años de la República! La Escola d'Escriptura que un día Joan Rendé nos presentó a la Junta, hoy es un éxito. Si antes el Ateneu era incapaz de suscitar una sola raya en los diarios y de aparecer en una televisión, hoy tiene una presencia mediática considerable. Las elecciones a la junta, que eran irrelevantes, ahora son noticia.

¿Pero, y ahora, qué?

Las elecciones a Junta llegan meses –quizás semanas– antes de la convocatoria de un referéndum crucial. Los que nos alineamos detrás de Jordi Casassas en la candidatura Ateneu@elteu pensamos que el Ateneu es clave en el futuro inmediato, sea cuál sea el paisaje de después. Al tratarse de una de las instituciones culturales más importantes de la sociedad civil catalana, nuestra entidad debe ser un corazón que permanentemente bombardee iniciativas al sistema cultural del país.

Nuestra entidad tiene que ser un corazón que permanentemente bombardee iniciativas al sistema cultural del país

El Ateneu tiene que ser referente cultural de los Països Catalans. Todo lo relevante que pase en nuestra área lingüística tiene que encontrar una plataforma en el Carrer Canuda. Al mismo tiempo, el Ateneu tiene que ser tribuna obligada para todo el mundo a que sea referente de la cultura global.

Al lado de una gran ambición cultural, el Ateneu tiene que estar muy bien gestionado. En la junta tienen que estar, juntamente a la autoridad académica y cultural, personas con una gran capacidad de gestión. En su momento, Valentí Almirall, un hombre de ideas, presidió el Ateneu. El secretario fue, sin embargo, Enric Prat de la Riba, seguramente el mejor gestor político que ha tenido nunca el país. Este sincretismo teórico-práctico creemos que debe estar siempre en el Ateneu. En la candidatura de Jordi Casassas está.

El Ateneu tiene sobre la mesa el proyecto Horitzó 2020. Es un proyecto que, con una ampliación de espacio considerable, recuperando muchos metros cuadrados para la biblioteca, adquiriendo una finca adyacente, tiene que permitir al Ateneu dotarse del espacio físico que necesita para ser una entidad potente del siglo XXI. Esta operación reclama, más que nunca, gente con la capacidad de gestión mencionada y mucho rigor. Y también mucha capacidad de interlocución con las diferentes administraciones, entidades financieras o patrocinadores.

Los que vamos en la candidatura de Casassas tenemos que decir también que tenemos un programa de espíritu 'foixà'. No sólo queremos ser el eslabón de una historia. Somos gente que nos exalta lo nuevo, pero también estamos enamorados de lo viejo. Así, estaremos atentos al nuevo talento, pero al mismo tiempo queremos ser una plataforma para nuestros valores más consolidados. Somos el Ateneu del wifi en las salas y del streaming, pero el que mantiene las tertulias como las de antes.

Queremos también que el Ateneu sea un espacio intergeneracional. Los socios jóvenes tienen que encontrar su lugar y los mayores tienen que sentirse bien acogidos. Y todavía más, creemos que más allá de convivir, las diferentes generaciones se tienen que interrelacionar. El Ateneu es un espacio que contribuye a dar una dimensión humana en Barcelona.

Y, finalmente, queremos que el Ateneu sea un espacio abierto, donde impere el respeto por todo el mundo.

Carles Llorens

Candidato a vicepresidente económico

Candidatura Ateneu@elteu