Se multiplican tantas causas judiciales vinculadas a la causa general que el Estado empezó contra Catalunya a raíz del Primer de Octubre, que la acumulación nos ha anestesiado y ya casi nada nos sorprende. La implacable represión española se mantiene con persistencia y minuciosidad, persiguiendo, uno a uno, a miles de catalanes que participaron en protestas y acciones, en defensa de nuestras libertades. Día a día, cada día desde el inicio del procés catalán, la maquinaria represiva activa los mecanismos del castigo y, mientras aplasta a diestro y siniestro, convierte el derecho de protesta en un espantajo manoseado y estropeado. Es un goteo imparable, infatigable e insaciable, ávido de dejar sin aliento todos aquellos que se mantienen determinados en la defensa catalana.

Solo por poner un pequeño ejemplo personal, cuando este viernes he conectado el móvil, después de horas de vuelo desde Buenos Aires, y he abierto ElNacional.cat, los titulares parecían disparados a bocajarro, pero tan solo era un día más, un día cualquiera, en la lógica española: la Audiencia envía a Boye a juicio en las vísperas de las vistas de Luxemburgo de los exiliados; la consellera Garriga y los diputados Jové y Salvadó, a un paso del juicio para el 1-O; el juicio a Laura Borràs se anuncia para febrero; el Supremo confirma un año de inhabilitación para el exalcalde de Agramunt Bernat Solé, por permitir las votaciones... Y para remachar el clavo, dos notas de color: el Borbón recibe en audiencia al exjefe del ejército que diseñó un plan militar contra el 1-O, y ElNacional.cat nos informa de que se prepara un gran homenaje a Franco para el 20-N (es decir, hoy), a pesar de la ley de la memoria histórica. El negro de los represaliados, y el rojigualda de los represores.

En este contexto de "normalidad" represiva, solo faltaba la estafa perversa del delito de sedición y toda la parafernalia que lo acompaña. Ya ha sido dicho: es una reforma indecente de un delito decimonónico que no tenía cabida en la UE y que ya había sido derrotado por el president Puigdemont en la corte alemana, en 2018. Pero el regalo de la derogación, como escribí el domingo pasado, lleva el veneno de una reforma que criminalizará el derecho a protesta de una manera impensable en democracia. Es decir, abrirá una solución para algunos ex altos cargos juzgados o en proceso — "una especie de amnistía para el sottogoverno", que dice Partal—, pero deja completamente a merced de la represión el movimiento ciudadano independentista. La maniobra no puede ser más perversa.

Es una reforma pensada casi en exclusiva para practicar la caza mayor, y este hecho, que es o tendría que ser un escándalo —cambiar una ley general para poder perseguir a un disidente político—, lo explican a la manera borbónica, "llenos de orgullo y satisfacción"

Y sin embargo sí que lo puede ser, porque, como han anunciado a bombo y platillos, sin ningún tipo de complejo, esta reforma ha sido hecha con el objetivo primordial de poder coger al president Puigdemont. Es una reforma pensada casi en exclusiva para practicar la caza mayor, y este hecho, que es o tendría que ser un escándalo —cambiar una ley general para poder perseguir a un disidente político—, lo explican a la manera borbónica, "llenos de orgullo y satisfacción". Así lo han ratificado varios líderes socialistas, con el presidente Sánchez incluido y una vicepresidenta Calviño que no podía ser más explícita: "La dificultad para la extradición de Puigdemont —es lo que queremos todos, que venga, comparezca ante la justicia y cumpla con la pena que corresponda— se dió porque el tipo penal de la sedición no existe en otros países. Damos un paso importante". Es decir, han reformado el código penal maliciosamente, desesperados por no haber conseguido vencer a Puigdemont en los juzgados europeos. Lejos de aceptar que el Primer de Octubre no fue ningún delito, y que el edificio represivo que han montado para reprimirlo no se aguanta en Europa, perpetrando una especie de estafa monumental para seguir reprimiendo aquello que nunca tendría que ser perseguido. Sánchez demuestra nuevamente que es un gran manipulador, el gran trilero de la política española. Por una parte, al verbalizar eufóricamente la posibilidad de detener a Puigdemont, alimenta el bajo vientre de toda la jauría nacional española; por la otra, gracias al apoyo de Podemos y sobre todo de Esquerra, hace ver que es el hombre del diálogo, el conciliador, el pacificador, y todo pasa mientras mantiene intacta la cultura represiva.

Es en este punto, en el apoyo de Podemos y ERC, donde la cuestión se vuelve muy oscura. Y las preguntas las ha formulado el mismo president Puigdemont en un hilo de Twitter que reproduzco por su importancia:

Primera: "¿Eso que explica el PSOE en público, lo expuso también en privado durante la negociación? ¿La parte catalana, era consciente de que estas eran las intenciones del Gobierno en la reforma de la ley? ¿Nadie advirtió de que se haría esta interpretación?"

Segunda: "Si la respuesta es negativa (es decir, nadie de ERC se dio cuenta de que el PSOE tenía estas intenciones, y el PSOE tampoco habló durante la larga negociación), debería llevarlos a retirar el apoyo a la reforma. Porque la habrían pactado con un socio que les ha dado gato por liebre."

Tercera: "Si, por el contrario, la respuesta es positiva (es decir, el PSOE les dio a entender que la reforma facilitaría mi extradición), la situación en la cual nos encontraríamos sería muy grave. No me lo quiero ni imaginar. En este sentido, el silencio después de tanta euforia es preocupante."

El silencio después de tanta euforia... Euforia del president Aragonès, que, para decirlo en términos populares, no se cortó un pelo a la hora de mostrar su alegría. Euforia de Oriol Junqueras, que lo vendió como si fuera la llegada de la República. Y, con ellos, euforia de todos los opinadores de la vía amplia, que repitieron el relato fabricado con aplicada servidumbre. Ciertamente podría ser, como plantea el President, que Sánchez les hubiera marcado un gol por la escuadra. ¿Pero ahora que ya sabemos que las cartas están marcadas, porque los mismos estafadores lo han dejado meridianamente claro, cómo se explica el silencio de Esquerra y el mantenimiento de su apoyo a una jugada sucia que busca la captura del President?

No se explica. No hay manera de explicarlo. O peor, hay una manera de explicarlo y es muy grave. ¿Se alegran? ¿Lo quieren? ¿Ya les va bien que detengan al
president Puigdemont
? Ay, el silencio..., el silencio que lo carga el
diablo...

FIN.