"Si el fascismo y el comunismo solo hubieran seducido a imbéciles y a canallas, hubiera sido más fácil deshacerse de ellos"
J.F. Revel
¿Qué pasa por la cabeza de todos los que están dispuestos a repetir y dar por bueno el marco irreal y tóxico exigido por Sánchez? Son ellos los que preocupan, porque del presidente del Gobierno nadie con dos dedos de frente puede esperar nada ya. Un tipo que después de haber destrozado su partido uno a uno en todos sus feudos hasta haberlo dejado en las raspas y que dice que esto no le preocupa, porque cree que le ayudará a ganar él las generales, se define a sí mismo. Así que no vamos a insistir sobre la insania de su huida hacia adelante. Vamos a señalar a los que le bailan el agua y le permiten destrozar un partido sistémico, las esperanzas de tantos y hasta un sistema democrático imperfecto, como todos, pero más válido que cualquier otro que se ponga delante. ¿Qué les pasa? ¿Qué les paraliza? ¿Qué les compensa del daño global que afecta a todos?
Por eso lo importante ahora es el despertar de los demócratas leales y el señalamiento de los que pretenden destrozar una democracia en una Europa demediada dentro de un siglo convulso. Cuanto peor no puede ser mejor para nadie. Incluso si hay fuerzas que buscan independizarse de la democracia española, no es razonable pensar que les irá mejor si la democracia española se muta en otro régimen, porque llegue lo que llegue en su lugar no va a ser mejor patrón. Los demócratas leales, en expresión del politólogo Juan Linz, son aquellos que aceptan que en democracia se puede perder o ganar, pero que siguen respetando el sistema incluso cuando pierden. No es una cuestión ideológica, sino una categoría normativa y conductual. Es seguro que quedan demócratas leales, incluso dentro del maltratado PSOE, ¿qué hacen que callan ante este destrozo y este desvarío?
Muchos esconden la testuz. Es impensable que todo viso de vida inteligente haya fenecido en un partido con tanta tradición y tantos cuadros. Algunos te lo confiesan en la intimidad, como el que acude al párroco a última hora de la tarde, y otros han decidido encastillarse en sus feudos profesionales —porque hay muy buenos profesionales progresistas— y dejar que pase el tifón a ser posible sin que les mueva un pelo. Cobardes, me dirán. Ustedes mismos. La cancelación y el acoso no gustan a todos. Otros, los mal llamados socios, están exprimiendo la vaca sin reparar en que como la dejen seca y la contrarreforma sea la que parece, van a ir despachados. No son demócratas leales, porque si lo fueran, no respaldarían el pisoteo de las líneas que trazan los carriles en una democracia civilizada. Por eso recuerdo siempre que si Sánchez no se ha hecho con las riendas del Estado de derecho en su propio beneficio ha sido porque Junts no le ha dejado, porque los demás por la labor estaban.
Hay que estar muy desesperado o muy abducido para aplaudir mientras Nerón te quema la casa y la vida
Parece que el guantazo electoral está despertando a algunos y que han decidido que los que no tienen mucho que perder, porque no dependen del capricho de Sánchez, asomen la gaita y digan la verdad. De ahí el anuncio de un manifiesto y un paso al frente realizado por Jordi Sevilla. Al fin, alguien dice lo que todos sabemos: que el actual partido de Sánchez es una cáscara vacía, que puede decir una cosa y su contraria según convenga, y que se ha alejado de los carriles socialdemócratas para convertirse en una fuerza populista que tiene mucho que ver con líderes a los que critica con la boca pequeña. Sánchez, como buen narcisista, no tiene otra bandera que la suya propia y, como todo narcisista, convierte en tóxico cualquier entorno en el que actúe.
No lo tienen fácil, porque Sánchez no va a irse bajo ningún concepto. Acorde a su estructura de personalidad, el César ha destruido todos los contrapesos internos de un partido que ya intentó expulsarlo como a una excrecencia. O tempora, o mores. No hay posibilidad no ya de disidencia, sino de discrepar ni en el comité federal, ni en la ejecutiva, ni en las federaciones, ni en el espacio público. Sal fuera y respira. Y quien acabó con cualquier cauce de debate en su formación, está intentando replicarlo y anularlos fuera, bien haciéndose con los contrapoderes, bien persiguiendo al disidente, bien mintiendo o engañando al que se le opone o al que dice su socio.
Luego está la lógica de la barrera a la derecha montaraz. En Francia, durante décadas, la gente se ha tapado la nariz y ha votado en segunda vuelta al adversario para cerrarle el paso a los Le Pen en toda su genealogía. ¿Cómo vas a ir de dique si en cuanto puedes evitar que Vox gobierne te niegas ni a pensarlo?
Antes me daban rabia los que son capaces de comprar cualquier argumento, cualquier excusa, cualquier dogma. Hoy día me dan hasta pena, aunque me sigo preguntando cómo puede hacerlo gente a la que respetaba. Hay que estar muy desesperado o muy abducido para aplaudir mientras Nerón te quema la casa y la vida. No son demócratas leales. Les importa más lo suyo que el bien común. Porque un demócrata leal acepta la legitimidad del adversario, respeta las leyes formales e informales de la democracia y apoya la autocontención en el uso del poder. ¿Quedarán 50, 45, 30, 20, al menos 10, demócratas leales que salven a ese partido y a nuestro marco de convivencia? Porque sin un partido de referencia como este, la democracia es difícil, y porque el que no le va a dar la batalla va a ser Abraham, eso seguro.
