Adam Tomàs ganó las últimas elecciones ampostinas con 16 de los 21 concejales del Consistorio. Es el resultado más brillante de un alcalde en una capital de comarca. Los republicanos vencieron claramente en Amposta en las últimas elecciones catalanas. Pero es que Adam Tomàs consiguió 30 puntos más en las municipales. No se puede en absoluto negar que Adán y su lista no sumen un plus a las siglas que representan. En este caso, las de ERC.

Hay otros casos, aunque no tan sonados. Y de casi todos los colores. El PSC gobierna Granollers con mayoría absoluta. También ganó en las catalanas, pero casi con veinte puntos menos. En las catalanas, el independentismo sumó prácticamente el 50% de los sufragios.

Si fuera por Amposta y Granollers (a pesar del resultado del alcalde Mayoral) el independentismo sería hegemónico. Y, en cambio y sobre todo, no lo es porque hay una región metropolitana que vota socialista y donde el independentismo tiene notables dificultades para avanzar. De aquí también el mito de Tabarnia que esgrimía Ciudadanos cuando coyunturalmente hizo un sorpasso al PSC y devoró al PP.

De todas las grandes ciudades del país, la que siempre se ha mostrado menos receptiva a votar a formaciones indepes —que no es lo mismo que hostil— ha sido Santa Coloma de Gramenet. Esta legislatura es la primera que ha contado con 3 concejales explícitamente indepes. 3 de 27, los 3 de ERC. Junts superó, por debajo, el ya paupérrimo último resultado de CiU que consiguió el 3,62% de los votos en 2015. En 2019 Junts daba un paso más hacia la irrelevancia con el 2,09% de los votos. De aquí la voluntad de Junqueras de poner toda la carne en el asador queriendo que Gabriel Rufián lidere la lista republicana en Santako.

Pontificaba uno de los ministros del Consell per la República que las siglas republicanas ya no tienen buena pinta para él y que no son la herramienta que (nos) hace falta. La pregunta, en rigor, es: ¿no es no ya necesaria, sino imprescindible, una herramienta capaz de arrasar en la Amposta de Adam Tomàs y al mismo tiempo tener una progresiva capacidad de penetración en Santa Coloma de Gramenet? O en el conjunto de las ciudades metropolitanas por extensión, que es el gran reto de futuro, de país. En Amposta o en Verges la partida ya la ha ganado el independentismo. La cuestión primordial cuando se aspira a una victoria de país, nacional, es cómo se hace para cambiar —que no se hace ni en una ni en dos legislaturas— una situación tan adversa como la de estas ciudades metropolitanas.

A golpe de tuit parece que no acaba de funcionar. El bon cop de tuit parece, si de caso, la mejor vía para generalizar el camino hacia la marginalidad que un determinado espacio político ha emprendido allí donde más imprescindible es sumar.

Una manera de hacer que tiene sus referentes y estrellas en el ciberespacio, pero que cuando aterriza nos ofrece imágenes tan rotas como la bronca iracunda a las puertas del Parlament o la penosa protesta del 17-A en la Rambla.

Seguro que siempre se puede mejorar la herramienta. De hecho, tendría que ser una obligación tenerla siempre bien afilada y procurar maximizar su eficacia. Eso sí, lo que realmente parece esperpéntico —en nombre de no se sabe qué estrategia ni qué otra herramienta eficaz— es resolver toda frustración a golpe de tuit contra la única herramienta que se erige permeable allí donde es un reto y un deber sumar.

PS. Visto como va todo, ya será mucho que el irredentismo no se consolide como la muleta de los "carceleros del 155". Atento Gabriel Fernàndez, que Sabadell no parece que vaya a ser la excepción. ¿Qué paradoja, no?