España es un Estado donde un académico de prestigio como Andreu Mas-Colell tiene que soportar bromitas nivel despedida de soltero de Cristóbal Montoro, un señor que en su momento fue mano derecha de Rodrigo Rato. Si aplicáramos el argumentario del 3%, eso ya sería motivo de prisión (ser mano derecha de Rato, no soportar las bromitas de Montoro). Lógicamente, y como consecuencia de esta situación (la de Montoro), el conseller de Economía hace tiempo que está de mal humor. De muy mal humor. Y sólo le ha faltado aguantar aquella risa de la vicepresidenta Soraya (por cierto, explican que su pretendido accidente de globo en un programa de TV de estos donde los políticos van a hacer cositas, fue un montaje para darle bombo). Quizás, cuando vuelva a salir en un programa haciendo de figurante en un espectáculo de Blancanieves (por decir alguna cosa), alguien aprovechará y le preguntará de qué se reía.

España es un Estado donde el ministro de Hacienda se levanta un día con ganas de juerga tropical e interviene una autonomía. Con ilusión. Y con argumentos dignos de los hermanos Grimm. ¿En qué han quedado aquellas explicaciones con las que justificó la intervención? Aquellas "condiciones especiales" para imponer "elementos de control específicos y adicionales" para que los impuestos que vuelven a Catalunya "se destinen a las actividades previstas" y no a actividades "relacionadas con el independentismo". ¿Qué tiene que decir el amigo de Rato de los 1.300 millones que reclamaba aquel día y que, según él, fueron dedicados a la independencia? Una vez se ha probado que se gastaron hace años en carreteras y prisiones, tal y como lo demuestran las facturas que tiene en su ministerio, ¿no tiene que decir nada?

España es un Estado donde después de las afirmaciones recogidas en el párrafo anterior, el mismo personaje niega que un solo euro de los 52.000 millones devueltos a Catalunya "haya financiado actividades relacionadas con la independencia". Escuche, ¿pero no habíamos quedado en que no traspasaba el dinero que tiene que traspasar por ley para pagar las farmacias porque nos gastábamos el dinero en actividades indepes? ¿En qué quedamos? Oiga, ¿usted sabe lo qué dice?

España es un Estado donde una semana después de los hechos explicados en los dos párrafos anteriores, aparece la vicepresidenta del globo y dice que Catalunya ya cumple la ley y, por lo tanto, Madrit (concepto) ahora pagará lo que toca. Pero va y no nos explica qué hacemos ahora de diferente en relación con la semana pasada.

España es un Estado. Y los Estados pueden hacer lo que quieren porque fabrican las leyes y después las aplican a conveniencia.

Catalunya es una autonomía donde hay farmacéuticos que votan el PP, Ciudadanos o el PSC y que no protestan cuando quien les tiene que pagar lo que les deben, no sólo no lo hace sino que, además, se inventa excusas inciertas para justificarlo. Unas excusas que dejan ser excusa la semana siguiente de haber sido excusa. Y sin más explicaciones. Y no pasa nada.

España es el paraíso del Black Flarday permanente.