Una de las virtudes de la red y la virtualidad es la de pervertir las emociones hasta el punto de mostrar la hipocresía de una forma muy cruda. Así pasa, por ejemplo, en el caso de la solidaridad con los conciudadanos represaliados de forma abusiva por la justicia, cuya desdicha nos sacudimos con un simple tuit. Ahora que todos volvemos a ser Charlie (hasta que nos olvidemos o nos ofendan a nosotros) y que la libertad de expresión de Españistán parece retroceder a los parámetros del neolítico, sería una buena ocasión para que pasáramos del azúcar a acciones que pongan el Estado realmente contra las cuerdas de su propia excrecencia: así con el rapero Valtònyc, que ha suscitado una auténtica oleada de empatía a causa de una condena típicamente franquista que lo puede meter tres años al trullo, lo cual —como es comprensible— ha agitado la comodidad con la que el mundo sonoro vivía hasta ahora.

Encuentro que una forma mucho más útil de ayudar a Valtònyc, que haría honor real a la palabra solidaridad, sería que los músicos del país versionaran la letra de la canción que lo ha metido de cabeza a la trena, la fantástica El rei Borbó. Sería oportuno, de hecho, que las discografías del país obligaran a nuestros grupos, cantautores e incluso músicos de la clásica a copiar la preciosa letra de nuestro Josep Miquel Arenas, que así se llama el autor balear, y la adaptaran a su género predilecto. El rei Borbó i les seves mogudes / No sé si caçava elefants o anava de putes / Són coses que no se poden explicar / Com que per fer diana empleava el seu germà. Aparte de que ver estas palabras versionadas por Mishima, Roger Mas, Quimi Portet o nuestro genio Albert Pla sería una cosa bárbara de disfrute musical, cuantos más músicos del país lo hicieran, más impotente sería el Estado que nos atenaza para meterlos en chirona.

Amigos míos: menos tuits y declaraciones solemnes, compañeros músicos, y pongámonos todos a versionar la letra de Valtònyc

Yo, de hecho, propongo solemnemente desde este rincón de El Nacional que nuestro Kapellmeister más eminente, mi amigo Joan Magrané i Figuera, se apresure a componer una cantata con la letra de El rei Borbó. Visto que Joan había ganado el premio Reina Sofía de Composición hace años, la ironía sería brutalmente catalana, digno del nuestro genial loco de Figueres a quien la pitonisa hizo desenterrar, reliquia móvil. Joan, yo de ti, la compondría para soprano, coro y orquesta, que una señora pechugona vestida de noche y cantando Ara els seus germanastres són àrabs / Li donen doblerets per comprar ses armes, sería un acto tremebundo. Poca coña con el efecto, amigos míos: menos tuits y declaraciones solemnes, compañeros músicos, y pongámonos todos a versionar la letra de Valtònyc, a ver si los españolitos tendrán suficientes cojones como para meternos al Carabén y la Núria Graham en Estremera.

Músicos del país. ¡Obedecedme ciegamente y copiad a Valtònyc! Imitemos a Josep Miquel, porque si volvemos a hacer música con mala leche, aparte de ser más felices y tener la conciencia más limpia, como dice el poeta de Sa Pobla, farem que n’Urdangarin curri en un Burger King.