Es normal que el Govern más nefasto de toda la historia democrática de Catalunya certifique su agotadora agonía levantando el confinamiento municipal para asistir a mítines electorales. Hay algo de lógico, e incluso diría que de justicia poética, en el hecho de que la ineptocracia independentista expire su último aliento regalándose un absurdo privilegio que sólo alimenta el ego de la partitocracia y su sufrida militancia de autobús y bocadillo. Si tuvieran un mínimo de vergüenza, los consellers del Govern de los peores salvarían su inexistente gestión asegurando un nivel de seguridad pura y clínica como las piernas de la Virgen María en unos comicios que han tenido medio año para preparar y que han pretendido adormecer en un futuro hipotético mediante una chapuza jurídica que pasará a la historia de los despropósitos nacionales. No es el caso; apurarán la teta hasta el último minuto sólo para ir de excursión.

Puestos a mearse un poco más en el alma de los ciudadanos, propongo solemnemente que convergentes y republicanos organicen los mítines centrales de campaña en el Empordà o la Cerdanya y, si puede ser, a altas horas de la noche. En casa, particularmente, nos iría bien cualquier margen cerca de Vall-llobrega, no más lejos de Tamariu, y si se tarda un poco para hacer un cremat en Cala s'Alguer, pues no sufráis que ya llevaremos un poco de picoteo y una ensalada de pasta con aceitunas, que va de lujo para hartar a los chiquillos. Hay que reconocer en el procesismo una fuerza casi milagrosa para sorprenderte semana tras semana hasta el paroxismo delirante. Tú piensas que, en un entorno donde la pandemia contraataca y con los médicos advirtiendo de que las UCI desbordan de enfermos, nuestros políticos tendrán la decencia de pactar una campaña streaming, con debates accesibles a todo el mundo en formatos propios del siglo XXI. ¡Pues no! ¡Haz un certificado de pacotilla, fírmatelo tú misma y ven al mitin, reina!

Tú piensas que, en un entorno donde la pandemia contraataca y con los médicos advirtiendo que las UCI desbordan de enfermos, nuestros políticos tendrán la decencia de pactar una campaña con debates accesibles a todo el mundo en formatos propios del siglo XXI. ¡Pues no! 

Tiene todo el sentido del mundo que la consellera Budó, que en su breve pero fructífero reinado nos ha regalado ruedas de prensa antológicas, fundamentara la decisión de levantar el confinamiento afirmando que "bien que podemos a ir al teatro con un 50% de aforo". Primero, porque ya tiene gracia que una administración que está dejando morir el sector cultural todavía tenga los cojones de ponerse el teatro en la boca. Y después, Meritxell, porque como sabe incluso un niño, los teatros tienen personal especializado y unas medidas de seguridad que los mítines hacen casi imposibles, empezando por el control de asistentes, un recurso que el encuentro político no puede controlar, todavía más si se convierte en una excusa para esquivar la restricción. Vuelve a leer la frase anterior, Meritxell, y hazlo muy poco a poco.

Yo te diré lo que es teatro, querida Meritxell, y un teatro que no hace nada de gracia. Teatro es ver como el Govern de la Generalitat lloriquea siempre por las imposiciones del Gobierno (cuando, como ya escribí, que se celebren las elecciones el 14-F no tiene nada que ver con ninguna decisión de Madrit) cuando ERC y Junts per Catalunya aprobaron y se abstuvieron ante el establecimiento de un estado de alarma que ha retirado las competencias de la Generalitat durante siete meses. Los políticos que lloriquean porque no podemos votar en las mejores condiciones son los mismos que han renunciado a cualquier soberanía no ya en términos hipotéticos de estado, sino de la simple Catalunya-Autonomia. Llorar por lo que tú mismo has prostituido sí que es una forma nefasta de hacer teatro, consellera Budó, y que ahora relajéis las restricciones sólo para que el común venga a escucharos recitar la salmodia no es teatro; es sainete.

Afortunadamente, la mayor parte de la ciudadanía no tendrá suficiente estómago como para salir del municipio para ver como Aragonès nos promete la mejor financiación de la historia, como Laura Borràs nos explica su nacimiento brotando directamente de una urna del 1-O o como Dolors Sabater nos anticipa un referéndum de autodeterminación para el año 2056. Con esta gente y por muchas ganas que tengas de salir de casa, siempre será mejor quedarse en el sofá. Escuchadme, conciudadanos, no les hagáis caso y aprovechad la campaña para quedaros en casa todo el tiempo que podáis, votad masivamente por correo y si hacéis una visita al colegio electoral, que sea lo más escalonada posible. Y echémosles muy pronto, por el amor de dios, que esto cada día es más inaguantable.