Esta semana hemos sabido, por obra y gracia de este querido mío Nacional, que el antiguo president Quim Torra ha entregado la pancarta a favor de los presos políticos por la cual fue inhabilitado al Museu d’Història de Catalunya (MHC). Aparte de un acto generoso como pocos, considero que la entrega de este objeto, tanto o más importante que el original de las Bases de Manresa y de una dignidad más sobria que la misteriosa camisa roja con la que se hizo enterrar Pedro el Grande, marca una doctísima pauta a seguir por la historiografía política catalana. Cuando era un simple activista, Quim ya escribió un libro para decirnos que a la independencia nada más le faltaban 100 metros para florecer. Pues bien, antes de que la efeméride nos coja por sorpresa, opino que haría falta ir recolectando y haciendo la catalogación museística oportuna de los objetos y documentos que nos ha ido regalando nuestro procés.

En este sentido, considero que hacer galería con los objetos del procés exige un espacio más apropiado que una simple salita de nuestro MHC, porque eso de convertirse en un estado no puede ser equiparable a chorradas de antes como la Guerra de los Segadores o la sacrosanta Mancomunitat. ¡No fastidiemos, conciudadanos, que el procés necesita su propio museo! Un museo, en definitiva, que mezcle el espíritu magno del MNAC (sin embargo, a poder ser, que no exija llegar subiendo aquel cojones de escaleras de Montjuïc) con la sobriedad del Pabellón Alemán de Mies van der Rohe. Una cosa pomposa pero sin pasarse, vaya: ¡como Catalunya! Pero lo importante, al fin y al cabo, no son el plástico y el lacito del regalo (sic), ¡sino el contenido! La pancarta de Quim es sólo un objeto de los muchos a los que la dignidad del nuevo museo tendría que dar cabida. ¡Cueste lo que cueste! ¡Si hay que pagar, pagaremos!

Ya me diréis si no es cosa bella fantasear con todo un museo dedicado a nuestro procés de emancipación nacional. En la entrada, como si fuera la tumba del propio Napoleón, yo pondría una escultura bien grande que rememore la hoja de ruta de los 18 meses del rey Artur Mas (el artista a quien se le encargue el monumento ya decidirá dónde pone cada efeméride: un rinconcito para las Estructuras de Estado, otro para el Consejo Asesor para la Transición Nacional, otro sobre las Elecciones Constituyentes). Admirado el monumento inicial, habría que urdir toda una galería con los posteriores documentos fundacionales de la República. Yo la titularía "18 meses y ni un día más", en honor a Rufián. ¿Los españoles tienen el Prado, Velázquez y Goya? ¡Pues nosotros pondremos una fotocopia de la DUI y la fotografía de aquella chica de Arc de Triomf que lloraba después de saber que la independencia había durado sólo 8 segundos!

Qué cosa más bárbara ver como ciudadanos de todas partes se amontonan en torno a esta obra magna de la desobediencia civil con aquella comezón de quien ve por primera vez los toros y los caballos del Gernika 

La Pancarta del president Torra no tiene que estar sola, y yo propongo que ocupe otro espacio central de este museo nuestro con todos los objetos del procés que han configurado el imaginario de tantas y tantas manifestaciones históricas. Tengo que insistir en que el edificio del Museo del Procés (MDP) tiene que ser bien grande, porque nos hará falta un mausoleo de tres pares de narices para manifestar nuestra inimitable maña a la hora de manifestarnos de forma artística: hay que guardar un espacio escultórico para reproducir la conciutadanía dándose la mano, otra sala donde se recuerde de que celebramos la Diada poniéndonos una especie de garbanzo de oro en la cabeza o transportando una enorme uve por la Gran Via y la Diagonal. ¡Los ciudadanos del mundo que visiten el museo no se lo llegarán a creer, de lo fantasiosos que somos! ¡Y ya os digo yo que el MOMA o el Louvre ya se pueden preparar, porque les caerán los visitantes bajo mínimos!

¡Qué gozo, queridos conciudadanos, cuando los neoyorquinos, los nuevos ricos de China y nuestros casi-compatriotas de la Dinamarca del Norte admiren el gran acto de desobediencia de Quim como si fuera la misma Piedra de Roseta! ¡Sólo de imaginármelo se me erizan los pelos del pubis! Excuse-me, sir, is this the famous banner by Joaquim Torra? Really? Do you mind to take a picture? We just came from Alabama to see it. Thanks much, sir. Qué cosa más bárbara, en definitiva, ver como ciudadanos de todas partes se amontonan en torno a esta obra magna de la desobediencia civil con aquella comezón de quien ve por primera vez los toros y los caballos del Gernika. Hará falta, sin duda, que los acomodadores del nuevo equipamiento vayan equipados con una buena dosis de Kleenex para parar tanta lágrima de emoción, y que el MDP tenga una enfermería disponible 24/7 por si delante de esta joya canon artístico occidental se produce algún desmayo.

Los grandes líderes, ya lo sabéis, son aquellos que marcan el camino de una nación. Con la entrega de la pancarta que lo inhabilitó a nuestro Museo de Historia, Quim no sólo nos ha demostrado qué es ser generoso en tiempo de lucha partitocrática y de miserias de corta mirada. El president Torra, que eso de la cultura sabe un cojón, nos ha guiado en el camino de ser un país normal, y es como tal cosa que tenemos que rendir honor a los caídos en la lucha por la liberación nacional. Yo aplaudo que ahora podamos ver esta pancarta siempre que lo queramos, pues se trata de un objeto más trascendente que la servilleta del contrato de Messi o que los glóbulos rojos con que Wifredo el Velloso urdió la inimitable bandera. Gracias, president, por guiarnos en la oscuridad. Y vosotros, políticos de la tribu, ¡dejad de pensar en los presupuestos del PSOE o en asaltar la Generalitat y haced el favor de trabajar!

¡Construid el MDP! ¡Es un simple ciudadano quien os lo pide! ¡Pero a través de este humilde gacetillero os interpela la voz de todo un pueblo!