No pisaba el Parlament desde el octubre de aquel tiempo en el que nuestros diputados se habían comprometido a declarar la independencia de la tribu, que no a posponerla en espera de vete tú a saber qué milagro mediador europeo, ni a proclamarla simbólicamente con tal de presionar al Estado obligándole a convocar un referéndum pactado y etcétera. ¡Qué días aquellos, maldita memoria, en los que la cámara catalana estaba llena de periodistas de todo el mundo y la transcendencia histórica teñía todas las moquetas del hemiciclo! Contrariamente, esta mañana en los alrededores de la Ciutadella nos encontramos los cuatro enfermos de siempre y la televisión regional hace cara de crónica intervenida y de parsimonia informativa. En un discurso de dos horas, el Molt Honorable 131 intenta combinar su apuesta por la autodeterminación con las reivindicaciones autonómicas de toda la vida: que si el déficit fiscal, que si los anticipos que nos debe el señor Sánchez y blablablá, todo con aquel tonito de pedir permiso para hablar y existir tan propio de la cosa nostra. Quim Torra, hay que reconocérselo, se esfuerza en explicar el curro de su administración, con aquel porte habitual del político que se sabe en un país ocupado pero que aun así imposta seriedad explicando las nobles intenciones del Govern en tareas tan chupiguais como erradicar los problemas del cambio climático y salvar a los muertos que el Mediterráneo espera jalarse muy pronto. A pesar de la acumulación del verbo, y del hecho no menor de vivir en un clima en el que la ciudadanía es acusada de terrorismo preventivamente, todavía no sabemos qué piensa hacer el president tras la sentencia ni cómo reaccionará la administración a una reprimenda de los presos políticos. Espérate a la sentencia, me cuenta la peña más cercana al 131, repitiendo exactamente el mismo tonito que Mas utilizó para justificar el secretismo con el que se preparaban unas estructuras de estado que sólo pudimos ver en sueños. Tras horas en el Parlament, yo todavía me pregunto: ¿y tú qué piensas de todo este embrollo, a parte de la gestión autonomista, querido president?

En lo que toca a las respuestas, no hace falta que os cuente nada: Iceta y los comunes sueñan con un tripartido con Esquerra y la chica de Ciudadanos nos equipara a ETA.