A.- ¿Cómo llevas eso de la retirada, chaval? ¿A qué te dedicarás ahora?

B.- ¿Qué quieres decir? No te entiendo...

A.- Hombre, tío, llevas un año llamando a las barricadas y a la desobediencia civil en tus artículos de El Nacional y ahora incluso los tuyos apuestan por el seny y por volver a la autonomía. Vaya, si es que, hoy por hoy, es posible volver de alguna forma, con todo el pitote en el que nos habéis metido los fanáticos...

B.- Pues si te refieres a cómo llevo que me hayan estafado, que hayan incumplido sistemáticamente las promesas hechas al pueblo e incluso las leyes que los mismos políticos habían votado en el Parlament... pues la verdad es que lo llevo de puta pena y estoy enfadado como una mona.

A.- ¿Y aparte de enfadarte, harás alguna cosa de provecho?

B.- De momento, sólo puedo reprobarlo todo y intentar que a la gente no le tomen más el pelo.

A.- Sí, ya leí aquel artículo donde lo decías. Bueno, ya sabes que pienso que te equivocas, como siempre.

B.- ¿Sugieres alguna otra cosa, aparte de reprobar(me)?

A.- A la gente, por norma general, no le suele gustar que le recuerdes cómo la engañan. Si te pasas el día corrigiéndoles la plana te acabarás convirtiendo en un pepito grillo antipático y, lo más jodido, te acabarás amargando la vida, porque nadie te lo agradecerá. Todo eso ya lo tendrías que saber, que acabas de hacer los treinta y nueve, tío.

B.- Vaya, pues, me sugieres que continúe la fiesta como si no hubiera pasado nada...

A.- ¡Qué va! ¡Claro que ha pasado! Ha pasado que habéis intentado hacer una revolución contra un estado poderosísimo y habéis perdido porque no habíais calibrado el sacrificio que hacía falta para ganar; y ahora no sólo tenemos mucha menos autonomía de la que ya teníamos, sino que tenemos el país cabreado y partido en dos. Los únicos que están contentos son los abogados convergentes, que facturan más curro que nunca. Ya tiene cojones la cosa.

B.- No, perdona, la gente era muy consciente de los sacrificios que implicaba la aventura. Que el pueblo no es gilipollas, tú. Aquí lo que ha pasado es que los políticos nunca pensaron en aplicar el referéndum, porque creían que España pactaría con ellos si tensaban suficiente la cuerda. La situación los superó, lo admito, e incluso estoy dispuesto a comprenderlos y a empatizar: pero la gente puso el jeto el día 1-O, no jodas, y estaba dispuesta a salir a la calle el 27-O para parar el país.

A.- ¿Parar el país? ¿Las señoras catalanas que tienen una cuenta corriente en La Caixa y votan Convergència, parar el país? ¡Va, no me hagas reír! Pero eso ahora da igual. Insisto, ahora que los tuyos se retiran, ¿qué cojones harás?

B.- Yo sólo sé escribir y poca cosa más.

A.- Pues eso da para poco. Te lo digo seriamente, Berni. Yo a tu edad ya me consideraba viejo. La situación es grave pero no desesperada. Mira, aunque os pese a los indepes, este país necesita urgentemente que se vuelva a hablar de hacer cosas y que la gente se olvide del procés. Ya sé que es difícil, con toda aquella gente en el trullo, pero no podemos estar ni un solo año más así.

B.- Sabes perfectamente que todo eso son pollas en vinagre. ¡Si incluso los de La Caixa han dicho que las previsiones de crisis en relación al procés habían sido de un catastrofismo absolutamente injustificado! No jodas. Aquí la cosa irá de querer comprar la moto a los autonomistas (vaya, a los españoles) o de intentar hacer alguna cosa diferente para que no nos acaben lobotomizando a todos juntos

A.- ¿Y cómo se traduce eso, en tu caso?

B.- Pues ni puta idea.

A.- Pues lo tienes que pensar cagando leches, chico. Mira, tú puedes pensar lo que quieras, porque hacer filosofía es gratis. Pero dentro de poco aquí se hará un gobierno de toda la vida y los políticos de turno empezarán a repartir pasta de nuevo. Poca, pero la repartirán. Y, aunque os pese a todos, tendrán que recoser el país y hablar de otras cosas que no sean la independencia y el lacito de los cojones. La gente ya no querrá más arengas, peque. Necesitamos a alguien que nos diga dónde estamos y qué podemos construir.

B.- ¿Me estás pidiendo que escriba como Juliana y que me vuelva un catalán moderado y respetable? Mapas, mapas, mapas...

A.- No, si estos del Godó también hacen cagar, ya lo sé. No, tío, sólo te estoy advirtiendo que ahora se tendrá que administrar la frustración... y que la gente no necesita más leña al fuego. Tú sabes muchas cosas, has estudiado mucho. Por qué no hablas de música en los artículos... ¿o das clases de alguna cosa? Escribe sobre ópera, que sabes un montón. A mí todo el mundo me lo dice. Habla del Mozart, cojones.

B.- Ya sé por dónde vas, que te conozco. Me pides que haga como el Pla, que cuando vio morir la Catalunya que soñaba se comió la boina y se dedicó a hablar de la metafísica de la alcachofa como si aquí no pasara nada.

A.- No, chato, eso lo dirás tú, que el Pla hizo una obra completa y tú no has escrito ni un puto libro. Hace siglos que te digo que agrupes los artículos del blog en un volumen y no me haces caso. Ya te lo pago yo, si quieres. Acaba alguna cosa, joder, que te pasas el día rajando de los otros y tú no has dado golpe.

B.- No me apetece editar nada ni hacer como si aquí no pasara nada. Me pides que renuncie a las cosas en las cuales creo y que me meta a hablar de nenúfares como si aquí no hubiera habido una guerra y una traición.

A.- Cómo puede ser que seas tan criatura... ¡Hablas como el Xiri! Piensa lo que quieras, pero haz alguna cosa de provecho. Te lo digo seriamente, aquí ahora toca olvidarse de la política y currar.

B.- Tío, no me extraña que el abuelo se os muriera en la cama.

A.- Se nos murió en la cama pero mientras se moría hicimos cultura, hicimos política y cuando se murió os dejamos una democracia, pequeño detalle, una democracia que tiene algunas cosas que no están mal, como la sanidad donde has nacido y el hecho de que puedas ir a votar cada cuatro años. De nada.

B.- Vaya, que yo tengo que aceptar que el procés muera en la cama y que eso nuestro de ahora sea una especie de Transición hacia vete a saber dónde. ¡Venga y a tragar!

A.- Mira, haz lo que te salga de los cojones, pero ya lo verás. En pocas semanas todo eso se pondrá en marcha, se repartirán cosas y surgirán nuevas iniciativas... y tú, por tu purismo de los cojones, te quedarás como siempre apartado de todo.

B.- Bernat Dedéu is the new Miquel Bauçà.

A.- Sí, tú ve haciendo cachondeo, que el pobre Bauçà estaba como una campana y murió en su piso del Eixample como un perro mientras todavía escribía sobre la colonización de la tribu. Pero incluso él hacía libros. ¡Haz un libro, cojones!

B.- Tenía toda la razón del mundo.

A.- Sí, pero sabes perfectamente que tener la razón no sirve de nada. También te podrías largar a algún lugar. Tú siempre has vivido en Estados Unidos, aunque estuvieras aquí. Aunque fuiste y no te sirvió de nada, porque te echaron de la facultad y no acabaste el máster. Ya me dirás, Berni, con las oportunidades que has tenido.

B.- Estamos condenados a malgastar los mejores años de nuestra vida en un aburrimiento espantoso e infecto. Lloro.

A.- Que siempre lo puedas decir en esta terraza y que siempre puedas llorar a punto de pedir esta tortilla de chanquete de veinte euros que hay en la carta, chato.

B.- Como Franco se os murió en la cama y ahora nos queréis convertir en funcionarios convergentes, pediré tortilla de chanquete y gambas de segundo.

A.- Sí, claro. Encima que el abuelo la palma en la cama yo te tengo que pagar las gambas.

B.- Sólo faltaría. Además, soy de letras y pobre por tu culpa.

A.- Ahora no lo escribas en El Nacional, todo eso.

B.- Qué va, no jodas, soy un hombre discreto. ¿Pedimos vino? ¿Blanco o negro?