Las mujeres somos la mitad del planeta, y sin embargo, estamos sometidas de manera injusta y cruel en casi todos los rincones del mundo. En el planeta hay actualmente un 50,4 % de hombres y un 49,6 % de mujeres. Representamos dos tercios de los 792 millones de adultos analfabetos y en casi cualquier parte del mundo la expectativa de vida de la mujer supera a la de los hombres (esto ha cambiado recientemente, gracias a que cada vez menos mujeres mueren en el momento del parto o durante el embarazo, aunque todavía a día de hoy fallecen al día por esta causa 1.600 mujeres). Corremos el doble de riesgo de quedar ciegas que los hombres, el 25% de nosotras sufrirá en algún momento de su vida una depresión severa, más del 90% de los trastornos alimenticios los sufrimos nosotras. 14 millones de adolescentes quedan embarazadas sin desearlo anualmente (el 90% viven en países subdesarrollados). 

Cuanto más cerca del ecuador vivimos, más probabilidades de parir niñas tenemos. Tuvimos por primera vez el derecho a votar en Nueva Zelanda, en el año 1893. Valentina Tereshkova fue la primera mujer que viajó al espacio en 1963. 

Parece mentira que haya que manifestarse para exigir nuestros derechos. Los universales, los que cualquier persona debería tener. Por el hecho de ser persona, sencillamente. 

No se trata de que las mujeres salgamos a las calles a exigir un trato privilegiado, un trato de favor. No. Exigimos, simple y llanamente, que respetemos todos y todas los derechos humanos, los derechos civiles, los derechos laborales. Esos que están escritos, consagrados, y que han de ser de estricto cumplimiento. 

Alzamos la voz porque resulta que no se respetan muchos de ellos, claro está que no se hace respecto a millones de seres humanos en todo el planeta. Pero hay que decirlo, hay que señalarlo: los abusos, el incumplimiento de la ley lo sufre, de manera especial, la mujer. 

Basta una lectura rápida del informe anual que la sección de mujeres de Naciones Unidas elabora analizando la situación a nivel mundial. Es cierto que se están produciendo avances en la concienciación social, la adopción de medidas legislativas y de “empoderamiento”. Sin embargo, sorprende ver cómo está el mundo y el camino que aún queda por recorrer. 

Exigimos, simple y llanamente, que respetemos todos y todas los derechos humanos, los derechos civiles, los derechos laborales. Esos que están escritos, consagrados, y que han de ser de estricto cumplimiento

Se considera en este estudio que la violencia contra la mujer puede considerarse ya “una pandemia”, que ocurre tanto en las regiones ricas como en las pobres del planeta. Aquí puedes conocer los datos: una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual. En Europa, un 55% asegura haber experimentado acoso sexual al menos en una ocasión en su vida, y el 32% ha sufrido este tipo de acoso dentro de su ámbito laboral. 

En el ámbito laboral, el número de mujeres activas es todavía muy inferior al de hombre (76,1% de los hombres frente al 49,2% de las mujeres); las probabilidades de desempleo se multiplican (las cifras se disparan sobre todo en regiones como África del norte y de manera especial, en la franja juvenil); las mujeres que trabajan cuentan con el hándicap de ocupar empleos menos remunerados, de menor cualificación y mayor inseguridad laboral y las que ocupan un puesto directivo suponen un porcentaje muy inferior si se compara con los cargos directivos género masculino. Concretamente, el 21% de los puestos directivos son ocupados por mujeres (solamente un 4,6% son CEO y un 19,2% consejeras). En Europa una directiva cobra de media un 23,4% menos que sus compañeros varones en el mismo escalafón. 

Respecto a la brecha salarial, a nivel mundial, por cada dólar que gana un hombre, una mujer que realice el mismo o parecido trabajo cobra 77 céntimos. A este ritmo que vamos, alcanzaríamos la equiparación dentro de unos cien años (170 años, según otros estudios).

Pero esto ocurre cuando hablamos de trabajo legalmente establecido, esto es, del que aparece en las estadísticas y del que se puede analizar. Porque la realidad es muy otra, y las mujeres asumen una carga desproporcionada de trabajo no remunerado en todo el mundo, concretamente, representamos el 63% en el ámbito del trabajo informal. Hacemos 2,5 veces más el trabajo del hogar y de los cuidados (de media, las mujeres invertimos 4 horas frente a las 2 que dicen dedicar los hombres). Casi el 70% de las horas de trabajo doméstico las realizamos las mujeres. Y no cobramos por ello, cuando se trata de nuestras casas, ni cotizamos. 

Solamente 67 países en todo el mundo cuentan con legislación específica para combatir la discriminación de género en el ámbito de la contratación laboral. Y además, a día de hoy, todavía en 18 países los maridos pueden impedir, de manera legal, que sus mujeres trabajen. 

El 38% de las mujeres que muere a nivel mundial es a causa de la violencia de género

Prácticamente el 80% de las personas que son víctimas de trata para la explotación sexual son mujeres y niñas. Un tercio de las mujeres que habitan el planeta son obligadas a casarse antes de cumplir 18 años, y 1 de cada 9 es casada antes de cumplir los 15. 

Lo de que los medios de comunicación continúan publicando titulares asquerosa y dolorosamente machistas es una triste realidad que comprobamos cada día. Según demasiados medios de comunicación, por poner un ejemplo, las mujeres “morimos a manos de nuestras parejas”, en lugar de decir claramente que “somos asesinadas”. En cifras, el 38% de las mujeres que muere a nivel mundial es a causa de la violencia de género. 

Cuando llegamos a la senectud, el doble de mujeres respecto a los hombres no reciben pensión alguna. 

Solamente 63 países cumplen las normas mínimas establecidas por la Organización Internacional del Trabajo, según las cuales las madres deben disfrutar al menos de 14 semanas de permiso de maternidad retribuido. 

En España, atendiendo a las cifras, podemos decir que una mujer es violada cada ocho horas. 

En diez años la brecha salarial prácticamente no se ha reducido: de media, un hombre en España cobra unos 6.000 euros más que una mujer. La brecha salarial se cuantifica en torno al 14% en la época en la que las mujeres están activas en el mercado laboral, pero se dispara hasta el 40% en tiempo de recibir pensión. Y es que, la pensión media de jubilación anual para las mujeres, según ha denunciado la UGT es de 742,81 euros, mientras que entre los hombres es de 1.197,19 euros. La diferencia es de unos 450 euros. 

Son más de 2 millones de mujeres desempleadas en nuestro país, y más del 40% lleva más de dos años buscando trabajo sin encontrarlo. Casi 1 millón son paradas de muy larga duración. 

En estas cifras, estás tú, estoy yo, está tu madre, tu pareja, y si no sales a defender lo que es de justicia, estará tu hija

Las mujeres que trabajamos somos unos 8 millones. Una de cada tres tenemos entre 35 y 44 años. Y el 87% es asalariada, frente al 12% que somos autónomas. La mitad de las que trabajamos tenemos estudios universitarios y el sector que mayormente ocupamos (un 29,6%) es de los servicios: camareras, peluqueras, dependientas, azafatas, policías y bomberas. En España las “jefas” son el 37% de los cargos directos en total, aunque lo cierto es que en los últimos diez años el número total de mujeres directivas ha aumentado en 10 puntos(el 17% al 27%). Hay que señalar que en los últimos tres años nos hemos estancado en este asunto. 

En lo que sí hemos subido cifras de manera llamativa es en el aumento de empresas españolas que no tienen a ninguna mujer en cargos directivos: hemos pasado del 32% en 2012 al 22% en 2017. 

Somos menos mujeres ocupadas formal y legalmente respecto al número de hombres. Concretamente, casi 1 millón y medio más. Y además, la mayoría de los contratos que firmamos son a tiempo parcial. 

Somos las más pobres de entre los pobres.  Casi 1 millón y medio de mujeres en España con edad laboral (el 32,2%) se encuentran actualmente en situación de pobreza y/o exclusión social. Esto afecta especial y principalmente a las mujeres jóvenes de entre 16 y 29 años: desempleadas de larga duración, que han de ocuparse de sus familias sin ayuda de ningún tipo y sin estudios. Desde el año 2008 la tasa de pobreza y exclusión en mujeres españolas con edad laboral se ha disparado aumentando 9 puntos porcentuales. 

En estas cifras, estás tú, estoy yo, está tu madre, tu pareja, y si no sales a defender lo que es de justicia, estará tu hija.