El pasado viernes se celebró la primera reunión presencial entre los presidentes de las regiones del estado español. El gran ausente, el president Torra. La gran sorpresa, aunque no tanto para quienes conozcan cómo vienen funcionando desde siempre los del PNV, la aparición de Urkullu. 

El lehendakari vasco había anunciado en reiteradas ocasiones que no acudiría a la reunión, que tenía cuentas pendientes —literalmente— con Sánchez, y que si no había dinero por delante, él no acudiría a La Rioja. Y lo hubo, y acudió, para sorpresa, chasco y posiblemente envidia de los demás asistentes, que tuvieron que darse cuenta de cómo se negocia cuando se tiene clara la importancia de tu apoyo al Gobierno. Quizás algunos no tengan tanta relevancia, o no sepan hacerla valer, quién sabe. 

Esperaban encontrarse una reunión en la que hablar de cómo se repartirían los millones que nos han prometido en Europa y se marcharon con las manos vacías. Más o menos el mensaje fue el siguiente: si queréis fondos, tenéis que presentarme primero un proyecto bien argumentado de cuánto necesitáis, cómo lo vais a gastar y qué objetivo tenéis en mente. Y una vez que Sánchez (entiéndase como representante del gobierno estatal) revise las propuestas, irá valorando cuánto pone en cada bolsa. 

Parece ser que no pusieron sobre la mesa los problemas específicos de cada territorio, la necesidad de moldear el sistema productivo para poder adaptarse a esta “nueva normalidad”. Tampoco se abordó la necesidad de analizar las competencias de cada gobierno, de cara a estar preparados para lo que parece que seguro vendrá: la nueva ola de Covid-19. 

Acudieron los presidentes y presidentas, que suelen estar, con todos los respetos, para figurar, para hacer la foto y mostrarla en la hemeroteca. Como el Rey, que también estuvo posiblemente con la misma finalidad. Y la foto, sin duda, tiene mucho que analizar: porque estaban todos menos Torra. Una señal para la que no hacen falta más palabras. En la foto de España a día de hoy, Catalunya no está, y bien podría decirse que tampoco se la espera. Algo que evidencia el momento en que nos encontramos. 

La foto muestra la situación histórica en la que se muestra España: el Rey, que ya poco pinta; los territorios encabronados entre ellos; los vascos sabiendo sacar partido aguantando en la negociación hasta el límite y consiguiendo sus objetivos; Catalunya ausente

Como señalaba al principio, Urkullu sí apareció en la foto. Pero hubo que negociar primero, y la foto no fue gratis: acordó el objetivo de déficit de 2,6% y la deuda pública del 15,9% para Euskadi. Los del PP se cabrearon y criticaron el acuerdo como una discriminación por haber dado a los vascos “un déficit a la carta”. Para Lambán fue descorazonador. Y tuvieron que explicarles desde el Gobierno que Navarra y Euskadi tienen una cosa que se llama “régimen foral diferenciado”. Quizás ahora entiendan mejor en qué consiste. 

Sánchez no soltó prenda. Solamente dio pistas: “Si sabemos invertir los fondos con inteligencia, tenemos un porvenir brillante por construir”. ¡Y tan brillante!, porque estando como estamos con poquito interés que se ponga en el bien común, iremos a mejor, seguro. Aunque prefiero no pecar de ingenua, porque viendo cómo están gestionando algunos esta pandemia, si podemos ir a peor, quizá sea hacia donde vayamos de cabeza. 

Para gestionar “los dineros” que nos llegarán desde Europa, se creará una comisión interministerial que presidirá Sánchez. Se creará una unidad específica de seguimiento, que pilotará el jefe de Gabinete del Presidente, el que fuera miembro del equipo del PP en Extremadura de Monago, Iván Redondo. Se ha anunciado que habrá colaboración entre el sector público y privado, un hecho que ya anunciaban como imprescindible en octubre del año pasado, cuando la Fundación de Bill Gates organizó el “evento 201”, en el que hicieron uso de la imaginación y acertaron absolutamente con todo lo que nos ha pasado justo después con el nuevo coronavirus. En las conclusiones de aquel encuentro tan curioso se señaló la necesidad imperiosa de la gestión publico-privada para poder afrontar las pandemia que vendrían (esto sólo acaba de empezar). 

El objetivo de Sánchez, según parece deducirse de sus palabras, es tratar de igualar a los territorios del Estado. Dice que antes de la pandemia había muchas desigualdades entre las regiones y que esto puede ahora intentar solucionarse inyectando más donde más falta haga, para tratar así de igualarnos a todos. Suena a un paso previo a una república federal, aunque igual esto sea irse demasiado lejos. O no. 

Sea como fuere, la foto muestra, conociendo lo que ha habido detrás, la situación histórica en la que se muestra España. El Rey, que ya poco pinta; los territorios encabronados entre ellos; los vascos sabiendo sacar partido aguantando en la negociación hasta el límite y consiguiendo sus objetivos; Catalunya ausente. Y todos con España en la boca mientras los españoles vuelven a enfermar, tienen incertidumbre y miedo y nos olemos que en breve nos tocará encerrarnos de nuevo. Esta es la estampa y eso que agosto sólo acaba de empezar.