La presidenta de la Comisión Europea acaba de desplazarse a la capital ucraniana, Kyiv, para hablar con su presidente, Zelenski, sobre “el camino europeo”, es decir, sobre su integración en la Unión. La visita de Von der Leyen no había sido anunciada con antelación.
El Ejecutivo comunitario presentará a finales de la próxima semana la recomendación sobre si Ucrania debería o no ser un país candidato a adherirse a la Unión Europea. También se pronunciará sobre Moldavia y Georgia.
Una vez que el informe de la Comisión Europea sea presentado, será el Consejo Europeo, compuesto por los jefes de los Estados miembro de la UE, quien deberá votar al respecto. Solamente será posible dar vía libre si todos los miembros votan a favor. La fecha prevista para su próximo encuentro es el 23-24 de junio.
La solicitud de adhesión formal fue presentada por Ucrania el pasado mes de febrero (el día 28). Normalmente, este proceso suele durar años, en los cuales el país candidato debe cumplimentar las exigencias de la Unión para poder formar parte de ella. En esta ocasión parece que el proceso podría acortarse, aunque los mensajes dados hasta ahora en sentido negativo a la suma de Ucrania —como el que dio Emmanuel Macron, presidente de Francia, que a su vez está al frente del Consejo por turno rotatorio— no hay que dejarlos de lado.
Al llegar a Kyiv, Von der Leyen afirmó que "Nuestras conversaciones de hoy nos permitirán finalizar la evaluación para finales de la próxima semana. El camino es conocido, es un camino basado en méritos. Es un camino en el que aprecio los enormes esfuerzos y la determinación de Ucrania. El pueblo de Ucrania ha demostrado una fuerza, motivación y energía increíbles”. Añadió que Ucrania "ya estaba en el buen camino antes de la invasión de Rusia”, que se trata de una “democracia parlamentaria sólida” con “instituciones robustas y una administración que funciona en todos los niveles”.
Pero Úrsula dijo algo más: que los esfuerzos de Ucrania deben enfocarse en su lucha contra la corrupción y la modernización de la administración.
Zelenski, por su parte, contestó a las palabras de Von der Leyen apuntando a que el futuro de Europa (“si es que hay futuro”), dependerá de la suma de Ucrania en su club.
Nataliya Forsyuk, directora general de la Oficina Gubernamental para la Integración Europea y Euroatlántica de Ucrania, considera que si a Ucrania se le da el estatus de candidata para adherirse a la UE, “la guerra acabará antes”. Según Fosyuk antes de la guerra el nivel de implementación del Acuerdo de Asociación era del 63 %.
Explica en una entrevista para El Confidencial que prácticamente cada día recibe peticiones desde el Parlamento (de Ucrania) preguntándole qué leyes pueden ir siendo aprobadas para que se vea “que vamos en serio con el estatus de candidato, y eso teniendo en cuenta que el Parlamento tiene una capacidad limitada”.
La directora general de la Oficina Gubernamental para la Integración Europea y Euroatlántica de Ucrania no menciona que a finales de marzo el presidente Zelenski anunciaba que el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa decidió suspender de actividad a diez partidos de la oposición basándose en los poderes que le otorga la ley marcial vigente (que ha prorrogado hasta agosto).
Se borró de un plumazo a los partidos: 'Plataforma de Oposición - Por la Vida', 'Partido Sharia', 'Nuestro', 'Oposición de Izquierda, 'Unión de Fuerzas de Izquierda', 'Estado', 'Partido Socialista Progresista de Ucrania', 'Partido Socialista de Ucrania', 'Socialistas' y 'Bloque de Vladímir Saldo'.
Fue una decisión que se tomó después de prohibir medios de comunicación que, según el gobierno de Ucrania, hacían “propaganda rusa”. Desde luego que, teniendo en cuenta el hecho de que a quienes venimos informando de lo que acontece, preocupándonos por la información y las declaraciones, así como versiones que vienen del lado ruso se nos ha acusado de “hacer propaganda” deja mucho que desear el criterio para semejante etiqueta.
La propuesta más reciente planteada ha sido la de eliminar millones de libros escritos en ruso que hasta ahora se encontraban en las bibliotecas de Ucrania. Se consideran “obras de propaganda rusa” y según la información publicada esta “medida”, supondría la eliminación de la mitad de los libros del acervo público del país.
“Los libros son un arma: tanto para atacar como para defenderse”, dijo este lunes Oleksandra Koval, la directora del Instituto del Libro de Ucrania, en una entrevista con la agencia Interfax en la que defendió la necesidad de retirar de las bibliotecas públicas del país “más de 100 millones” de libros de autores rusos, entre ellos clásicos de la literatura mundial. Entre las obras a eliminar estarían las de Pushkin, Dostoyevski o Tolstoi (este último, autor de la novela antibélica Guerra y paz).
Hace una semana, reaparecía la excanciller alemana, Angela Merkel en un medio de comunicación para ser entrevistada. Era la primera vez que lo hacía desde que en enero se retirara de primera línea de la política habiéndose consagrado como una líder, no solo de Alemania, sino de Europa.
Merkel hizo un análisis interesante sobre la postura que tomó cuando era canciller de Alemania, de la mano de Francia, defendiendo los acuerdos de Minsk y entendiendo que durante aquel tiempo Ucrania no podía contar con el apoyo necesario para ser aceptada en la Unión, entre otras cosas por su corrupción. Angela dijo no sentirse culpable por su postura ante la guerra, que ha sido muy prudente.
Evidentemente la excanciller alemana ha condenado la invasión de Rusia y ha subrayado que no hay justificación alguna para ello. Sin embargo, ha recordado también que la entrada de Ucrania en la OTAN no era un planteamiento acertado y que por eso a Alemania no le había parecido nunca una opción sensata.
Forsyuk señala precisamente a Alemania y a Francia como los posibles escollos para obtener la unanimidad necesaria en el Consejo. Y es que los choques con Alemania están siendo continuos, con insultos incluidos.
Precisamente en los últimos días Dier Spiegel ha publicado información que desvela la desconfianza del ejecutivo alemán, especialmente del canciller Schultz respecto a Zelenski en lo que al envío de armas se refiere. Sospechan los alemanes que el gobierno ucraniano podría desencadenar un problema a nivel internacional lanzando misiles al territorio ruso.
Esa era la razón escondida en el retraso del envío de las armas prometidas.
Lavrov, ministro de exteriores ruso, está convencido de que eso es, precisamente lo que Zelenski quiere conseguir: que el conflicto entre su país y Rusia trascienda y comprometa a la UE. Aquí habría que plantearse seriamente si es verdaderamente Zelenski quien tiene esto en mente o si, por el contrario, es quien está detrás de todo lo que sucede: la administración norteamericana.
Y es que en los últimos meses hemos visto que mientras Biden aparecía para llamar “carnicero” a Putin, Macron no caía en el juego y mantenía un tenue punto de equilibrio. Frenazo que hizo salir a la Casa Blanca a matizar las palabras de Biden.
Hungría ha demostrado también su postura ante las sanciones contra Rusia. Igualmente lo ha hecho Bélgica anunciando que por el momento, hay que darse un respiro y ver qué consecuencias va a tener todo esto para Europa. Una decisión prudente, que viene a decir de manera tibia que para la UE está siendo un suicidio “sancionar a Rusia” siguiendo el ritmo que nos marcan los norteamericanos.
Todo esto sucede plagado de cinismo, puesto que pocos conocen que Estados Unidos aumentó su compra de barriles de petróleo a Rusia el pasado mes de marzo.
Estados Unidos se ha convertido también en el principal suministrador de gas en España desde finales del pasado año, desbancando a nuestra examiga Argelia. Eso sí, nos vende un gas licuado de muchísima peor calidad a un 40% más alto de precio.
Podría pensarse que Europa ha caído en la trampa que Estados Unidos venía urdiendo desde 2014. El Euromaidán, los audios filtrados que demuestran su injerencia, la relación entre la familia Biden y el oligarca Kolomoishky (que financió el batallón paramilitar nazi Azov, productor de Zelenski y principal soporte económico para auparle desde los platós a la presidencia del gobierno) hacen de todo este turbio contexto un panorama realmente interesante para ser analizado.
Desde Ucrania amenazan “sutilmente” con la energía y los alimentos si obtienen un no por respuesta y ofrecen mano de obra barata y pingües beneficios para las empresas extranjeras a la hora de reconstruir un país que está siendo destrozado —con las armas que les enviamos, entre otras—.
Por el momento Rusia está haciéndose con parte del territorio. Se han anunciado referéndums en regiones del Este para declarar su independencia respecto a Kyiv y en algún caso, pasar a integrarse en la Federación Rusa. Podría decirse que Ucrania, en este sentido, va perdiendo.
Como también podríamos vaticinar que su integración en la OTAN no le saldrá bien. Turquía ya ha tirado del freno de mano para la adhesión de Suecia y Finlandia y está muy claro qué opinarán algunos socios sobre Ucrania. Se verá qué sucede en la próxima cumbre de la OTAN, que por cierto acoge Madrid, aunque todo apunta a que Ucrania aquí también perderá.
Analizando los hechos, no las versiones ni “la propaganda”, el panorama no parece muy positivo para las aspiraciones de Zelenskiy. Al menos para las que decía tener.
¿Qué va a ofrecer ahora para conseguir reducir su corrupción? La situación en Ucrania es peor que incluso en los países más corruptos de la UE. Según el Índice de Percepción de la Corrupción de Amnistía Internacional, la puntuación de Ucrania en 2021 disminuyó 1 punto en comparación con 2020 y ahora es de 32 en una escala de 100 puntos. Bulgaria, el país más corrupto de la UE según el índice, tiene una puntuación de 42.
¿Y con la democracia? El Índice de Democracia compilado por la Unidad de Inteligencia de The Economist clasifica a Ucrania como un “régimen híbrido”. Esta definición se aplica a naciones con fraude electoral regular, presión sobre la oposición política, poderes judiciales no independientes y otros factores que les impiden ser consideradas democracias plenas.
Algo que para Forsyuk es un aliciente para Europa, en realidad revela algo preocupante: “ El salario promedio es menos de la mitad de lo que reciben en el país más pobre de la UE, Bulgaria” según el analista noruego Holm-Hansen haciendo referencia a los datos de Worlddata.
¿Justificaría la situación actual de Ucrania, que viene macerándose desde los últimos ocho años por Estados Unidos, la entrada por la vía rápida de un país que no ha presentado los estándares necesarios? ¿Qué mensaje estaríamos dando a los otros países que, como Montenegro o Macedonia del Norte están cumpliendo con los pasos hasta ahora establecidos? ¿Puede pasar por alto la UE el filonazismo existente en Ucrania? ¿Puede pasar por alto las atrocidades cometidas en el Dombás?
Creo que Zelenski en esto tiene razón: la decisión que tome la UE pone en juego el futuro de Europa. Sin embargo yo lo veo en el sentido diametralmente opuesto al que Volodímir plantea. En mi opinión, el papel que está jugando la Unión Europea en este triste capítulo de la Historia, prefiriendo actuar de manera seguidista con los norteamericanos en lugar de posicionarse con contundencia por la resolución pacífica del conflicto, y por los intereses de la ciudadanía europea, han hecho que el proyecto europeo se desmorone.
Ya ha pasado y la intención de adherir a esta Ucrania de este modo y en estas circunstancias, sería, en mi opinión, una banderilla que podría empujar a Europa hacia su suicidio político y existencia como realidad sociocultural.