Se llama Claire Daly. Es irlandesa y es eurodiputada desde julio de 2019. Forma parte de Los Independientes por el cambio, integrados en la Izquierda Europea. En la década de los ochenta, Claire militaba en el partido Laborista. La echaron por "trotskista" acusada de practicar "entrismo". Siempre activa, desde su representación estudiantil a su afiliación sindical. Contestataria, inconformista y con un discurso claro y contundente que siempre le ha caracterizado. Fundó el Militant Labor, que pasaría a conocerse después como Partido Socialista. Representando a los socialistas, fue concejal durante doce años en el condado de Fingal y posteriormente fue diputada por Dublín del Norte. En 2003 estuvo un mes en prisión por protestar contra los impuestos planteados por el Gobierno. El Tribunal Supremo había prohibido las protestas, pero Claire desobedeció. Y fue detenida junto a 21 personas pasando un mes encarcelados. Un año después se marchó dando el paso a Izquierda Unida. Tampoco se quedó callada entonces, cuando Obama acudió a Irlanda. Lo calificó de hipócrita y criminal de guerra por hablar de paz mientras usaba drones para atentar contra civiles y por querer suministrar armas a los rebeldes sirios.
En 2015 creó la formación Unidos por el cambio. Esta es la formación que representa en el Parlamento Europeo. Y desde su escaño, siendo una de las diputadas más activas, ha defendido con contundencia las libertades civiles, los derechos de los pueblos y los derechos Humanos. En Catalunya sus discursos denunciando la represión por parte del Estado español se hicieron conocidos. Siempre mostró solidaridad con la causa catalana, apoyando a las campañas de denuncia por los presos políticos, los exiliados y por la respuesta de las instituciones españolas.
Claire ha hablado con contundencia en el Parlamento en varias ocasiones estos últimos días a tenor de la guerra en Ucrania. Ha denunciado la hipocresía de los discursos políticos, de las resoluciones vacías de contenido, y sobre todo, ha denunciado la grandísima diferencia en el trato hacia las víctimas de los distintos conflictos que actualmente existen. Su discurso, realmente vehemente, hace recapacitar sobre el hecho de que se haga volcado en las instituciones, los medios de comunicación y la opinión pública para ayudar a las víctimas del conflicto en Ucrania (algo perfectamente plausible), al tiempo que los seres humanos que están en circunstancias similares provenientes de Afganistán, han sido absolutamente silenciados, olvidados y abandonados.
Una valoración necesaria, puesto que con esta guerra se pierde la perspectiva entre tantísimos intereses. Las reacciones irreflexivas no suelen salir bien. Y a juzgar por lo que anuncian los dirigentes, están dando la sensación precisamente de ello. Todo parece una carrera para ver quién puede empeorar más las cosas. Como si no supiéramos todos que la situación, de complicarse cada vez más, no traerá nada bueno. Ni para la población ucraniana ni para nadie.
¿De verdad hay que creerse que no había forma de haber evitado esto? ¿Hay que creerse que se está haciendo todo lo posible por parte de la UE, la OTAN y EEUU por acabar con el conflicto armado? ¡Pero si no dejamos de echarle leña al fuego! Lo que denuncia Claire debería hacernos pensar a todos. ¿Cómo es posible que no se haya hecho mención a otras personas que sufren las guerras? ¿Tan evidentes son los intereses? ¿En manos de quiénes estamos?
No hay manera de justificar una guerra. Como no hay forma de quitarle importancia a ninguna. Me sorprenden los ataques que recibo al denunciar lo que ha sucedido también en Ucrania durante los últimos años. Me sorprende ser atacada cuando critico la actitud de la OTAN, de EEUU y de sus aliados. Sobre todo la nuestra, la de Europa, que debería haber aprovechado esta oportunidad para poner en valor los que se suponía que eran los valores europeos: la diplomacia, el diálogo, la cultura democrática.
Desgraciadamente, vemos lo contrario: censura, entrega de armas a población civil y dinero, medidas sancionadoras que supondrán daños tremendos a la población europea. Todo un auténtico sinsentido que no beneficia absolutamente a nadie. Y todo porque Rusia responde a Ucrania brutalmente. ¿De verdad hay que creerse que no había forma de haber evitado esto? ¿Hay que creerse que se está haciendo todo lo posible por parte de la UE, la OTAN y EEUU por acabar con el conflicto armado? ¡Pero si no dejamos de echarle leña al fuego! Lo que denuncia Claire debería hacernos pensar a todos. ¿Cómo es posible que no se haya hecho mención a otras personas que sufren las guerras? ¿Tan evidentes son los intereses? ¿En manos de quiénes estamos?
"No hay duda de ello, vivimos en tiempos de una crisis catastrófica donde las vidas de personas civiles inocentes están siendo sacrificadas en las guerras de sus amos. Sí, en Ucrania, pero no solo. Desde el último pleno, decenas de miles de ciudadanos afganos se han visto obligados a huir en busca de alimentos y seguridad. Cinco millones de niños se enfrentan a la hambruna, una agónica y dolorosa muerte. Un aumento del 500% de los matrimonios infantiles y la venta de niños para poder sobrevivir. Y ni una mención. Ni aquí ni en ningún sitio. Ni una cobertura completa en televisión, ni respuesta humanitaria de emergencia, ni plenos especiales, ni siquiera una mención en este pleno, ni delegaciones afganas, ni declaraciones."
"Dios mío, deben estar preguntándose qué convierte a su crisis humanitaria en irrelevante. Porque ¿qué es lo que les importa? ¿Es el color de su piel? ¿Es que no son blancos? ¿Que no son europeos? ¿Que sus problemas vienen de una pistola o de una invasión estadounidense? ¿Es que la decisión de robar la riqueza de su país la tomó un presidente déspota estadounidense en lugar de uno ruso? Porque, dios mío, todas las guerras son perversas y todas las víctimas merecen apoyo. Y hasta que no nos pongamos de acuerdo en esto, no tendremos ninguna credibilidad."