Querido muy español mío; querida muy española mía:

Te escribo esta carta porque comprendo tu profunda desolación. Esa rabia infinita, ese puño apretado que, contenido, golpea sobre la mesa al ritmo de “Europa es una mierda”. Imagino esas lagrimitas desesperadas que se te habrán escapado: amargas y pequeñas, descontroladas y alocadas. Tranquilidad.

Toma aire. Bebe agua. Y vuelve a respirar. Mira al cielo y contempla las nubes pasar, escucha el viento. Y trata de eliminar de tu mente esa imagen que seguramente te asalte cada noche, la de gobiernos de peludos comunistas, masones y judíos confabulando todos juntos y riéndose de ti a carcajadas.

Sé que aún no habías digerido bien el asunto del Cuelgamuros. Está siendo very difficult todo esto. Lo comprendo. Tantos años de calma, de tranquilidad, de divertirse alguna que otra vez insultando a homosexuales, abortistas y rojos parecen quedar lejos. ¿Cómo es posible?, te preguntarás. Estabais tan seguros de que nada cambiaría esta paz bendita que os mecía... Seguramente tengas en tus pensamientos estos días a tus antepasados, que en gloria seguro que están. Y lo que pensarían si pudieran ver en qué se está convirtiendo esta, su España. Es normal que aprietes de nuevo los labios lamentando tanto sudor y esfuerzo derramado para acabar así: humillados por Europa, la Europa traidora de la que nunca tuvimos que fiarnos.

Esa Europa cómplice del independentismo, del terrorismo, un antro de vividores que no entienden nada de la gloria de nuestra patria. No saben del orgullo y dignidad que supone ser español, pertenecer al Imperio que un día no vio ponerse el sol. Qué despropósito terminar de esta manera.

Hemos perdido a Tajani, ¡qué gran pérdida!, te dirás. Él y Drexler, ¡que nos hacían tantos mimos!

Estoy segura de que sufres por la humillación de Llarena, que va camino de merendarse la tercera euroorden. No hay derecho, no hay respeto, no hay vergüenza en Europa. ¿Verdad?

¿Y este Tribunal de Justicia de la UE? ¿Quien se han creído que son? Tú, con tu camiseta de la cara de Marchena... no tienen respeto por nada ni por nadie.

Vale que no tienen potestad para pronunciarse sobre la condena del Supremo, pero, oye, no han dicho nada del tema. Y eso nos permite agarrarnos como a un clavo ardiendo. Repítelo muy fuerte: ¡inmunidad no es impunidad! ¡Golpistas!

Respira otra vez que seguro que ya te sientes mejor.

Sé que echas de menos a Borrell. Y a Irene Lozano. ¿Dónde se han metido? Seguro que están solucionando todo este problema. Seguro. Confiemos y mantengamos la fe.

Sé que duele oír algunas cosas. Incluso a nuestro querido Losantos ya le dice algún tertuliano que España ha cedido soberanía a Europa y las sentencias hay que cumplirlas... sé que esto se está yendo de las manos.

Solamente quiero que te relajes. Porque me parece que esto acaba de empezar. Una pesadilla en la que no entenderás nada. Siempre te quedará encender la radio y poner casi cualquier emisora, donde intentarán contentarte. O la tele: pon la tele que allí siguen bailando para que tú no sufras.

Y por supuesto: no te desesperes que tienes al Rey contigo. Nunca te fallará el Borbón. Junto al prior del Valle, no estarás solo. No te desesperes que esto acaba de empezar.

Bienvenidos a Europa.