Rubí es la viva estampa sociológica de la Catalunya metropolitana. Bastión socialista. Ni con el auge de Ciudadanos se le resistió al PSC.

Esta es la Catalunya que da por perdida el mundo posconvergente, la que pretende ignorar, la que trata como si no existiera. Porque es la única manera de cuadrar con el país que predican y al que apelan. En Rubí provoca hilaridad alguno de los clásicos del no surrender como el inquietante 'us pasarem pel damunt!'.

Los socialistas solo tienen una amenaza en Rubí, solo una. Por el resto poco tienen que sufrir. Y mucho menos por el nosurrendismo que en Rubí ni tiene representación ni la tendrá. Y lo más fuerte es que si la tuviera sería para entronizar de nuevo a la alcaldesa socialista. Tal como pasa en Sabadell. Allí donde el PSC tiene dificultades metropolitanas está encontrando una muleta, dócil y abnegada: el nosurrendismo posconvergente que proyecta como nadie la fe de los conversos.

Xavi Corbera encabeza la única lista que puede hacer bastante más que cosquillas a la alcaldesa de Rubí. La misma que no dudó en liderar una protesta populista contra la apertura de un centro de acogida de Menas. Hay quien cuando tiene los migrantes atravesando el Mediterráneo correría a hacerse fotos y que cuando están aquí va a hacerse la foto con los que no los quieren. Tan surrealista como oportunista e inmoral.

La lista republicana de Corbera y Marta Esparza González consiguió 7 concejales en 2019, mientras el PSC —el que en plenas elecciones se manifestaba contra un centro para cobijar a menores migrantes— consiguió 10.

Junts no solo ha tirado la toalla allí donde es imprescindible ganar para triunfar. Es infinitamente peor. La máxima estratégica con la que opera es antes socialista que republicana. En el fondo tanto les da el metropolitano Rubí. Por el contrario, rabian fuerte ante la alcaldesa Mireia Ingla de Sant Cugat del Vallès. La primera, porque es republicana. La segunda, porque Sant Cugat sí forma parte de su Catalunya que tácitamente viven dual. El mundo posconvergente se ha especializado en blandir la estelada con furia como baza electoral. Y obviamente esta manera de proceder puede ser útil contra ERC, pero no solo es inútil contra el electorado de frontera, es que genera rechazo. Pero tanto les da.

Solo la Catalunya republicana puede dibujar la República Catalana. Porque esta es Sant Cugat pero también Rubí. Sin una y la otra no solo no hay proyecto de un solo pueblo. Es que sin ambas realidades es inviable la República Catalana. Y quien pretende ignorarlo y alimenta la Catalunya dual podrá servir a determinados intereses. Pero en ningún caso generar las condiciones para construir la República Catalana.

De aquí que el adversario a batir por el posconvergentismo no sea la alcaldesa socialista de Rubí, sino la republicana Mireia Ingla en Sant Cugat del Vallès.