La bonita población de Sueca celebra el Festival de Cine Internacional de Mierda, donde se pueden ver —leo— las películas más imbéciles y casposas del mundo. Con un escaso presupuesto de 2.000 euros (1.800 de ellos del Ayuntamiento) y con una selección de cintas de entre 3.000 propuestas de todo el mundo, de las que 800 cumplen el criterio de tener comedia. Son piezas mal hechas que, por eso, hacen reír, o que se hacen mal adrede para provocar las risas —lo que, por otra parte, es francamente difícil de conseguir—. Un gran mérito. No es ironía. La idea fue de Josep Lledó, Eugenio Alcañiz y Pura Matoses, que en el Festival de Sitges habían comprobado que de madrugada se pasan pelis muy malas, pero que hacen reír al público y se genera una hermandad. Y quisieron trasladar ese clima a Sueca. España es el primer productor de cine de mierda, pero después van India e Irán. Hay vida bajo el radar.

Por encima de Vox y otras hierbas, lo que llamamos Països Catalans está muy vivo

En Sueca, como sabrán, descansa Joan Fuster, autor de Nosaltres, els valencians, Premi d'Honor de les Lletres Catalanes y padre de la frase "la política la haces o te la hacen". He pensado en ella asistiendo estos días a los conciertos que en un rincón de les Illes Balears han dado grupos valencianos como El Diluvi o Niuss. El Diluvi hace folk moderno fusionando cumbia, reggae, rumba y música tradicional de raíz valenciana. Mestizaje mediterráneo lo llaman, e incluyen versiones en homenaje a Ovidi Montllor. Niuss es un referente que ahora apuesta por el mestizaje y la electrónica como combinación. Pero seguramente el grupo valenciano de referencia es, ahora mismo, Zoo, nacido en Gandia y centrado en el rap, el breakbeat, el rock y el ska, capaces de llenar un Sant Jordi, pero también un WiZink Center en Madrid, cantando en valenciano. Ellos están por encima del radar, pero por debajo existe un movimiento muy potente desde hace más de una década que demuestra una gran vitalidad cultural, pero, también, puedes optar por que la política te la hagan o hacerla tú. Y que por encima de Vox y otras hierbas, lo que llamamos Països Catalans está muy vivo. Tan vivo, que puedes cantar, bailar y pasártelo bien con toda normalidad con una lengua compartida por unos territorios que constituyen una realidad terca, bajo la terquedad de hacer ver que eso no existe. Ya dijo, precisamente Ovidi Montllor, que "Hi ha una gent a qui no li agrada que es parle, s'escriga o es pense en català. És la matreixa gent a qui no li agrada que es parle, s'escriga o es pense".