La gente está harta del procés y hay cansancio en el mundo independentista. El mismo mantra de cada año ha servido este domingo al jefe de la oposición en el Parlament, Carlos Carrizosa, de Ciudadanos, para levantar acta del porqué se han inscrito, por ahora, un 25% menos de independentistas a la manifestación del 11 de septiembre. Lo mismo se ha podido leer con entusiasmo en la prensa unionista de Madrid y de Barcelona. Muchas son las razones de este retroceso -¿puntual o definitivo?, ya veremos- pero entre ellos pesan mucho más la división, la ausencia de estrategia, el enfrentamiento entre los partidos, la falta de liderazgo, la dualidad confrontación-diálogo e incluso la experiencia de los últimos años de que, al final, la manifestación es una marea ciudadana, antes de un supuesto hartazgo o cansancio.

El movimiento independentista ha tenido que aprender muchas cosas en los últimos años: una represión policial y judicial sin precedentes, incluyendo la prisión y el exilio de sus principales dirigentes políticos y sociales; un control asfixiante de las finanzas de la Generalitat que transmite falsa idea de que se desatienden necesidades de los ciudadanos; el desaire a todas las instituciones catalanas desde el jefe del Estado, que ya en 2016 se negó a recibir a la entonces presidenta del Parlament Carme Forcadell y lo mismo hizo en 2018 con Roger Torrent, hasta el presidente del Gobierno, que ni recibe, ni contesta las cartas del president Torra. Esta situación sin liderazgos fuertes en las instituciones se ha hecho especialmente difícil y dura.

Hay síntomas, sin embargo, de que esta situación, transitoria, puede estar llegando a su fin y de que los organismos unitarios están en condiciones de poner encima de la mesa una propuesta que rompa la parálisis actual. El Consell per la República con sede en Waterloo y la mesa de partidos que se reúne en Ginebra estarían básicamente de acuerdo en la hoja de ruta para los próximos meses. Òmnium y la ANC también han participado en ello.

En cualquier caso, el independentismo sabe que todos los cursos políticos se inician el 11 de septiembre. También lo saben Cs, PSC o PP, que esperan que Carrizosa tenga razón. La madurez se demuestra, sobre todo, cuando las cosas son difíciles. Y la manifestación de la Diada es una buena prueba de ello.