De la pequeña puerta abierta que dejó el president Artur Mas hasta el próximo lunes, fecha en la que firmará el decreto de convocatoria de nuevas elecciones, se puede deducir fácilmente que estamos en las horas decisivas para la celebración o no de unos comicios que no van a ser la solución de nada y, en cambio, van a amplificar los problemas que hoy tiene planteados Catalunya. La irresponsable y sectaria decisión de la CUP vetando públicamente al candidato de Junts pel Sí y, mientras tanto, planteando desde las bambalinas alianzas de izquierdas con Catalunya Sí que es Pot y el espacio político de Ada Colau, ha fraccionado el independentismo, aquellos 72 diputados que muchos creyeron ver haciendo piña el 27S. JxSí tiene motivos para estar profundamente irritada con una organización política que pagará en las urnas su frivolidad e infantilismo. Y los tiene también y, de una manera muy especial, el president Mas, que, como ha reconocido públicamente, no esperaba que esta fuera la respuesta definitiva de la CUP después de los resultados del 27S.

Pero en estas horas clave, la decisión tiene que ir mucho más allá del desenlace propuesto por la CUP. La ANC, Òmnium y la AMI han convocado para hoy una reunión con Junts pel Sí y la CUP. En otras ocasiones, el papel de estas organizaciones de la sociedad civil ha sido decisivo a la hora de desbloquear acuerdos que parecían imposibles. La situación actual es, sin duda, la más difícil de cuantas se han abordado con anterioridad y, además, las posiciones están muy cerradas. Los mediadores sólo tienen a favor la presión de muchos de los manifestantes de los sucesivos 11 de septiembre y los vaticinios de todas las encuestas que se han hecho durante este último mes de diciembre: la mayoría independentista de 72 escaños es prácticamente imposible de reeditar en unas elecciones en el mes de marzo. Cualquier analista puede ver que la repetición de estos comicios sería tirar por la borda el enorme caudal de las multitudinarias manifestaciones que se han celebrado en Barcelona. Eso es lo que quiere la CUP... pero no debería ser lo que quisieran todos los demás actores.