Si el día, informativamente hablando, se inició con la decisión del Tribunal Constitucional que dejaba sin efecto la resolución independentista del Parlament de Catalunya, concluyó con un llamativo artículo de David Fernàndez, el líder más carismático de la CUP, donde pedía que su formación facilitase la investidura de Artur Mas a la presidencia de la Generalitat. Dos noticias, ciertamente, de un valor diferente. Saltarse la sentencia firme del TC, aprobada por unanimidad y en un tiempo récord para un tribunal extraordinariamente lento en sus pronunciamientos, conllevará, con la ley en la mano, graves consecuencias penales para los cargos públicos catalanes electos implicados. Y también para los funcionarios de la administración autonómica o local que desobedezcan.

Un escenario, además, que no deja ningún margen para la política en el corto plazo, ya que el TC enumera hasta cinco artículos de la Constitución que vulnera la resolución del Parlament. Es llamativo, no obstante, desde la perspectiva jurídica –como subraya la profesora Montserrat Nebrera en un artículo que acaba de publicar en nuestro diario– que en el último fundamento de la sentencia y ante el hecho incontestable de una mayoría de catalanes reivindicando la voluntad de ser, la respuesta que apunta el TC es una reforma que pueda abrir la puerta del reconocimiento de Catalunya como sujeto de soberanía con derecho a autodeterminarse. Es una manera elegante de devolver la pelota al Congreso de los Diputados, de donde no debió salir nunca por más que desde Madrid todos se empeñen en decir lo contrario.

Pero la jornada acabó con una noticia que si se va concretando en los próximos días puede dar un vuelco a la investidura del president Mas. El pronunciamiento del líder de la CUP David Fernàndez en un artículo en el diario Ara, donde reclama dos votos de su formación política para el candidato de Junts pel Sí para cerrar así el bochornoso espectáculo protagonizado en las últimas semanas por el espacio independentista, ha sacudido la biosfera de la CUP.  El pressing Cup del que se quejaban algunos diputados de la formación anticapitalista, por utilizar un lenguaje que se ha puesto de moda, pasa a ser liderado, dicho con sorna, por su activo político más importante. La cuestión vuelve de esta manera, si no es un elemento informativo de distracción, que no lo creo, a la mesa de negociación del plan de choque social, al que JxSí deberá dotar de mayores concreciones, de presupuesto y de garantías. Eso se verá en los próximos días.