"Cuanto más cedíamos y obedecíamos, peor nos trataban."

Rosa Parks

En el lateral blanco del gran furgón se leía, en letras bien grandes, GUARDIA CIVIL. Desde alguno de los vehículos del convoy, entre carcajadas burlonas, se gravaba un vídeo de la salida de Brians 2: se ve la lluvia suave, las esteladas empapadas y los lazos amarillos que acompañan la impotencia solidaria de mujeres y hombres víctimas de un gran hurto que corta el aire y cuesta de entender. Los limpiaparabrisas parecen acompañar los gritos de "libertad" de los grupos que llenan los arcenes de la carretera. Sin hacer suficiente bulto para bloquear el paso del convoy. Tampoco lo pretenden. Algunos ya habían avisado: "sólo si es para cerrar el paso, avisadme". Y no era el caso. En la memoria, el contraste llamativo con la imagen ofrecida por vecinos de los guardias civiles, a finales de septiembre del 2017, reunidos en torno a las dependencias de la Comandancia de la 5ª Zona. Llevaban otras banderas y era imposible confundir sus gritos. Del "no estáis solos" de Lledoners, Mas d'Enric o Puig de les Basses, al "a por ellos" de las calles de Murcia, hay una buena diferencia.

También se hizo viral el vídeo de los catorce vehículos de los del tricornio que iban a reforzar los efectivos del Ministerio del Interior. Entre todos tenían que impedir el referéndum del 1-O con golpes de porra y al son del oé-oé. Para muchos, este es, con diferencia, el mejor ejemplo de la España auténtica, más allá de las comprometidas irreflexiones virales de la secretaria de Estado de la España Global (110.000 euros anuales, coche oficial) que ya demostró sus carencias en la BBC: "No pasa cada día que líderes políticos que han cometido delitos vayan a juicio", dijo Lozano demostrando lo fina (y traidora) que es la capa de hielo de nuestros depósitos de democracia. Quizás en otro país se puede pedir más acierto a una profesional bien remunerada, pero en la España real, no. Aquí los políticos del PP o del PSOE tienen el don de quedar como lo que son si les abren micrófonos en la BBC. Da igual que se llamen Dastis, o Borrell, o Lozano: las imágenes captadas por los periodistas gráficos, o los derechos nacionales, o la presunción de inocencia quedan olvidados en el barco de los piolines, medio agobiados y medio halagados como se ve por los gritos de venganza.

Esta es la auténtica "Marca España" convertida ahora en el moscardón torpe de #ThisIsTheRealSpain que compromete desde Iñaki Gabilondo hasta Isabel Coixet con las verdades interesadas de Ana Patricia Botín. Nada tiene más valor que la verdad, nos dice con condescendencia la directora de cine catalana, y tiene razón. Pero nada tampoco es más bajo y miserable que los espejismos de las realidades decapitadas, válidas sólo para minorías selectas, que se facturan en concepto de propaganda. Afortunadamente, Òmnium Cultural ya ha empezado a desmontar el engaño en su vídeo alternativo y la campaña #JoAcuso tiene en el libro de Benet Salellas (Pagès Editors, 2018) un manual imprescindible.

Solamente podremos perdonarnos haber dejado pasar el gran furgón de la Guardia Civil si conseguimos convertirlo en un gran caballo de Troya 

Creo, sinceramente, que solamente podremos perdonarnos haber dejado pasar el gran furgón donde leíamos "Guardia Civil" si conseguimos convertirlo en el gran caballo de Troya del #JoAcuso. Detrás de la chapa blanca pasaban inadvertidas catorce celdas de un metro de ancho y 1,60 de alto. Desde Brians 2 hasta las prisiones madrileñas, nueve de estos cubículos cerrados e incómodos los ocupaban Carme Forcadell y Dolors Bassa, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, Oriol Junqueras y Raül Romeva, y Quim Forn, Josep Rull y Jordi Turull. Tienen grandes equipos de abogados, simpatías internacionales y centenares de miles de personas dispuestas a ayudar en la transmutación de un convoy de venganza en un espléndido caballo de Troya que desmonte las tramoyas judiciales y no acepte de otros nada más que la libertad hasta las últimas consecuencias. Pero hace falta mucha gente para tirar de tanta cuerda. Y mucha fuerza.

Jordi Cuixart avisa: las personas que se sentarán en el banquillo el 12 de febrero están en clara desigualdad de condiciones. Y solamente pueden pasar de acusados a acusadores si las sesiones en el Supremo se acompañan "de una espiral de movilización permanente". Pero nos decía también Oriol de Balanzó sobre la campaña #JoAcuso: "En el momento de pasar el vídeo una chispa de electricidad llegó a todo el mundo. De golpe había entusiasmo, confianza y fuerza. Eso es lo que pasa cuando tienes un objetivo claro y colectivo. Cuando no te defiendes sino que propones". Y recordaba tres ingredientes básicos de la fórmula Cuixart: "Generosidad, empatía y sentido de estado".

Puede ser difícil, pero no imposible. A nosotros nos toca hacerlo realidad... Y transmitirlo.