Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa
Revela insensibilidad. El que ríe
Es que no ha oído aún la noticia terrible,
Aún no le ha llegado.

Berthold Brecht, An die Nachgeborenen

Quizás todos tenemos un pequeño dictador sectario adentro cuando hablamos de política y de los políticos. Quizás hay un pequeño Trump que nos domina cuando nos ponemos a hacerla nosotros mismos. Como una especie de gremlin que se ha hartado a migajas pasadas las doce y, empapado de cerveza y huyendo de la luz, pasa mentira por verdad e impone la exclusión y el miedo. Ser portadores de gremlins, como personas de riesgo en todas las pandemias, es peligroso, pero puede controlarse. Cada uno debe estar atento cuando se doblega nuestra voluntad y nos sentimos demasiado atraídos por la propaganda llamativa de la banalidad. Los necesarios anticuerpos que nos protegen de la distopia cotidiana son el ejercicio consciente de la sinceridad, la memoria como preventivo de holocaustos, y la empatía como norma de vida y principio de humanidad. Y a nosotros, como personas y como sociedad, nos toca escoger.

Los necesarios anticuerpos que nos protegen de la distopia cotidiana son el ejercicio consciente de la sinceridad, la memoria como preventivo de holocaustos, y la empatía como norma de vida y principio de humanidad.

Lo facilitan las palabras pronunciadas por Laura Borràs, con la solemnidad de que el momento impone, al tomar posesión de la presidencia del Parlament. O los escritos en soledad áspera, en dietarios de presidencias aisladas en la Casa de los Canónigos, por Quim Torra y Pla. La voluntad que los vincula: dignificar. Porque las palabras deben ser nuestras amigas y jamás esconder la verdad. Cuando Meritxell Batet y Manuel Cruz, en el Congreso y el Senado, en primavera de 2019, desobedecieron (siguiendo órdenes togadas) la voluntad de la ciudadanía que había otorgado escaños a Oriol Junqueras, Josep Rull, Jordi Turull y Jordi Sánchez; y nombrado senador a Raúl Romeva, la vergüenza ante tal indignidad no podía disfrazarse con ninguna justificación de imparcialidad. Batet no tenía excusas. El consuelo, en aquel momento, era que "eso pasaba en Madrid".

Tan sólo hubo que esperar al 27 de enero de 2020 para que los virus destituyentes llegaran a Catalunya. La mesa del Parlament aceptó la retirada del escaño al president Torra, con la oposición de JuntsxCatalunya. A las 3 de la tarde se inició el pleno del Parlamento y su presidente, Roger Torrent, comunicó al president de la Generalitat que "no contará su voto para no poner en riesgo las votaciones de la cámara". Vuelve la tristeza de una confortabilidad indeseable mientras, nuevamente, el concepto de desobediencia, difamado por los prudentes en exceso, se llena de sentido.

Ser "político", pues, no debería ser ningún oficio, sino la práctica de la vocación de servicio por la libertad, la igualdad y la equidad, de fraternidad y sororidad, con un lema compartido: "primum, non nocere"

Hace tiempo aprendí que la política sin ética es sólo politiquería. Y la politiquería puede hacer parecer poderosos a los que se ahogan en la estética, a los cobardes por naturaleza y a los tahúres oportunistas... pero acaba con la salud democrática de las naciones y con la convivencia amable de sus ciudadanías. Ejercer la política (mejor Política, con mayúscula) exige esfuerzo, compartir tanto el dolor como las sonrisas, y vivir en la reflexión y el trabajo. Exige modificar el ADN para integrar la defensa de los derechos humanos en el movimiento reflejo de respirar y el impulso de sobrevivir. Ser "político", pues, no debería ser ningún oficio, sino la práctica de la vocación de servicio por la libertad, la igualdad y la equidad, de fraternidad y sororidad, con un lema compartido: "primum, non nocere" ante todo, no hacer daño. Como el mejor personal médico (en tiempos de pandemia y no sólo en esos), de enfermería y todo el de salud hace siempre.

A nosotros nos toca escoger. Y podemos hacerlo.

Ojalá lleguen pronto los tiempos que augura Berthold Brecht, en los que las generaciones futuras se liberarán de los tiempos oscuros que nos toca vivir. Deshechos los maleficios, podremos lamentar junto con el poeta que "desgraciadamente, nosotros los que queríamos preparar el camino para la amabilidad, no pudimos ser amables". Pero hemos aprendido las lecciones, y hemos puesto los cimientos para que vosotros, "cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea amigo del hombre, penséis en nosotros con indulgencia."