El profesor, escritor y político Xosé Manuel Beiras (Santiago de Compostela, 1936) aceptó ir el sábado como invitado al FAQS, y nos hacía así un regalo para la inteligencia. Beiras es la historia viva de una lucha antifranquista personal que conecta con el resurgimiento del nacionalismo gallego, y desde su "periferia" es un testimonio especialmente lúcido de la deriva de las "izquierdas" a la península. Culto y valiente, un espíritu libre —cómo ha demostrado tantas veces— sabe explicar de manera muy clara la diferencia entre nacionalismos opresores (nacionalismos de estado, chovinistas) y nacionalismos liberadores. En más, el sábado se convirtió en comentarista de excepción de la entrevista que la periodista Cristina Puig hizo a Jason Stanley (1969), el autor de Facha, profesor de la Universidad de Yale, estudioso de la filosofía del lenguaje, la epistemología, la lingüística y el lenguaje propagandístico. A pesar del diferente bagaje intelectual (Beiras se formó en Derecho y Economía y ganó el año 1980 la cátedra de Estructura Económica a la Universidad de Santiago de Compostela), tanto Stanley como Beiras coincidían en la metamorfosis del fascismo, que puede presentar diferentes variantes según países pero tiene origen en el totalitarismo ideológico y político de la Europa de los años 20 y 30 en Europa. Y estaban de acuerdo también en que ahora resurge con fuerza en un mundo en lo que las multinacionales pretenden (y tienen) más poder que los estados y aprovechan la globalización y las nuevas tecnologías en su beneficio. Sin embargo, el enemigo común sigue siendo el mismo: la democracia entendida no solamente como un sistema de voto, sino, sobre todo, como una manera de entender la convivencia y compartir una cultura democrática que se caracteriza por los valores de igualdad y libertad.

Salieron más ejemplos que dedos hay en una mano. Destaco la revolución de los claveles portuguesa, considerada un "forúnculo", por el Departamento de Estado de los EE. UU., que no la pudo impedir, hasta la santa alianza entre el mismo Departamento de Estado, el SPD alemán, el PS de Mitterand y algunos "parvenus" (Beiras dixit) autóctonos surgidos en el Congreso de Suresnes para crear una transición que sacara fuerza a una ruptura antifascista.

El fascismo en nuestros días ha tomado nuevos disfraces, pero sigue siendo una cuestión de poder, y se sigue oponiendo al pensamiento liberador y crítico

Que el final de la conversación con X. M. Beiras fuera compartido con Simona Levi (1966) fundadora de X-net, directora de teatro, dramaturga, activista, investigadora, reportera y docente fue especialmente brillante. Levi, autora del ensayo Fake-You, incide en la incompatibilidad de los grandes grupos económicos y los estados con la verdad, y dio más elementos para entender cómo el fascismo de nuestros días sigue desgastando, lentamente, verdad y democracia. En el fascismo, la verdad no tiene ningún papel, es irrelevante, y sustituye la información necesaria por mercancías de entretenimiento defectuosas. Nos quieren desinformados, temerosos y enfadados por cosas equivocadas. Y el repaso de ejemplos también fue abrumador, desde la inmadura negación del cambio climático (que justifica la destrucción de la selva del Amazonas, tan rentable para unos pocos, tan costosa para la humanidad) hasta los grandes negocios profesionales de la mentira, como la Fox News, entre otros.

El fascismo en nuestros días ha tomado nuevos disfraces, pero sigue siendo una cuestión de poder, y se sigue oponiendo al pensamiento liberador y crítico. Y si es verdad que el fascismo se cura leyendo, en el FAQS tuvimos un autor y una autora imprescindibles para alimentar el antifascismo, y una lista de nombres que dan relieve y fundamento a una lucha que pronto será centenaria, como Umberto Eco, Daniel Guérin, a Bertold Brecht, Toni Domènech, Eduardo Galeano, Michel Löwy, José Luis Sampedro, Joan Garcès... Nombres imprescindibles para deconstruir un pasado fascista que se mantuvo vivo en lo que Sampedro llamaba "Aznarato" y que ahora se muestra en toda su bajeza en la alcaldía y el gobierno de la Comunidad de Madrid, pero también en 52 escaños del Congreso. Son la prueba evidente de las mentiras de la transición, que el franquismo todavía arraiga en la magistratura y en el poder económico, y que, contradiciendo —ahora sí— a Jason Stanley, no es que "esperen a volver". Es que ya están aquí.