Octuvre.cat ha enviado un correo a toda la comunidad que les da apoyo lamentando la decisión del gobierno de Boris Johnson de permitir la extradición de Julian Assange a los Estados Unidos. Lo podéis leer aquí acompañado de dos artículos de Peter Oborne y Glenn Greenwald donde se demuestra por qué los discursos sobre la libertad de los Estados Unidos y el Reino Unido son una farsa. En general, es cierto que la injusticia tiene como principales aliadas la complicidad de los grandes medios que hoy miran hacia otro lado y la fragilidad de nuestra memoria, y seguramente más esta semana de calor extrema, euforias televisadas, una guerra cruel sin argumentos para seguir explicando y una "fiesta de la democracia" internacionalizada (que muchos intentan reducir al día de las urnas para hacerla más frágil) con escenarios y urnas en Colombia, Francia y Andalucía.

Hablando todavía sobre estimaciones, el gran choque político parece el francés, donde Macron pierde la mayoría absoluta mientras la alianza de las izquierdas crece de manera impactante, hasta poder convertirse en el principal grupo de oposición. Se puede inaugurar en Francia otro tipo de "cohabitación" que reforzaría el cordón sanitario frente a la extrema derecha lepenista. Quizás incluso los grandes organismos internacionales (FMI y compañía) estarían de acuerdo, con los de Mélenchon defendiendo de manera prioritaria las políticas de equidad y defensa del medio ambiente, frente al incremento de la agresividad ultra que el hecho de haber obtenido grupo propio puede dar a los de Marine Le Pen. En todo caso, la abstención, como el calor, también se ha instalado en Francia, y ningún demócrata puede estar contento. Hace veinte años que la tendencia abstencionista no para de crecer y, si los políticos no reaccionan, no anuncia nada bueno.

Por su parte, un diario con sede en Sevilla anunciaba que las elecciones del 19J representaban una cita con "el votante infiel". Si es desde el PSOE que se hacía la lectura, la caída del partido del Gobierno ha confirmado no solo la volatilidad del voto, sino la pérdida de credibilidad de los grupos de izquierdas pre y pos 15M, y la desmovilización en una tierra donde solamente un 22% del electorado (el de voto más constante) nació en la Dictadura, pero también un 4% del electorado queda olvidado en otros países, con grandes dificultades para que su voto llegue a las urnas.

La injusticia tiene como principales aliadas la complicidad de los grandes medios que hoy miran hacia otro lado y la fragilidad de nuestra memoria

En cualquier caso, la mayoría absoluta conseguida por un candidato que NO se apoya en su partido (el de las listas delatoras y la corrupción) demuestra que la estrategia de Feijóo en Galicia también tiene éxito en Andalucía. Lo mejor —si se puede llamar así— es que los ultras no tendrían ninguna incidencia. Y la compensación, la bajada de Ciudadanos.

Por su parte, en Colombia cuando escribo este artículo todavía no han cerrado las urnas. Las puede ganar, dicen, Gustavo Petro, un economista, un intelectual y exguerrillero que aspira a ser el primer presidente progresista de su país. Petro, de 62 años, es senador, fue alcalde de Bogotá y este es el tercer intento de llegar a la presidencia. En la primera vuelta fue el más votado con 8,5 millones de apoyos, una cifra histórica para un candidato de izquierda. Petro ha hecho campaña denunciando el descontento social de un país que estalló en protestas en 2019 y 2021 y que salió de la pandemia más consciente de la tremenda desigualdad del país, una de las mayores de América Latina. Su adversario es Rodolfo Hernández, un político independiente y sin partido que reniega de los políticos, un empresario que quiere llevar las lógicas de las compañías al Estado. Sin programa ni grupo parlamentario, tiene que basar su campaña en ir contra la corrupción. Es ingeniero, fue exalcalde de Bucaramanga, y consiguió en la primera vuelta casi 6 millones de votos. Imitando a Trump de forma nada inocente, se acercó a los electores a través de las redes sociales, utilizando TikTok y haciendo muy pocas entrevistas, sin actos de campaña ni participar en debates y se habla incluso de que quiere formar un gabinete puramente de empresarios. Por lo visto, ni lo desmiente ni lo confirma.

Mucho para analizar, mucho para comentar y también, mucho para incrementar el pesimismo de la inteligencia. Esperamos, sin embargo, que la fuerza de la solidaridad del buen periodismo lleve de nuevo a portada a Julian Assange, y la denuncia de su deportación a primer plano. Y también, como nos recuerda Octuvre.cat, los 16 meses desde el encarcelamiento de Pablo Hasél, los 100 días desde la detención de Pablo González en Polonia y los 2 meses desde que estalló el Catalangate.