He's a real nowhere man
Sitting in his nowhere land
Making all his nowhere plans for nobody

“Nowhere man”. John Lennon y Paul McCartney

Enseguida que estalló la crisis sanitaria, el Gobierno español se apresuró en regalar 15 millones de euros a las cadenas privadas de televisión, que son empresas que han hecho muchos beneficios gestionando un servicio público por concesión del Estado. Al mismo tiempo encargó una campaña publicitaria con el lema "Este virus lo paramos unidos" que, según diversas fuentes, ha costado más de cuatro millones de euros, que, en buena parte, también han ido a parar a empresas de medios que han declarado beneficios millonarios. Huelga decir que la intención del Ejecutivo era establecer una especie de pacto de no agresión con los medios ante la tragedia de muertos y contagiados que se veía venir. Y es obvio que todos los esfuerzos y el dinero empleado no han servido absolutamente para nada porque la tragedia en todos los ámbitos —la salud, la economía, la política y el orden mundial— es tan descomunal que nadie saldrá ileso.

Es evidente que el Gobierno de Pedro Sánchez no estaba preparado para un cataclismo como el que estamos viviendo y, efectivamente, toma decisiones equivocadas que, a veces, las rectifica ya veces, no. Aunque menos preparado estaba Quim Torra, que preside un Govern sin instrumentos para intervenir o con instrumentos intervenidos para que quede claro quién manda. Nadie puede afirmar, sin embargo, que un Gobierno presidido por, pongamos por caso, Pablo Casado lo habría hecho mejor. Dios nos libre. Ningún Gobierno del mundo, ni ningún sistema sanitario estaba preparado para esto. Y todos los gobiernos y todos los organismos han reaccionado sobre la marcha, primero tranquilizando a la gente negando las evidencias para que no se asuste y luego atemorizándola para que no salga de casa. Y gobernantes, partidos políticos y medios de comunicación continúan gestionando la crisis obsesionados con la propaganda y la contrapropaganda. Deben de creer que esta actitud tan patética les será recompensada cuando se calme la tormenta. No han entendido que este cálculo sólo sería válido si después de todo el desastre las cosas volvieran a ser como antes y eso ya lo han descartado todos los sabios del planeta y se da cuenta cualquiera que tenga un dedo de sentido común.

Cada vez más los titulares tienen como objetivo prioritario favorecer o perjudicar a un Gobierno. Se está muriendo la gente y algunos piensan que los muertos les harán ganar las elecciones. ¿Elecciones? ¿Volveremos a tener elecciones? No habrá elecciones en España durante mucho tiempo, entre otros motivos porque primero habrá que superar la fase de confinamiento y de distanciamiento que no se sabe cuándo acabará, pero que parece que va para largo. Después tampoco se podrán celebrar elecciones porque habrá que hacer frente a la debacle económica. Con un 25% de paro Pedro Sánchez no podrá hacerlo solo por su cuenta. De hecho, España, tampoco lo superará sin que nadie le ayude. Será necesario un consenso europeo que ahora brilla por su ausencia, hasta el punto de que nadie puede asegurar, hoy por hoy, que la Unión Europea continuará existiendo. Ya ha dicho Patricia Botín que "sin solidaridad —de los alemanes— no hay Unión". Y si la Unión Europea deja de existir como ya prevén algunos analistas, difícilmente el euro podrá aguantar y no sabemos qué moneda tendremos ni cuánto valdrá.

Gobernantes, partidos políticos y medios de comunicación continúan gestionando la crisis obsesionados con la propaganda y la contrapropaganda de los que se disputan el poder con criterios de un pasado que no volverá

Christine Lagarde, ahora presidenta del Banco Central Europeo y, por lo tanto, la encargada de aportar una solución al desastre, nos comentaba a algunos periodistas de Washington cuando era directora del Fondo Monetario Internacional que se acercaba un futuro "sin dinero". Era el tiempo que las criptomonedes tuvieron mucho auge. Quizá el bitcoin o la moneda digital que inventen Amazon o Facebook generará más confianza que el euro o una peseta resucitada. En Catalunya hay gente como Pere Puges que ya trabaja pensando en una criptomoneda catalana. El huracán Covid-19 amenaza todas las soberanías y seguramente por ello el Gobierno ha sacado a pasear al Ejército y el Rey se ha vestido de militar como en el siglo pasado.

Donald Trump ha prometido inyectar dos billones de dólares a la economía de Estados Unidos para salir de la tragedia convencido de que esto le hará ganar las elecciones de noviembre, pero de aquí a noviembre falta mucho tiempo, habrá miles de muertos por enterrar y millones de trabajadores sin trabajo. En Europa pasa lo mismo pero sin tanto dinero a repartir. Los brokers aseguran que es un buen momento para invertir porque todo está muy barato y cuando pase la crisis las cotizaciones subirán como un cohete. Sin embargo, los lobos de Wall Street, de la City o de Frankfurt ya han dejado de confiar en lo mismo de siempre. Ni los billones de Trump, ni los cientos de miles de millones de Lagarde les han animado a arriesgar su fortuna.

Queda claro, pues, que es inútil hacer planes para el futuro calculando con referencias del pasado. He empezado con el Nowhere man, de los Beatles, y acabo con el punk de los Sex Pistols: There 's no future / No future / No future for you.