Todo el mundo es muy libre de lapidar su prestigio como crea conveniente. La Organización Mundial de la Salud, también.

¿Recuerda el ébola? Teníamos que morir todos (y todas). Después de años ignorándolo en África, empezó a ser un gran problema cuando afectó a unos pocos “occidentales”. Y, de repente, desapareció de nuestras vidas. Tal como había llegado. Eso sí, todavía recordamos aquel gran despliegue para trasladar a Teresa Romero desde el aeropuerto al hospital, donde llegó a ser dada por muerta.

¿Recuerda la gripe aviar? También teníamos que morir mucho todos (y todas). Y, ¿recuerda la crisis de las vacunas de aquella gripe, verdad? No había para todos y parecía que acabaríamos asaltando las fábricas de aquel tan preciado como imprescindible producto. Lástima que después supimos que varios miembros del comité de la OMS que decretó la alerta, escondieron sus vínculos financieros con los laboratorios fabricantes de la vacuna. Ah, por cierto, los laboratorios se hicieron de oro.

Y, ¿qué podemos decir del famoso tema de las carnes rojas procesadas y el cáncer de colon? Pasamos del “no coman que morirán entre terribles dolores” al “nada, oigan, reduzcan un poquito el consumo, y no pasa nada”.

Pues bien, de los autores de todos estos despropósitos, llega a nuestras pantallas de móvil y tableta el éxito del momento: las bebidas muy calientes causan cáncer de esófago. Ojo, pero probablemente. Sí, porque detrás de la afirmación siempre aparece el “probablemente”. O sea, que la OMS dice: cuidado con las bebidas muy calentadas que quizás hacen pupita, pero depende.

Pero, a ver una cosa... ¿Qué caramba quiere decir “probablemente”? O sea, el organismo internacional que vela por nuestra salud avisa de una causa de cáncer, pero depende. ¿Y de qué depende? No lo sabemos.

Y el concepto “muy calientes”, ¿qué quiere decir exactamente? Y miras, y en la línea 5.683 de la alerta probable dice que estamos hablando de 65 grados. Bien, pues sí, efectivamente se trata de bebidas calentitas, sí. De hecho creo que a esta temperatura se las toman el faquir Kirman y los dragones que lanzan fuego por las muelas. Y pare de contar.

Pero lo más bonito es que la OMS sólo pone como ejemplo el café y el mate. Muy bien, ¿y la sopa? ¿La sopa también es una bebida muy caliente que, probablemente, provoca cáncer de esófago o no? ¿Y si fuera que sí, cuánta sopa tenemos que tomar a 65 grados para, probablemente, tener cáncer? ¿Un platito a la semana? ¿Al año? ¿Al siglo? ¿Desde el inicio de los tiempos?

Es muy lamentable que la OMS trate temas como el cáncer con esta frivolidad que, y en este caso nada probablemente, se desacredite para siempre.