portada el hijo del chofer jordi amat

1. He leído el nuevo libro del publicista Jordi Amat de un tirón. A pesar de las reiteraciones retóricas y las repeticiones argumentales, es un libro que se lee fácilmente. La lástima es que hasta que no llegué a mi casa no me di cuenta de que la versión original de este libro era la castellana: El hijo del chófer, tal como se indica en la edición catalana. Quizás por eso la sintaxis catalana se resiente.

2. Amat defiende desde las primeras páginas del libro, reproduciendo una opinión de Josep Pla, que en nuestro país nadie dice jamás la verdad. Después de la lectura de las 261 páginas, lo que ocurre es que estamos atrapados entre los mentirosos compulsivos y los defensores de la verdad social (Amat dixit) —o la verdad judicial, ¡válgame dios!—. La verdad que reclama Amat es también una forma de mentir para acomodar la realidad a las obsesiones que él comparte con Quintà, Tarradellas y otros.

3. Esta es y no es la historia del malvado Alfons Quintà, un personaje turbio del periodismo catalán que durante años actuó como le dio la real gana sin que nadie dijera nada sobre los traumas, maltratos y acosos que ahora Amat destripa como quien desuella un cerdo. En estos casos se puede aplicar a Quintà aquel dicho que dice: “A burro muerto, cebada al rabo”.

4. Conociendo a Amat, que no es precisamente una persona valiente ni arriesgada, me pregunto qué le movió para escribir con tanta animadversión sobre un personaje —que personalmente detestaba cuando vivía— que pasará a la historia como el magnate Jeffrey Epstein. Los dos fueron muy reconocidos en sus respectivos campos profesionales e hicieron grandes cosas, pero al fin ambos se acabaron suicidando —y Quintà asesinando a su mujer— consumidos por los fantasmas que arrastraron durante años.

5. Pero este libro no es exactamente una biografía de Quintà. Es la revancha de un pujolista contra Jordi Pujol. Entre los pujolistas se han dado dos actitudes: los que han cerrado filas en torno al antiguo patriarca y los rebotados. Amat pertenece a estos últimos. A partir de la mitad del libro, más o menos, Amat se desentiende de Quintà y todo el relato se centra en el pujolismo, hasta el punto de encumbrar a personajes de dudosa honorabilidad para soportar opiniones muy sectarias. En la biografía de Benet, Amat ya apuntó maneras.

6. La tesis del libro, si se puede decir así, es que el monstruo Quintà tuvo cogido por los huevos a Jordi Pujol y el pujolismo lo encubrió para evitar daños mayores. Por lo tanto, no es que Quintà fuera un enfermo mental desde muy joven, sino que el pujolismo era una enfermedad social que favoreció a personajes turbios como este. En el libro de Amat, Pujol es el protagonista y Quintà un actor secundario.

7. Derivado de este planteamiento, se supone que Amat intenta explicar cómo funcionaba el poder en el subsistema autonómico del régimen del 78. Aborda la cuestión con el espíritu nigromántico que le sirve para invocar la opinión de un muerto que desde el principio sabemos que era un paranoico que quería eliminar a su padre. Amat exalta al corrupto Ortínez porque era amigo de Quintà y carga contra el corrupto Pujol simplemente porque no se soportaban. El poder catalán no es, ni mucho menos, un capítulo de Los favoritos de Midas, una nueva miniserie española sobre la capacidad corruptora de las tripas del Estado. Ciencia ficción inspirada en un fantástico relato de Jack London de 1901.  

8. Sorprende que en un libro que lleva incorporada una carga viral tan alta resulte casi imposible saber de dónde salió la información. Amat aplica el método Quintà que él mismo resume así: “Recoge los datos de muchas fuentes sin especificar el nombre”. Se trata de generar una sensación ambiental e inclinar la opinión sin pruebas convincentes, más allá de citar los dietarios de Francesc Cabana, una de las personas más resentidas —y con razón— con los dos protagonistas del libro.

9. Quedan muchos enigmas por resolver y muchas verdades no dichas. Solo un ejemplo. ¿Por qué los periodistas Siscu Baiges, Jaume Reixach y Enric González —víctimas, pobrecillos, del pujolismo— aceptaron publicar un libro censurado sobre Banca Catalana? ¿Qué les obligó a hacerlo? Años después José Antich publicó una biografía de Jordi Pujol que no ahorraba dardos envenenados, algunos cargados desde el interior de los ambientes pujolistas. Volver a la historia de buenos y malos es una caricatura.

10. No cabe duda de que este libro es munición para los independentistas de piedra picada, porque es un retrato descarnado del régimen del 78 —Amat le llama Estado del 78— y del subsistema autonómico. Estoy seguro de que no era su intención, dado que Amat forma parte del “nuevo” moderantismo que da refugio a muchos de los integrantes del “consorcio criminal” que fue el pujolismo. La definición es de Quintà y Amat la asume. El puigdemontismo aparece así como la ruptura con un pasado de conchabanzas y negocios. Una ruptura con los mentirosos y las verdades sociales al estilo soviético.

11. ¿Quién encargó este libro, dado el idioma original? En la nota final del autor, que consta de algo más de tres páginas pero que es grandilocuente y un poco pedante, Amat no aclara nada. Este es un libro basado en hechos reales, como a menudo se indica al principio de algunas películas, si bien en realidad es una ficción literaria que está narrativamente muy por debajo de los ejemplos que dice imitar o que han inspirado al autor. No es fácil llegar al nivel de Emmanuel Carrère. Si no fuera por el morbo que acompaña a este libro, quizás no se hablaría tanto de él.