La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha prometido que se bañará en el Sena antes de que empiecen los Juegos Olímpicos de París el 26 de julio. Justamente, con una ceremonia inaugural que se hará a orillas del río. Esa promesa, por cierto, ya la hizo Jacques Chirac y no la cumplió. Ahora se supone que Hidalgo sí, porque la idea es habilitar tres zonas de baño. O sea, que no hará como Joan Gaspart, quien dijo que se bañaría en el Támesis y solo se mojó los pies. Lo que no me extraña. No que no cumpliera, que también, sino que no se bañara en un río del que no sabes si podrás salir vivo y sano. El caso es que se avecinan los juegos de París, gran evento para recuperar la grandeur de Francia, y veremos desfilar banderas que son la apoteosis del nacionalismo de los estados. Y el deporte español no llega demasiado bien. Por un tema que, justamente, tiene mucho que ver con el nacionalismo. España llega después de un comunicado de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en el que pone en duda el trabajo de la Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte (CELAD). Básicamente por qué cree que ni es de lucha ni es de antidopaje. Y, se supone que para evitar sanciones internacionales, el gobierno ha pedido la dimisión del director del CELAD José Luis Terreros. Recuerden su nombre. Si no, le echarán. Ha dicho el presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes: "No podemos consentir la menor sospecha en relación con la lucha contra el dopaje". A buenas horas.

Dicen que cuando Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, le explicó la Operación Puerto a su amigo Alfredo Pérez Rubalcaba, este le pidió que se asegurara de minimizar sus consecuencias

El caso es que el ministerio, ahora de Educación y Deporte, tiene un dosier de 80 páginas en el que se destacan supuestas irregularidades en controles y casos de dopaje que no fueron sancionados. Informe que ya tiene la Fiscalía. No parece que por voluntad propia. Porque, atención lo que dice la AMA: "Es alarmante la inoperancia del gobierno de España en el cumplimiento del Código Mundial Antidopaje. Si no se abordan rápida y eficazmente estos problemas, habrá consecuencias importantes". Algo que no es nuevo: "Conocemos bien los problemas profundamente arraigados en el antidopaje español". Por supuesto, en 2012, la AMA sancionó un laboratorio de Madrid y se habló de más de 800 formularios de control de dopaje incorrectos. Entonces, el subdirector general de deporte y salud del Consejo Superior de Deportes era... José Luis Terreros. A quien Mariano Rajoy premió como... responsable del antidopaje. Rajoy. El mismo que dijo sobre el ciclismo: "a ver, si todos se dopan, ¿dónde está el problema? Al final lo que gana sigue siendo el mejor".

Y lo conocen porque ahora cumplirá 18 años la Operación Puerto, que desarticuló una red de dopaje liderada por Eufemiano Fuentes a base de transfusiones de sangre a ciclistas, pero también a deportistas de otras disciplinas. Aquello quedó en nada... porque el dopaje no era delito en España. Pero se puede considerar que sin este caso, Lance Armstrong seguiría teniendo sus siete tours. Su compañero Tyler Hamilton fue identificado como cliente de Fuentes. Y su confesión en el 2011 permitió la investigación en Estados Unidos. Girona fue señalada como emplazamiento habitual de dopaje. No es que Armstrong estuviera enamorado de la ciudad, que puede ser que también, es que España era un paraíso para el dopaje. Dicen que cuando Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, le explicó la Operación Puerto a su amigo Alfredo Pérez Rubalcaba, este le pidió que se asegurara de minimizar sus consecuencias. No se podía acabar con la marca de prestigio mundial de los deportistas españoles. España no estaba preparada para que su deporte estuviera drogado. Pues eso.