Reconozco que ponías 'crisis de los 40' en Google y tenía la sensación de que era yo. Y es que cumplía todos los tópicos de la supuesta quiebra existencial del 4 y el 0. A pesar de todo, todavía estoy viva. He visto el especial 40 anys i una nit de TV3 con mis hijos, con el propósito de enseñarles la televisión que veía de pequeña. Y entonces me di cuenta de que llevaba 20 años en los medios de comunicación y de que había trabajado o que conocía personalmente las caras de Som3cat. Es más, soy de las pocas que ha ido de invitada a cenar a casa del anfitrión de la gala, Albert Om. Y hasta aquí puedo leer.

Empecé en Com Ràdio con Jordi Estadella, una de las caras más respetadas de la casa. Un genio de la comunicación al que, por cierto, recordaron brindando, como siempre. Después, seguí en Els matins con Oriol Soler, con quien coincidí también en Divendres, un programa en el que Espartac Peran me lo enseñó todo sobre los directos en las plazas de los pueblos que íbamos visitando con la doctora Folch, el gastrónomo Pep Nogué y la chef Carme Ruscalleda. La televisión es uno de mis trabajos preferidos porque me sube el ánimo. Mi abuela Rosita no se podía mover de la silla, y mientras mis padres trabajaban en el Celler de Gelida, yo estaba toda la tarde mirando la tele. Así empezó mi amor por el medio. Con el tiempo, me acabé licenciando, especializándome en literatura, razón por la cual no es verdad que quien mira la tele no lee. Una pasión que en teoría era negativa la convertí en positiva. Quería ser Mari Pau Huguet, y cuando compartí pantalla con ella durante el concurso Batalla monumental en la Seu Vella de Lleida, le expliqué que su trabajo inspiró mi carrera. Huguet es una mujer con mucho talento que tuvo que soportar episodios machistas sangrantes.

Cuando estudiaba en California, coincidí con Carles Costa (uno de mis amores platónicos) y nos marcamos un Sideways (la película Entre copas) por las bodegas de la zona. Por cierto, la película protagonizada por Paul Giamatti, que ha hecho más que ninguna otra por el enoturismo, este año también cumple 20 años.

En el Fòrum de Vic conocí a Xavi Coral, un gran amante y conocedor de los vinos. Andreu Buenafuente me entrevistó en su programa en La Sexta, y ese encuentro fue el punto de inflexión de mi carrera. Estuve todas las temporadas de Divendres de TV3 con El Terrat y me dieron la oportunidad de hacer una sección de sociedad con un Marco Giró que ahora brilla como una estrella multipremiada. A lo largo de todas aquellas tardes de Divendres, coincidí con grandes mujeres que ahora considero amigas: Ana Boadas, Marta Carreras, Helena Garcia Melero, Helena Vila y un largo etcétera. Con Ana Boadas coincidí más tarde en TVE, a las órdenes de mi mito televisivo: Xavier Sardà.

La tele me ha enseñado que ante un directo todos y todas estamos igual de nerviosos, seas Judit Mascó o Mercedes Milà

Ahora, la gente me reconoce por la calle por un programa que gané de Joc de cartes, pero llevo más de la mitad de mi vida trabajando en los mass media. Incluso hice una temporada de Pop up xef con Marc Ribas, siendo jurado con Santi Villas, uno especial de La partida con Raül Balam y un El gran gran Dictat especial con Òscar Dalmau y Queco Novell. Y sí, le he proporcionado al APM un material bien jugoso.

Lo que pocos saben es que empecé a trabajar en la Corpo como asesora técnica del programa del Canal 33 En clau de vi con Pitu Roca. No salía, pero la amistad que hice con Pitu me ha hecho una mujer más inteligente. Sufrir la crisis de los cuarenta no significa no valorar la vida que has tenido, con un recuerdo muy especial para Tati Sisquella, de quien recuerdo perfectamente el día que murió porque coincidió con mi segundo aborto. Una profesional fantástica.

Recuerdo al señor Bachs cuando lo hicieron "Confrare del Cava". Yo tenía dieciocho años y era dama con las herederas de Sant Sadurní que acompañábamos a Martina Klein. Por cierto, todavía me muero de risa cuando recuerdo que en Torre Ramona no quisieron investir cofrades a los Montsolís por incestuosos, como si la ficción de Nissaga de poder pudiera extenderse como la peste por las tierras del Penedès. La realidad y la ficción no pueden vivir divorciadas. Lo tenía claro cuando asesoré a los actores y los restaurantes ficticios de la serie La Riera.

Que la tele me ha marcado, lo demuestran Marta Pontnou, Cristina Brondo, Anna Bertrand, Laura Rossell, Samanta Villar, Maria Xinxó, Bella Agossou, Laura Fa o Lorena Vázquez y Mariona Mas, estilista de Eufòria, con las que formamos el grupo de "Las Lentejuelas", una de las mafias más fuertes de Barcelona y parte de Sabadell. La tele me ha enseñado que ante un directo todos y todas estamos igual de nerviosos, seas Judit Mascó o Mercedes Milà. La tele somos todos, los que la hacemos y los que la miramos (y los que dicen que no la miran, pero saben todo lo que pasa), ¡y yo sí que quiero seguir brindando 40 añadas más con TV3!