Argentina se estrena en el Mundial de Rusia con un empate decepcionante contra la debutante Islandia (1-1). Leo Messi falla un penalti en otro momento que puede marcar a fuego el torneo de los argentinos.

El enemigo está en casa

El primer partido de Argentina era el primer partido de Messi. Su figura ha eclipsado a un equipo plenamente dependiente. Todas las miradas se clavaban en el '10' del Barça, que juega su cuarto Mundial para acabar de convencer a los escépticos que todavía no le consideran el mejor de la historia.

La alineación de Jorge Sampaoli suponía un obstáculo más al lucimiento de Messi. El doble pivote formado por Lucas Biglia y Javier Mascherano cortocircuitaba cualquier posesión. Sampaoli quería protegerse con una decisión que le daba la espalda al fútbol. Con esta premisa, Argentina sólo ha creado peligro a balón parado.

En defensa, los argentinos han seguido interpretando el mismo guion de los últimos años. No hay plan y falta compenetración. La idea es salir desde atrás con la pelota jugada, pero los futbolistas convierten esta voluntad en un deporte de riesgo. Entre imprecisiones, Argentina ha encontrado el gol gracias a una genialidad del 'Kun' Agüero. Una individualidad parecía solucionar la tarde soleada en Moscú.

El 1-0 ha sido un espejismo. Islandia, que tenía las ideas muy claras jugando por detrás la línea del medio del campo y saliendo al contragolpe, ha aprovechado un mal rechazo del portero Willy Caballero para empatar el partido. Alfred Finnbogason ha rematado a placer para desnudar las vergüenzas de Argentina.

El drama de Messi

El cambio de Biglia por Éver Banega después del descanso era una declaración de intenciones. Samapaoli reconocía que su once había fracasado. Argentina tenía tiempo para reconducir la situación. La duda era saber si tenía armas para hacerlo.

Un pase al espacio de Messi ha provocado un penalti sobre Meza. Once metros separaban al delantero blaugrana del gol que llebaba tiempo imaginando. Lo tenía todo de cara para empezar a construir su historia gloriosa en Rusia. Pero el destino ha vuelto a ser cruel. El disparo de Messi, centrado, ha chocado con los guantes del portero Thor Halldorsson, un director de cine.

El error ha dejado grogui a Messi, que emitía síntomas de no entender el nuevo capítulo de su estrecha relación con el fracaso cuando juega con la albiceleste.

Islandia, empujada por sus 334.000 habitantes, se quedaba sin gasolina y se protegía cerca de su portería. Argentina inclinaba el campo a base de acumular hombres. Gonzalo Higuaín ha sido la última bala de Sampaoli para intentar un imposible. Los minutos caían y las ocasiones siempre morían con el mismo desenlace.

Halldarsson ha acabado convertido en el héroe del partido, abrazado por los compañeros cuando ha sonado el silbido final, mientras Messi, con la mirada perdida, seguía inmóvil en el círculo central. Argentina desperdicia la primera bala y puede quedar sin red.